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El 10-N, el mal tiempo y 33.500 atletas hacen del centenario de la Behobia su "mayor reto"
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LAS ELECCIONES, EL ÚLTIMO DE LOS OBSTÁCULOS

El 10-N, el mal tiempo y 33.500 atletas hacen del centenario de la Behobia su "mayor reto"

El primer desafío de la carrera vino ya con su concepción en 1919 cuando organizó una prueba inédita por la distancia de 20 kilómetros y al situar la salida y meta en diferentes ciudades

Foto: Participantes en una Behobia-San Sebastián pasada por agua. (EFE)
Participantes en una Behobia-San Sebastián pasada por agua. (EFE)

1919. El primer desafío de la Behobia-San Sebastián se inició en su propia concepción a cargo del Club Deportivo Fortuna, que, en un escenario atlético marcado por un amplio calendario popular de carreras con distancias que oscilaban entre los cinco y diez kilómetros, decidió organizar una prueba inédita por su elevada distancia –20 kilómetros– y por situar la salida y la meta en puntos diferentes. Entonces, lo difícil era hacer frente a la incertidumbre de la respuesta social. El reto se superó de la mano –más bien de las zapatillas– de los 22 corredores que tomaron parte de la prueba, de los que 14 completaron el recorrido desde la frontera con Francia en Irún a San Sebastián.

El ganador, Juan Muguerza, paró el crono en 1 hora, 17 minutos y 50 segundos. Y, al cruzar la meta, el aclamado atleta guipuzcoano dio inicio al reloj de una carrera popular que avanzó a zancadas, con un ritmo alto y constante, hasta que el temido adversario de las guerras y la dictadura española detuvo el tiempo del que era el acontecimiento deportivo más popular de Guipúzcoa. Los avatares de la época dejaron herida de muerte a la prueba, incapaz de superar a este rival.

1979. El avituallamiento llegó de la mano de dos socios del Fortuna, club que por aquel entonces agonizaba, a punto de desaparecer, con su estructura reducida a las secciones de montaña y natación, quienes plantearon recuperar la carrera entre la sorpresa, las dudas y hasta el 'susto' de la dirección del club. “Si no da mucho trabajo…a ver qué sale”, vino a decir el hoy presidente de la entidad, Enrique Cifuentes, en una frase que ha quedado para la historia de la carrera por ser el punto de partida de una nueva y exitosa fase que se ha plasmado sobre el asfalto cada segundo domingo de noviembre de forma ininterrumpida. "Saltó la chispa y hoy llevamos 41 años seguidos", destaca el responsable de la prueba.

Foto: Miles de corredores participan en la última edición de la Behobia-San Sebastián. (EFE)

En todos estos años la carrera ha tenido que ir solventando, paso a paso, las crecientes dificultades organizativas internas derivadas del incremento de corredores –de los 22 corredores que tomaron la primera salida a los más de 34.000 atletas de la edición récord de 2015– y a los propios inconvenientes externos que han ido surgiendo. Por ejemplo, el pistoletazo de salida en 1991 estuvo a punto de quedarse en silencio cuando Tráfico negó el permiso para ocupar la carretera N-I a dos días de la carrera por tratarse de una “manifestación deportiva” –el Fortuna no esta federado en el Atletismo– en vez de una “prueba deportiva”. El permiso nunca llegó, pero la presión social, mediática e institucional llevó a la prueba a calzarse las zapatillas sin que se registraran problemas. Este es uno de los muchos "obstáculos" y "problemas" que ha tenido que afrontar la prueba a lo largo de su historia, y que se han resuelto con "trabajo" e "imaginación".

2019. La Behobia-San Sebastián afronta este domingo, en boca de Cifuentes, “el mayor reto que ha tenido nunca” la carrera, coincidiendo justo con la celebración de su centenario, aunque se trata de la 55ª edición. En esta ocasión, los desafíos a superar son varios y de diversa tipología. En los prolegómenos, sobre el papel se ha solventado el gran escollo, las elecciones generales del 10 de noviembre. El poderoso rival de las urnas no se ha impuesto a la tradición deportiva popular después de que la organización, con la complicidad de las instituciones vascas, haya otorgado el triunfo de antemano al segundo domingo de noviembre ante el “grave perjuicio económico” que provocaría un cambio de fecha.

Se van a establecer desvíos para posibilitar el acceso a los colegios electorales afectados por la celebración de la prueba en los puntos conflictivos

Ahora hay que batir al 10-N sobre el terreno, sobre el asfalto, con el establecimiento de un dispositivo especial para ceder el paso al derecho al voto y permitir a los ciudadanos que puedan acudir a los colegios electorales a depositar su voto. La situación es “compleja” y va a obligar a habilitar cinco puntos de paso a los centros afectados por el desarrollo de la prueba, tres en San Sebastián y dos en Irún, y que en el caso de la capital guipuzcoana afectan a zonas conflictivas de tránsito de corredores por la masiva afluencia.

