España pone una nueva reclamación por la 'agresión' a Orlando Ortega en Doha 2019

El polémico desenlace de la final de los 110 metros vallas del Mundial de Atletismo de Doha 2019 sigue dando que hablar. Orlando Ortega, la opción más clara de la delegación española para obtener una medalla, fue perjudicado por el campeón olímpico, Omar McLeod, cuando avanzaba en tercera posición y tuvo finalmente que conformarse con el quinto puesto en meta. El hispano-cubano esquivó como pudo al jamaicano, que se trastabilló en los últimos tres obstáculos y acabó tocándole e invadiendo su calle. Aquello le apartó definitivamente de la lucha por el cajón del podio. Orlando, de 28 años, sigue sin colgarse una presea con España en Europeos y Mundiales. La Federación Española (RFEA), lejos de conformarse con el veredicto anterior, ha elevado una nueva reclamación a la IAAF (es la tercera), y ahora está a la espera de que estos reconsideren el caso.

La acción, por lo tanto, sigue al pie de la actualidad informativa. Ortega ya departió en pista con su compañero de entrenamiento y rival, Milan Trajkovic, y posteriormente se quejó ante las cámaras te Televisión Española: "Me han robado una medalla. La IAAF (Federación Internacional) tiene que hacer algo, esto no se puede volver a repetir. Con McLeod siempre pasa igual". La española elevó dos reclamaciones nada más concluir la prueba, solicitando en una de ellas la medalla de bronce para su corredor, pero la IAAF la desestimó cerca de las 2:00 am al entender que eran circunstancias propias de carrera. McLeod, además, quedó descalificado tras caerse al suelo.

A esa misma hora de la madrugada del miércoles, la IAAF sí que decidió concederle la última de las preseas al polaco Wojciech Nowicki en la final de otra modalidad deportiva, la de martillo. Ambas resoluciones fueron publicadas en el mismo momento. El Jurado de Apelación estimó que en esa final el primer lanzamiento del húngaro Bence Halasz, el que precisamente le dio la medalla de bronce con más de 78 metros, había sido finalmente nulo, y que Nowicki debía ser recompensado con otro bronce. Pero, ¿por qué aquí la IAAF sí entendió que había un perjuicio claro y en el caso de Ortega no? Sencillo: la Internacional manifestó que el hecho de saberse en el podio desde el principio, dado que el juez no apreció ninguna irregularidad, "influyó en la forma de Halasz de afrontar el resto de sus intentos". Por lo tanto, medalla de bronce para ambos. En resumen: en este caso la IAAF reconoce que el error es suyo, del juez en cuestión, y no una problemática entre ambos atletas.

Sea como fuere, el reglamento en las vallas permite múltiples interpretaciones. No hay un consenso claro al respecto. Si se hubiera decidido repetir la carrera o que Orlando hubiera corrido solo a nadie le hubiera extrañado. Había precedentes ligeramente esperanzadores para el hispano-cubano, el más reciente el de la final de los 60 metros vallas femenino de Toronto 93, cuando volvió a repetirse la carrera por una circunstancia similar. Los tres jueces que tomaron la decisión reconocieron que McLeod obstruyó al español, pero no lo suficiente como para dar la salida a la prueba de nuevo. "Este tipo de incidentes no son infrecuentes en estas pruebas", estipuló la IAAF. No obstante, y como indicamos anteriormente, la RFEA no está de acuerdo y ha vuelto a solicitar la revisión del suceso esta tarde.

"¡Bienvenido al club!"

Resolución aparte, el ruso Sergey Shubenkov, que fue plata, no se ha mordido la lengua este jueves al ser preguntado por esta polémica por los medios españoles: "Vi a Orlando en el control antidopaje, estaba muy disgustado. Entendía perfectamente lo que pasaba por su cabeza y le puedo decir: ¡Bienvenido al club! Todos hemos sufrido a McLeod, él es muy inestable y tiende a fallar, no caer, cuando se ve superado". Como bien señalaba, Shubenkov ha sufrido varias veces las 'jugarretas' del jamaicano. La última el pasado mes de junio, cuando McLeod le tiró al suelo poco antes de cruzar la línea de meta en Rabat. "Sé perfectamente lo doloroso que es esto. Estoy muy feliz de que no le haya lesionado como a mí", apuntó con rostro serio. En aquel evento de la Diamond League el ruso sufrió importantes quemaduras en la espalda y en el tobillo consecuencia de las malas artes de su competidor y acabó denunciándolo ante sus seguidores en su cuenta de Instagram.

"Tiende a ir sobre los vallistas, a abrir los brazos... todo el mundo que está en esto sabe que McLeod lo hace todo el tiempo, no sólo en esta carrera", explicó el siberiano, a favor de que se tomen medidas que eviten este tipo de situaciones desagradables en el futuro: "Es un peligro. Quizás deberíamos crear un sindicato de atletas afectados y, si McLeod tiene una calle en el centro, los demás nos plantaríamos con los brazos cruzados. Si el juez dice 'a sus puestos', nosotros no nos ponemos en nuestras marcas hasta que este no se vaya a la calle nueve", y prosiguió: "Otra solución es que los estadios tengan 10 calles y él corra siempre en esta. Que haya una seguridad entre él y los demás. Es verdaderamente malo que haga estas cosas".

El propio Ortega ya se quejó otras veces de las artimañas de su rival, no es la primera. En septiembre ya levantó el dedo índice: "Los atletas que no tiene una buena técnica con los brazos acaban invadiendo calles. Lo más triste es que no los descalifican. He tenido esa experiencia muchas veces. Me ha pasado con McLeod recientemente este año. Repito, lo más triste es que en campeonatos fundamentales no los descalifican". Como si fuera 'déjà vu', Orlando Ortega sabía lo que le iba a pasar.