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El efecto Strava: las jóvenes se están enganchando al 'running', pero no por el deporte
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Tras el boom del 'social running'

El efecto Strava: las jóvenes se están enganchando al 'running', pero no por el deporte

El cambio de hábitos en las nuevas generaciones ha dado un nuevo significado a correr. Las mujeres jóvenes lideran un nuevo boom que ha convertido el salir a correr en un evento social para conocer gente

Foto: Un grupo de 'runners' de Ginger Club. (Imagen cedida)
Un grupo de 'runners' de Ginger Club. (Imagen cedida)

Una chica con un dorsal algo arrugado con los brazos extendidos. Unas estadísticas en color blanco sobre la foto. Pasa el story. Otra chica, esta vez con un lazo en la cabeza. Otras estadísticas. Pasa el story. Un chico con unas gafas psicodélicas. Este pone las cifras en color negro. Pasa el story. ¿Otra carrera? Si estás en alguna red social y la has estado consultando en las últimas semanas es difícil que esta escena no te suene, incluso puede que seas tú la persona que la haya protagonizado. De buenas a primeras, miles de personas han vuelto a correr. Tras años de caída en los que el running parecía de vuelta al ostracismo, ha llegado su resurrección.

La maratón de Sevilla, la media de Madrid y Granada o la carrera nocturna de Hospitalet pueden dar fe del cambio. Todas ellas tendrán o han tenido participación récord en su edición 2025 y no son las únicas. Las grandes carreras de primavera, claves para tomar el pulso a la situación del sector, están confirmando una tras otra la tendencia, y también muestran quién la lidera. De repente, sus cajones se han llenado de mujeres, jóvenes y mucho novato con ganas de engancharse a esta moda.

“Hemos cerrado el primer trimestre con un aumento del 60% en el número de inscritos en carreras respecto al mismo periodo del año pasado”, cuenta Jorge Déniz de Armas, gerente y fundador de Deporticket, un portal especializado en la venta de participaciones para todo tipo de carreras y eventos deportivos. No es la única cifra que ha crecido, pues, según sus estadísticas, también se ha disparado el número de eventos celebrados en un 20%. Ambas cifras ya superan las logradas en 2019, el último año prepandemia y el que tenía los mayores récords hasta ahora.

Sobre qué ha provocado este crecimiento, hay un nombre que se repite constantemente: social running. Cogiendo ingredientes de otras disciplinas como el ciclismo o el CrossFit, la carrera a pie ha conseguido instaurarse como un fenómeno social que trasciende del ejercicio físico y que atrae a un tipo de público que antes ni se planteaba levantarse a punta de mañana de un domingo para correr por la ciudad. Aprovechando el tirón de redes sociales como Strava (la plataforma por excelencia para compartir tus logros deportivos), el cambio de hábito de los jóvenes y la búsqueda de nuevos entornos y experiencias donde hacer comunidad, clubes y carreras han logrado que correr sea ahora una excusa para conocer gente y también una oportunidad, a veces peligrosa, para retarse y competir.

Espoleados por estas cifras y, sobre todo, por las mujeres (son las que lideran el fenómeno), los clubes de running salen como setas por ciudades como Madrid, Valencia o Barcelona, hay atletas profesionales que se han lanzado a crear sus propios grupos de entrenamiento y marcas y comercios se frotan las manos con el negocio que pueden generar estas comunidades. Todos van en búsqueda de un nuevo nicho de atletas que se ha calzado las zapatillas, aunque también hay una lectura menos optimista.

Cada vez son más las personas que se animan a correr largas distancias con una preparación insuficiente y con objetivos a batir muy por encima de sus posibilidades. Correr a menos de 5 minutos el kilómetro, una cifra reservada para corredores expertos, es casi una necesidad para muchos. ¿Las consecuencias? Las imágenes que dejó hace más de una semana la muerte de un corredor en el Madrid Medio Maratón 2025 por un paro cardíaco repentino o las de otro joven que consiguieron sacar del paro en la misma carrera. El fallecido tenía 35 años, el otro participante solo 20.

Del corredor solitario a evento social

“En el club no van a mi ritmo, pero me apunté igual para poder conocer a gente”, confiesa Alfonso, un joven que ronda la edad del corredor que se recupera de lo ocurrido en el medio maratón de Madrid. Este estudiante llegó a la capital sin conocer a nadie y un grupo de Erasmus que quedaba para correr le ayudó no solo a hacer amigos, sino también a saber más sobre la ciudad a la que se había mudado.

