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Lo que no viste de Al filo de lo imposible: "Perdí 33 amigos en la montaña"
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Lo que no viste de Al filo de lo imposible: "Perdí 33 amigos en la montaña"

Sebastián Álvaro fue el alma de 'Al filo de lo imposible', un programa de culto que la crisis de 2008 hirió de muerte. Ahora, publica un libro que sabe a memorias y encumbra el alpinismo que filmaron durante 25 temporadas

Foto: Sebastián Álvaro y José Carlos Tamayo. (Al filo de lo imposible)
Sebastián Álvaro y José Carlos Tamayo. (Al filo de lo imposible)
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Si el nombre de Félix Rodríguez De La Fuente no se puede separar del de su programa El hombre y la tierra, lo mismo ocurre con Sebastián Álvaro y Al filo de lo imposible. Este aventurero y alpinista madrileño fue el ideólogo e impulsor de otro de los formatos míticos de la cadena pública y lo llevó de la mano durante 25 años. Desde que un mes de enero de 1982 empezaron a filmar expediciones de alpinismo de alto riesgo, no pararon hasta 25 temporadas después y 355 episodios. "Y éramos uno de los programas pequeñitos de la televisión pública", comenta Álvaro en conversación con El Confidencial.

Víctima de la crisis de 2008 y los recortes en el ente público, su creador salió de la casa en un expediente de regulación de empleo y aunque hubo intentos por recuperar el formato, ya no volvió a ser el mismo. Ahora, Álvaro presenta Mis Montañas: toda una vida al filo de lo imposible. Un libro con aires de memorias y en el que, mientras enumera los picos que más le han marcado, da pinceladas de lo que fue aquel espacio y critica el alpinismo actual. Un repaso de una historia reciente que, vista desde el sistema mediático de hoy en día, suena casi a ficción.

En total, el programa dejó 250 expediciones y sus impulsores dicen que es el único que ha podido grabar las 14 cimas de más de 8.000 metros que existen en el planeta, además de los tres polos (Polo Norte, Polo Sur y Everest). Con 14 millones de espectadores de media, por el camino también dejaron 2 colaboradores fallecidos durante la producción de los documentales y 33 aventureros relacionados con el programa caídos en las expediciones.

PREGUNTA. Ahora, tras tantos años sin Al Filo de lo Imposible, lees lo que cuentas en el libro y parece casi una historia de ficción. Que durante 25 temporadas una televisión española financiara un programa de producción de grandes documentales de riesgo por todo el mundo, no sé si entiende hoy en día. ¿Cómo se pudo producir algo así? ¿Qué permitió que se hiciera?

RESPUESTA. Bueno, la primera cosa que debería de decir es que entonces, cuando esto empezó, teníamos solo una televisión pública, no existían los canales privados, y, salvando sus deficiencias, era una de las mejores televisiones del mundo. Esa es la primera clave y que hay que destacar, porque puede que los chavales que han nacido teniendo 100 canales de televisión y no sé cuántas plataformas dentro del teléfono no lo entiendan. Pero entonces el mundo era así. La 1 y La 2 fueron cubriendo todo el territorio nacional y tenían audiencias que ahora son de locura. El programa más visto en la historia de TVE es El 1,2,3, que llegó a tener 23 millones de espectadores. Los programas de Al Filo los veían 14 millones de personas.

Foto: Una expedición de 'Al filo de lo imposible' evacuada en la Patagonia tras tres días de fuerte temporal

P. Ahora esas cifras son directamente impensables.

R. Y nosotros éramos un programa menor en una televisión pública que era una fábrica de hacer proyectos. Hacíamos dos obras de teatro a la semana con los mejores directores de comedia de España, 15 series documentales, teníamos reporteros que cubrían por todo el mundo las noticias más importantes, desde la guerra de Vietnam al golpe de Estado en Chile... Teníamos La Clave los sábados y los domingos. Hasta las telenovelas que ahora nos venden los turcos, las hacíamos en Prado del Rey. Dentro de todo eso había programas menores, entre comillas, como los de documentales que eran El hombre y la tierra y Al filo de lo imposible.

