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El 'ahora sí' de Óscar Husillos, una plata europea que sirve para asustar demonios
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El 'ahora sí' de Óscar Husillos, una plata europea que sirve para asustar demonios

Óscar Husillos realizó una carrera excelente y logró la plata un año después de ser desposeido del oro mundial. Le venció Warlhlom, que igualó el récord de Europa en un carrerón

Foto: Husillos, en Glasgow. (Reuters)
Husillos, en Glasgow. (Reuters)

Levantarse es una obligación, dicen los carteles motivacionales, los psicólogos, los amigos, la familia y las canciones de La Oreja de Van Gogh. Bien, sí, levantarse es una obligación, lo sabemos, pero no siempre es sencillo. Cuando caes al suelo sí, es algo automático, estrictamente físico, pero si tu problema es que has pisado la calle contigua, de manera casi imperceptible, y por el camino te has quedado sin un oro mundial, pues igual no es tan sencillo. El dolor está ahí y los pensamientos surgen una y otra vez porque es imposible no pensar que igual la oportunidad no vuelve, que la gloria está ahí, que ser campeón del mundo es tocar el cielo y perderlo así es sentirse desvalido, abandonado a la suerte. Óscar Husillos, mejor que nadie en el mundo, sabe lo que significa eso. Y él cayó pero ahora, pasado el tiempo, ha tenido espacio para redimirse. Plata en Glasgow, la primera de la delegación española. Una gran carrera con récord de España. Poco más se le puede pedir a un atleta.

Los que le conocen dicen que le costó volver, que en verano intentó estar al máximo pero no lo logró del todo. Husillos es un atleta de sonrisa perpetua, siempre optimista. No ha tenido el mejor invierno, venía de hecho de una lesión, pero poco a poco fue cogiendo las fuerzas. Ya en Antequera ganó el campeonato de España y recordó a ese corredor potente y atrevido, al que le gusta marcar el paso en la carrera desde el principio. Y ahora, en Glasgow, ha dado un paso más.

Foto: Óscar Husillos tras cruzar la línea de meta de Birmingham. (EFE)

En los días previos miraba la lista de participantes y no veía motivo para alarmarse. Si acaso Warlholm, al que él definía como "el noruego", un corredor magnífico que en verano salta vallas por toda la pista pero tiene velocidad más que suficiente para también estar entre los mejores en liso. Maslak, el polaco, tantas veces campeón, ya sonaba como baja por una gripe pillada entre tanto vaivén. "Los he ganado a todos", contaba en un corrillo con periodistas, confiado de sus piernas y un talento natural evidente. La nueva vida de la velocidad española es también Óscar Husillos. Su premonición era válida, solo Warlholm fue mejor que él.

Se vio desde el primer metro, porque el noruego salió como un rayo y nunca bajó el fuelle. Él corría por la calle cinco y Husillos por la seis, pero pasados unos pocos metros ya parecía haberle cogido la compensación. Iba muy muy rápido y Óscar hizo lo posible por seguirle. De algún modo, le ayudó, los dos iban a ritmos altísimos, imposibles para los demás competidores. En ningún momento se vislumbró la opción de que hubiese grupo o codazos o táctica, la noche era de correr mucho y el que más piernas tuviese se lo llevaría. Fue Warlholm.

La fuerza de Warlholm

La marca, de hecho, es un espectacular 45.05, récord de Europa. De los que valen muchísimo, porque llevaba enquistado el anterior 30 años, en poder de un atleta de la Alemania del Este, con todas las connotaciones que eso tiene. En Glasgow igualó esa marca el vallista, joven y parte de ese nuevo atletismo noruego en el que el talento desborda. Pocos minutos antes había ganado en su prueba Jakob Ingebritsen.

Husillos corrió muchísimo, tanto que hizo el récord nacional. Voló y se aprovechó de que la carrera era muy rápida, el resto de los competidores, incluido Lucas Búa, que por allí estaba también. Con lo que hay, no es descartable que haya un buen relevo para cerrar estos campeonatos. "Sabía que el noruego iba a estar muy fuerte, me he sacado una pequeña espina", concluía Husillos con TVE.

Foto: Hortelano, en Getafe. (EFE)

Todo esto sirvió, de algún modo, para redimirse de esos meses duros. Ganar siempre es lo mejor, pero perder con épica también tiene su cosa. Husillos no se convirtió en campeón del mundo, pero sí en una historia. Ahora también en subcampeón de Europa. Y aunque no es lo mismo, la derrota del año pasado también forma parte de su biografía de una manera positiva, le dio fama y misterio. Su caso llegó a la IAAF, que planteó si era justo quitar una medalla a un atleta por algo que, en realidad, tampoco le había beneficiado. La norma era clara, sobre eso no había queja posible. El vídeo deslizaba una pisada escasa, más fruto de la inercia que del interés. La internacional pensó incluso en cambiar la regla, en que fuesen dos pisada y no solo una, hacerlo un poco más justo. Lo cual no hubiese pasado de una victoria moral.

El resto del año no fue tan bien, aunque si se mirase con el mismo prisma del resto de los atletas se podría decir que fue brillante, porque rebajó sus marcas y compitió bien. El problema ahí tiene que ver con las expectativas, porque en el Europeo al aire libre estuvo bien, pero lejos de las medallas. Tampoco le benefició que Bruno Hortelano batiese el récord de España de Cayetano Cornet y le arrebatase así parte de la atención mediática que quizá merecía. Ahora, con récord nacional 'indoor' y una chapa, la vida puede ser maravillosa. Porque levantarse es obligatorio, y él lo ha conseguido.

Levantarse es una obligación, dicen los carteles motivacionales, los psicólogos, los amigos, la familia y las canciones de La Oreja de Van Gogh. Bien, sí, levantarse es una obligación, lo sabemos, pero no siempre es sencillo. Cuando caes al suelo sí, es algo automático, estrictamente físico, pero si tu problema es que has pisado la calle contigua, de manera casi imperceptible, y por el camino te has quedado sin un oro mundial, pues igual no es tan sencillo. El dolor está ahí y los pensamientos surgen una y otra vez porque es imposible no pensar que igual la oportunidad no vuelve, que la gloria está ahí, que ser campeón del mundo es tocar el cielo y perderlo así es sentirse desvalido, abandonado a la suerte. Óscar Husillos, mejor que nadie en el mundo, sabe lo que significa eso. Y él cayó pero ahora, pasado el tiempo, ha tenido espacio para redimirse. Plata en Glasgow, la primera de la delegación española. Una gran carrera con récord de España. Poco más se le puede pedir a un atleta.

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