Aunque el running es tradicionalmente un deporte individual, su práctica en grupo ha dado lugar a una experiencia colectiva que no para de ganar adeptos. Sobre todo entre el público femenino más joven. “Fueron las propias chicas las que de manera natural y desde los inicios del proyecto pedían comunidad”, aseguran las chicas de Ginger Club. Una comunidad de corredoras de Madrid liderada por Candela Pérez (127.000 seguidores en Instagram). Ellas empezaron su proyecto en 2022 y son un ejemplo clarísimo de esta nueva ola de runners. Primero iniciaron planes individuales, después llegaron los entrenamientos en el Retiro, y posteriormente los eventos mensuales. Nada a nivel profesional, todo popular.

“Comparten objetivos y estilos de vida, esto ya no es solo salir a correr”, confiesan sus impulsoras. En Ginger comparten espacio los planes de carrera para mejorar en la distancia que quieras con un apartado para coaching personal, eventos o una tienda con merchandising. Tienen ya grupo de corredores en Madrid, Málaga, Bilbao, Barcelona y Sevilla.

El social running es, al menos en estos momentos, un gran nicho de negocio en auge. Pertenecer al club de Ginger en Madrid ronda los 40 euros al mes (incluye la participación en la comunidad, entrenamientos todos los lunes en el Retiro y un sábado al mes por todo Madrid). El doble cuesta el pack básico de entrenamiento personal y aún más caro es el plan premium (120 euros). Pero también puedes pagar una cuota única para que te ayuden a preparar una carrera concreta y tienen prendas como camisetas que van desde los 39 a los 70 euros.

A esto hay que añadir el interés de marcas y carreras que han visto en este resurgir de los clubes un espacio perfecto en el que apoyarse. "Imagínate para una marca como Nike, que saca sus nuevas zapatillas y queda con uno de estos clubes para que las prueben. Tienes a un montón de testers que además son potenciales consumidores de tu marca y que te van a decir sin cobrarte nada si tu producto les gusta", cuenta Ángel Sánchez, un experimentador corredor, speaker de carreras y organizador de eventos, que ve con muy buenos ojos este nuevo boom. "Es un win win para todos. Los clubes ganan, el corredor se beneficia y lo mismo pasa con marcas y organizadores. Hasta las cafeterías y esos comercios han encontrado un espacio por el que crecer".

Las redes sociales tampoco se quedan atrás en esta ola. Compartir las estadísticas en tus historias de Instagram, la ropa técnica, las zapatillas coloridas o una foto a la pantalla de tu reloj inteligente es algo más que habitual para uno de estos nuevos corredores. Cada carrera es una excusa para compartir tus logros con tus followers, es decir, seguidores, y cada entreno un meeting point, esto es, un punto de encuentro —porque, como es obvio, todos los términos son en inglés—. No hay que olvidar los kudos, que es como se llama a los likes en la plataforma que mejor está aprovechando todo esto: Strava.

Esta compañía de Silicon Valley nació en 2009 siguiendo los pasos de unas prematuras redes que ya empezaban a despuntar y ha ido ganando adeptos hasta convertirse en un portal obligatorio para ciclistas y runners. Ahora, gracias a su integración con sitios como Instagram ha empezado a ganar adeptos entre los más jóvenes. Según sus datos, la popularidad de los clubes de running en Strava creció un 59% en 2024. En España, el 61% de los encuestados ha hecho nuevos amigos a través del deporte, y casi el 50% afirma que la socialización es el motivo principal para unirse a un grupo de fitness.

Los datos entre los jóvenes son llamativos. Según Strava, la Gen Z es la que lidera el cambio hacia un fitness más social: el 40% de esta generación quiere entrenar más con amigos en 2025. El 73% de los españoles de esta generación ha hecho nuevos amigos en un grupo de fitness este año y algunos han ido más allá. 1 de cada 4 jóvenes españoles ha tenido una cita con alguien que ha conocido en un grupo de fitness. Todo esto muestra un cambio claro en las tendencias sociales, pues el 59% de los españoles prefiere conocer a gente en un grupo deportivo antes que en un bar.

Ellas, las nuevas liebres del 'running'

Gran parte de esos datos de Strava vienen marcados por el empuje femenino. Desde 2019, el porcentaje de runners mujeres en Strava ha aumentado un 18% a nivel global. En España, ese crecimiento ha sido aún más destacado, con un incremento del 44%. “Igual que en la crisis de 2008 muchos hombres encontraron en el running un deporte barato para estar en forma y desconectar de la crisis, ahora son las mujeres las que están viviendo ese despertar corredor viendo la disciplina como un lugar donde ponerse en forma y hacer relaciones más sanas que en los bares”, añade Sánchez. "Carreras que antes tenían una participación testimonial de mujeres están cerca de llegar al 50/50", aclara.

