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Oscar Pistorius: "Suelo disparar cuando no puedo dormir"
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EL AÑO PASADO MOSTRÓ A 'THE NEW YORK TIMES' EL ARMA DEL CRIMEN

Oscar Pistorius: "Suelo disparar cuando no puedo dormir"

El mito de superhombre labrado durante más de una década por el atleta biónico Oscar Pistorius (Sudáfrica, 22 de noviembre de 1986) al abrigo de las

Foto: Oscar Pistorius: "Suelo disparar cuando no puedo dormir"
Oscar Pistorius: "Suelo disparar cuando no puedo dormir"

El mito de superhombre labrado durante más de una década por el atleta biónico Oscar Pistorius (Sudáfrica, 22 de noviembre de 1986) al abrigo de las prótesis de fibra de carbono –sufrió una doble amputación de las piernas con once meses al no tener peroné- que le convirtieron en el paralímpico más veloz de la historia y el primer discapacitado en competir en unos Juegos Olímpicos (Londres 2012), se desmoronó ayer como un castillo de naipes cuando la Policía sudafricana le sacó esposado de su casa de Pretoria como presunto autor de la muerte de su pareja, la modelo también sudafricana Reeva Steenkamp (29 años). Todo, tras confirmar los agentes que la mujer murió víctima de cuatro disparos en la cabeza y otro en las manos producido por una pistola de nueve milímetros, registrada a nombre de propio Pistorius.

La noticia, que sobrecogió a Sudáfrica, donde Pistorius es un héroe nacional, y conmocionó el mundo del deporte, deberá confirmarse, en cualquier caso, este viernes, toda vez que la Policía acusa del crimen al atleta. Será el tribunal quien decida si las muestras que presenten le delatan como el responsable del asesinato. Mientras esto sucede, todos se preguntan cómo es posible la caída del ídolo, del hombre que convirtió su denodada lucha para equipararse a los demás en su leitmotiv vital. Un paradigma de superación en el que se miraban todos aquellos que padecían una discapacidad.

El reverso oscuro de Pistorius, sin embargo, siempre estuvo ahí. A buen recaudo y lejos del foco mediático, pero al descubierto a aquellos que convivían con él, como prueba el hecho de que las autoridades pretorianas tenían constancia de incidentes domésticos entre el atractivo Oscar y la bella Reeva, una pareja desavenida que cuenta con un corto historial, poco más de un año juntos, que desembocó en un crimen pasional el señalado día de San Valentín. Justo el Día de los Enamorados en el que Steenkamp esperaba una sorpresa de su amado, como confesaba horas antes en su cuenta de Twitter: "¿Qué tienes debajo de la manga para mañana, amor?". No pudo ser más retorcido el destino. 

Nada de lo ocurrido ayer en Pretoria casa con la imagen de héroe cultivada durante años. La quijotesca batalla de Pistorius por convencer al Comité Olímpico Internacional y a la Federación Internacional de Atletismo de que pese a sus prótesis debía ser tratado como un atleta más, le procuró una legión de adeptos además de jugosos contratos con la firma deportiva Nike, que ayer sin embargo tuvo que retirar un anuncio en el que presentaba al sudafricano como una bala. Nada más desafortunado tras lo ocurrido. Estrella indiscutible entre los paralímpicos, Pistorius vio cumplido su sueño al disputar los Mundiales de Atletismo de Daegu en 2011 como uno más. Sus deseos se habían hecho realidad y los Juegos Olímpicos de Londres fueron el colofón a una lucha en la que, incluso, tuvo que recurrir al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) para que le diera la razón.

No todo eran, sin embargo, parabienes en la pista, donde dio muestras de su duro y altivo carácter en los Juegos Paralímpicos de Pekín en 2008 cuando no dudó en acusar de hacer trampas al brasileño Alan Oliveira por utilizar prótesis como él, aunque en su opinión “mejoradas”. Curiosamente, el mismo argumento por el que había sido rechazado él tantas veces por otros atletas. Perpleja, la crítica hacia Pistorius fue tan dura que terminó por pedir perdón. Este fue sólo un ejemplo del carácter del atleta sudafricano que el año pasado descubría el diario The New York Times en un reportaje que ahora ayuda a encajar las piezas del crimen perpetrado ayer en su casa. 

El periodista Micheal Sokolove recoge en un excelente reportaje publicado en junio de 2012 la pasión de Pistorius por las armas. En un pasaje de su extenso texto, Sokolove relata cómo el sudafricano presume de su buen manejo con las armas y en especial con la pistola de nueve milímetros con la que fueron efectuados los disparos con los que cayó muerta su pareja.

En un momento de la conversación y tras admitir que la noche anterior había empuñado el arma alertado por la presencia de un posible intruso en su casa, el periodista hace hablar a Pistorius de su pasión: “¿Nunca has disparado una? Vamos al campo y te enseño. Si uno practica puede ser letal”. Atónito y tras probar puntería, Sokoleve le pregunta si suele disparar habitualmente. La respuesta, demoledora: “Sólo por las noches cuando no puedo dormir”. Curiosamente, el crimen en su casa se produjo a la luz de la luna…

El mito de superhombre labrado durante más de una década por el atleta biónico Oscar Pistorius (Sudáfrica, 22 de noviembre de 1986) al abrigo de las prótesis de fibra de carbono –sufrió una doble amputación de las piernas con once meses al no tener peroné- que le convirtieron en el paralímpico más veloz de la historia y el primer discapacitado en competir en unos Juegos Olímpicos (Londres 2012), se desmoronó ayer como un castillo de naipes cuando la Policía sudafricana le sacó esposado de su casa de Pretoria como presunto autor de la muerte de su pareja, la modelo también sudafricana Reeva Steenkamp (29 años). Todo, tras confirmar los agentes que la mujer murió víctima de cuatro disparos en la cabeza y otro en las manos producido por una pistola de nueve milímetros, registrada a nombre de propio Pistorius.