P. Pues para ser una producción menor acabasteis haciendo 350 documentales.

R. Fueron 355, uno de los programas más vendidos en la historia de la tele. Creo que, junto a El hombre y la tierra, se convirtieron en dos programas que terminaron siendo de culto e hicieron más por cambiar la mentalidad de la gente que los telediarios. Aunque muchos políticos piensen ahora que la influencia está en los programas de tertulia política y que salir cuanto más tiempo en esos espacios mejor para sus perspectivas electorales.

Pero los chinos están haciendo excelentes documentales de naturaleza, de historia...

P. Lo siento, pero pensar en un programa como el vuestro ahora mismo, con viajes por todo el mundo y equipo para filmar grandes documentales... Parece solo al alcance BBC y alguna gran compañía más.

R. No es tan así. Si buscas, hay televisiones que siguen haciendo programas documentales muy buenos. Las grandes televisiones públicas están haciendo documentales. La BBC o la ZDF alemana. Y luego los chinos y los indios. Estos países nos van a llenar de documentales de primera calidad. Vamos, ya lo están haciendo. Lo que pasa es que como nosotros no nos movemos del área de influencia occidental, pues no llegamos a ver eso. Pero los chinos están haciendo excelentes documentales de naturaleza, de historia... El problema nuestro es que Europa no tiene todavía un modelo audiovisual conjunto. Y la televisión en España ha desistido de hacer una buena televisión pública. La televisión pública no tiene que hacer solo entretenimiento, que es lo que está haciendo ahora siguiendo a las privadas. Su función clásica era formar, informar y entretener. Y ahora la gran mayoría de las televisiones en España se han quedado nada más que como plataformas de entretenimiento.

P. Quizá lo hacen por ahorrar costes, que programas como Al Filo suenan a algo muy caro. Mucho personal, viajes, seguros, equipo...

R. La afirmación que haces no es cierta. Los 29 años Al filo de lo imposible costaron menos que una temporada de Broncano*.

*(Desde El Confidencial hemos intentado comprobar ese dato, pero no hay cifras cerradas publicadas del coste de cada temporada De Al filo de lo imposible. En 1997, según publicaba el diario El País, el presupuesto del programa fue de 7 millones de pesetas por episodio, unos 78.000 euros al cambio si se suma la inflación entre el 97 y el 2024. Cada capítulo de Broncano esta temporada cuesta 87.500 euros.)

Los programas de entretenimiento en plató, que son los que proliferan ahora, no son baratos. El problema de los documentales y de la televisión pública es que no hay sosiego para saber qué queremos hacer o qué televisión queremos tener dentro de diez años. En mi época sí se tenía claro que se quería, por eso, en el caso de Al Filo podíamos hacer una temporada y que los programas se emitieran un año más tarde. Ahora nadie invierte a dos años vista, sino a tres meses. Lo que se hace es comprar eventos como el fútbol u otros deportes para que te garanticen la audiencia hasta dentro de dos meses que son las olimpiadas.

placeholder Parte del equipo de Al filo de lo imposible en una de las ascensiones. (Al filo de lo imposible)
Parte del equipo de Al filo de lo imposible en una de las ascensiones. (Al filo de lo imposible)

P. En el libro cuentas que durante todo el tiempo de Al filo de lo imposible hubo más de 30 fallecidos. Sin embargo, ahora hay colas para subir al Everest. No sé si antes se veía el riesgo a la montaña de otra forma o le hemos perdido el miedo.