En Deporticket también están viendo este cambio. "El porcentaje de mujeres corredoras ha pasado del 19% en 2019 al 32% en 2025, pero en el rango de 20 a 30 años el cambio es más exagerado, ha pasado del 20% a un 44%", declaran. "Es complicado conocer el motivo exacto de este incremento, pero a esas edades está claro que la salud no es el principal. Tampoco creo que sea la presión de las redes sociales por estar en forma o ser el que más kudos obtiene en Strava. Quizás sea la necesidad de conectarse con otros en estos momentos en que vivimos pegados a la pantalla y donde el running se ha convertido en una escapada sencilla, accesible y, sobre todo, aceptada", añade Déniz.

placeholder Miembros de The Ginger Club. (Imagen cedida)
Miembros de The Ginger Club. (Imagen cedida)

Desde Ginger hacen otras lecturas. Ellas se han convertido en esas liebres que lideran los tiempos en cada tramo de la carrera, encabezando este movimiento. “Ya no tenemos que ir al ritmo de ellos y entendemos qué nos pasa”, explican haciendo hincapié en lo beneficioso que ha sido que el discurso de las redes sociales se haya ampliado a las necesidades deportivas de la mujer.

Que se hable de nutrición, se normalicen los cambios dependiendo del ciclo menstrual en el que entrenas o que haya planes para embarazadas ha sido una de las claves para que el público objetivo dejara de ser eminentemente masculino. En 2025, en Madrid, el 46% de las personas de entre 20 y 25 inscritas a carreras de 10k o maratones, con más de 200.000 inscritos, eran mujeres.

Las chicas de Ginger datan el inicio de este boom tras la pandemia. El objetivo era salir de casa y evitar los espacios cerrados. Fue de manera orgánica que los entrenos pasarán a ser sólo para chicas, aunque “los planes sean accesibles para todos”. Ese factor de sororidad y la “visibilidad que dan las influencers” han ayudado a que cada vez más mujeres se sientan identificadas con este deporte.

La salud es ¿lo primero?

Lo que sí preocupa a todos los expertos es que esta nueva fiebre atraiga malos hábitos, como ya pasó en crecimientos anteriores del running. “No hace falta correr medias maratones para ser runner”, aclaran desde Ginger Club. El aviso tiene un destino claro, “parece que estamos perdiendo el respeto a hacer maratones”.

El problema que detectan los profesionales y otros participantes algo más responsables es que la salud ha dejado de ser una prioridad. Esto supone un problema tanto a nivel mental como físico. “Correr es bueno para la salud, pero se necesita cierta preparación para que ese beneficio no vaya en tu contra”, explica Afonso. Él aún siendo una persona activa y gracias, en parte a su formación en actividad física de Alto Rendimiento, cuando decidió hacer una maratón se propuso un plan de entrenamiento a cuatro meses vista: "Sabía que tenía que hacerlo bien, con una preparación estructurada, porque no se trata solo de inscribirse y correr, porque puedes tener una lesión o algo peor".

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La exposición en redes como Strava, que fomentan al final la competición y te muestran los resultados de la gente que te rodea, pueden dar una imagen errónea de lo duro que puede ser un maratón. También la aparición de influencers que consiguen hacer este tipo de carreras con una sonrisa y sin demasiados problemas convierte el éxito en algo aspiracional. La narrativa de que ser exitoso es poder hacer carreras largas está a la orden del día. "Es un problema que se ve siempre que esto vuelve a ponerse de moda, hay gente que quiere terminar una maratón sin haber empezado ni a correr. Lo importante ahora mismo es que con esto de los clubes va a ser más fácil que haya alguien con cabeza en el grupo que diga que eso es una locura", termina Sánchez.

En Ginger lo ven claro. La importancia de entrenar y planificar los objetivos es una máxima. “Nosotras somos realistas con las personas que nos preguntan”, aclaran a este periódico. Aseguran no haberse encontrado a demasiadas socias con “ese afán por hacer maratones”, pero cuando alguna ha aparecido tratan de recordar que “lo importante es el progreso”. Al final la story de Instagram te va a valer igual.

Una chica con un dorsal algo arrugado con los brazos extendidos. Unas estadísticas en color blanco sobre la foto. Pasa el story. Otra chica, esta vez con un lazo en la cabeza. Otras estadísticas. Pasa el story. Un chico con unas gafas psicodélicas. Este pone las cifras en color negro. Pasa el story. ¿Otra carrera? Si estás en alguna red social y la has estado consultando en las últimas semanas es difícil que esta escena no te suene, incluso puede que seas tú la persona que la haya protagonizado. De buenas a primeras, miles de personas han vuelto a correr. Tras años de caída en los que el running parecía de vuelta al ostracismo, ha llegado su resurrección.

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