Para desactivar a este competidor, la prueba va a aplicar las “mismas soluciones” que adoptó el maratón de Berlín en 2017, cuando se celebró coincidiendo con las elecciones generales en Alemania, y que dispuso de 32 ‘bypass’ para el público en un recorrido que sumó a 40.000 atletas. La nómina de 2.000 voluntarios se ha ampliado con la incorporación de otros 160 específicos para establecer los puntos de paso que permitan al público cruzar la carretera, momento en el que se desviará a los corredores por una zona paralela al recorrido para su reincorporación al trazado con posterioridad, llegando a ser hasta 500 metros después en un tramo situado a poco más de un kilómetro de la meta y en curva. “Nos va a obligar a llevar a cabo una coordinación perfecta”, asume la organización.

Se prevén intensos chubascos, fuertes rachas de viento, una brusca bajada de las temperaturas y la posibilidad de tormentas y granizo en la carrera

El 10-N se ha colado en la carrera con poco tiempo de antelación –“lo pasamos mal cuando vimos que las famosas negociaciones no iban encarriladas y los pasamos fatal cuando vimos que los políticos se tiraban los trastos a la cabeza”, describe Cifuentes–, pero ha habido otro importante rival para el buen desarrollo de la prueba que a última hora ha decidido colgarse el dorsal: la adversa climatología, con la previsión de intensos chubascos, fuertes rachas de viento, brusca bajada de las temperaturas y la posibilidad de tormentas y granizo de manera ocasional.

El parte especial emitido por la Agencia Vasca de Meteorología, Euskalmet, para la carrera anuncia duras condiciones meteorológicas como compañía para los cerca de 33.500 corredores –se trata de la segunda participación más elevada de la historia–, que tomarán la salida con la alerta amarilla decretada por el Departamento vasco de Seguridad por riesgo marítimo-costero, con previsión de que olas de gran tamaño impacten sobre la costa, y por nieve, con la cota situada en torno a los 900 metros, sobre la camiseta. Las adversidades climatológicas no son, en todo caso, algo nuevo para la Behobia, que está acostumbrada a tener que lidiar con este factor. En 2009, como bien recuerdan quienes tomaron la salida, se tuvo que hacer frente a una ciclogénesis explosiva de fuertes vientos e intensas trombas de agua.

Foto: Arbeloa recibe el cariño de la afición durante su despedida del Real Madrid. (EFE)

Pero "todo suma". Y a este doble reto del 10-N y las adversas condiciones climatológicas se añade un tercer desafío colateral por las molestias que pueda deparar para el desarrollo de la carrera las obras que se están llevando a cabo en el centro de San Sebastián, y que pueden generar importantes afecciones al tráfico e inconvenientes para el público, que sigue el desarrollo de la prueba de forma masiva, con miles de personas apostadas a ambos lados de la calzada en la mayor parte de los 20 kilómetros de la prueba. “La situación es compleja”, admite el concejal de Seguridad Ciudadana, Martín Ibabe.

Así que, a falta de posibles inconvenientes de última hora, parece que nada ni nadie quiere ausentarse de la celebración de los cien años de una carrera que se encuentra en “máximos históricos de participación” y que desde sus primeros pasos ya traspasó las fronteras deportivas. “Va a ser un centenario movido”, afirman con una sonrisa desde el Club Fortuna, que se ha visto obligado a "trabajar a contra reloj" para establecer un dispositivo que permita superar el “nuevo, grande, inédito y desconocido obstáculo” que supone la celebración de las elecciones generales. “A este ritmo vamos a tener que pensar en incorporar las elecciones a los protocolos de la Behobia-San Sebastián”, bromea su presidente, confiado en superar con éxito este último desafío.

1919. El primer desafío de la Behobia-San Sebastián se inició en su propia concepción a cargo del Club Deportivo Fortuna, que, en un escenario atlético marcado por un amplio calendario popular de carreras con distancias que oscilaban entre los cinco y diez kilómetros, decidió organizar una prueba inédita por su elevada distancia –20 kilómetros– y por situar la salida y la meta en puntos diferentes. Entonces, lo difícil era hacer frente a la incertidumbre de la respuesta social. El reto se superó de la mano –más bien de las zapatillas– de los 22 corredores que tomaron parte de la prueba, de los que 14 completaron el recorrido desde la frontera con Francia en Irún a San Sebastián.

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