R. En las 250 expediciones de Al filo de lo imposible, que eran todas de altísimo riesgo, dos colaboradores perdieron la vida, pero durante esa época perdí 33 amigos en la montaña. Lo cual quiere decir que escalar con la gente de Al Filo era muy seguro, pero que cuando esa misma gente luego intentaba subir su nivel máximo de riesgo en montañas lejanas, su riesgo aumentaba mucho. Lo que hay que transmitir a la sociedad es que todos somos gestores del riesgo. Desde que nacemos, nuestros padres nos enseñan que no nos tenemos que perder en un bosque, que tenemos que saber cómo usar un paso cebra, que no nos podemos tirar al agua si no sabemos nadar, que tenemos que saber conducir porque es una práctica peligrosa… Y debemos entender el peligro de la montaña. Vemos, que hay gente que va mal equipada, que no mira la previsión del tiempo, que va a hacer cosas para las que no está preparada…

P. Las expediciones de Al filo también eran bastante extremas.

R. Sí, pero todos los pasos los dimos, creo, con mucha cabeza y mucha inteligencia, midiendo muy bien las cosas. Y luego con la ventaja de que el propósito último del programa no era escalar montañas. Ningún jefe en Televisión Española nos exigía nada más que no fuera traer un buen documental. Y si veníamos con la cumbre por bien, pues lo celebrábamos. Pero si no, hacíamos un programa documental cojonudo. Los jefes te apoyaban, te decían que todo muy bien y que a seguir. Valga decir que eso demostró los buenos profesionales que teníamos en Televisión Española. Mis jefes no eran montañeros ni les gustaba mucho la naturaleza de por sí, sin embargo, un montón de gente vio con claridad que Al filo era un programa que tenía que hacer la tele y era un programa de futuro.

Foto: Los residuos del Everest, algo demasiado común. (Reuters/Bidhan Shrestha)

P. ¿Crees que se puede volver a hacer un programa como este en la tele?

R. Soy escéptico. Primero porque creo que los productores ejecutivos que tenemos hoy en día tienen muchos menos medios. Y luego las redes sociales han invadido gran parte de la televisión. Se está cambiando la cultura profunda por la cultura banal de las cosas, todo es inmediatez y eso borra la reflexión profunda que había antes. Ocurre no solamente con los documentales de montaña, también con la política, los libros, el entretenimiento. Hoy en día ver una entrevista en profundidad como las que hacía Joaquín Soler Serrano son imposibles. Deberíamos plantearnos qué estamos haciendo mal, porque sin embargo, sí vemos horas del último influencer, porque es antivacunas o partidario de que la tierra es plana.

P. Pero Internet también está lleno de entrevistas en profundidad. E incluso está siendo una salida para hablar de viajes y tratar de acercarse a experiencias como las de Al filo de lo imposible.

R. Pero en esas plataformas yo veo varios puntos negativos. Primero, todo esto lo ven unos pocos, muy pocos, comparados con los 14 millones que veían nuestro programa. Segundo, entrar en estas plataformas significa un modo de esclavitud moderna. Un montón de gente trabajando sin parar para Google, para Microsoft, para Twitter o para cualquiera de las otras grandes compañías estadounidenses. Muchos de los contenidos que ahora se publican en estos sitios a cambio de nada antes los hacía la televisión pública, que tenía unos trabajadores a los que los pagaba de acuerdo con un convenio colectivo. Todo eso se ha borrado en el camino y hoy en día los periodistas tenemos los peores derechos laborales de los trabajadores que trabajan en los medios de comunicación.

P. O sea que ni en las nuevas plataformas ves un futuro optimista.

R. Yo soy un optimista, pero tengo información. No veo que algo como Al Filo se pueda repetir en la televisión actual, ni pública ni privada, quizá y solo quizá en algún canal secundario de televisión española como Teledeporte.

P. Bueno, en estos años están los programas de Jesús Calleja.

R. Pero lo de Calleja no es documental, es entretenimiento. Para mí, el ejemplo que me vale es el de la BBC. ¿Hacemos documentales como los de la BBC? No. ¿Tenemos posibilidades de hacerlo? Yo creo a corto plazo tampoco.

P. ¿Ni algo aproximado?

R. Una cosa es que un día veamos un capítulo de una expedición al Himalaya, pues bueno, a lo mejor sí. De hecho, mi hijo tiene colgado en Filmin el último documental que ha hecho que se llama La huella de Caín, pero es que ahora mismo en esos documentales se pierde dinero. Ese es el nivel. Ahora hacer un documental en el Himalaya te puede costar, mínimo, 50.000 euros, y te dan 1.000 euros por emitirlo.

P. ¿Y no interesa apostar por el alpinismo o los documentales de viajes? Ahora mismo el senderismo, sin ir más lejos, vive un gran boom.

R. La pandemia significó un punto de inflexión y la gente reflexionó sobre lo que significaba estar encerrados en casa. Así que después de la de la pandemia, todo el mundo se echó a la calle. El año pasado me parece que teníamos 8 millones y medio de senderistas. Es la actividad deportiva que más ha crecido en España. Pero, por otro lado, eso plantea un reto. Este año la Guardia Civil ha tenido más rescates que nunca. Tenemos la obligación de decir a la gente que tiene que ir con cuidado a la montaña.

Junto a El hombre y la tierra, se convirtieron en dos programas que terminaron siendo de culto

P. O sea, que debemos hacer más concienciación, quizá por ahí hay un hueco para los programas.

R. España tiene una oportunidad gigante con el paisaje y el senderismo, pero hay que saber regularlo y educar. Yo llevo clamando en el desierto desde hace años para que el Consejo Superior de Deporte haga como la Dirección General de Tráfico y monte campañas diciendo que si usted va a la montaña debe mirar la previsión del tiempo, vaya bien equipado, coja a un guía profesional, que tenemos muchos y muy buenos. Podríamos reducir a más de la mitad el número de accidentes de rescate y de personas fallecidas. El potencial del país está ahí. En Tenerife hicimos campañas de senderismo y logramos que el 17% de la gente que iba a Tenerife no fuera ya a las playas, sino que fueran a caminar y disfrutar del medioambiente. Con el tiempo nos hemos dado cuenta de que es un turista mucho más sostenible, que deja más dinero y que cuida más la isla que el de sol y playa.

P. ¿Qué recomendarías tú a una persona que lea esto y diga "oye, pues me voy a intentar preparar para subir alguno de los picos" de los que hablas en el libro? ¿Cómo le recomendarías que lo hiciera?

R. Poco a poco y con prudencia, igual que lo hice yo. Empecé subiendo las cumbres de Guadarrama, de ahí a las de Pirineos y Picos de Europa. Y luego los Alpes. Una vez en Los Alpes, ya la cosa cambia, empiezas a entender el riesgo y el peligro del alpinismo, pero también, si te va bien, te ves con fuerza para más. Yo entonces me fui al Himalaya y a los Andes. Y a la Antártida y a Georgia del Sur. La inteligencia y la prudencia deben de estar por encima de nuestros actos y por encima de nuestras emociones. Si tú no sabes escalar ni vas al monte y te planteas escalar el K2, lo más probable es que no lo hagas, porque hacer alpinismo es la actividad más peligrosa que se puede hacer en el mundo hoy en día.

Si el nombre de Félix Rodríguez De La Fuente no se puede separar del de su programa El hombre y la tierra, lo mismo ocurre con Sebastián Álvaro y Al filo de lo imposible. Este aventurero y alpinista madrileño fue el ideólogo e impulsor de otro de los formatos míticos de la cadena pública y lo llevó de la mano durante 25 años. Desde que un mes de enero de 1982 empezaron a filmar expediciones de alpinismo de alto riesgo, no pararon hasta 25 temporadas después y 355 episodios. "Y éramos uno de los programas pequeñitos de la televisión pública", comenta Álvaro en conversación con El Confidencial.

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