Por qué hay un montón de autónomos llenando tu ciudad de gimnasios pequeños y caros
Frente al crecimiento de las grandes cadenas 'low cost', cada vez más emprendedores se lanzan a montar su pequeño centro. Mezclan entrenamiento personal y terapia de grupo por una tarifa mucho más alta en busca de clientes fieles
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A la sala no para de entrar y salir gente. Unos acaban sus ejercicios, otros los comienzan y una parte dedica unos minutos a saludarse y charlar. Durante esta tarde de jueves, los clientes se reparten entre las máquinas, cogen pesas, utilizan las cuerdas o el TRX. La estampa es la de un gimnasio más, pero el sitio está lejos de ser el típico espacio que viene a la cabeza cuando se piensa en uno de estos centros. Está en un bajo de un edificio de pisos, tiene unos 50 metros cuadrados de amplitud, hay casi más entrenadores que clientes y comparte local con una barbería. "Es un centro integral de entrenamiento personalizado", cuenta Iván, uno de sus dueños y alma mater del negocio. Junto a él hoy están Sergio, su socio, y Ricardo, el otro entrenador que trabaja en el local. Los tres tratan a la vez a no más de 5 o 6 clientes.
Es difícil que el local de Iván y Sergio no llame la atención al pasar por la puerta, pero en los últimos tiempos las ciudades han visto cómo sitios así crecen como setas. A la vez que se multiplican los grandes gimnasios con llamativos colores y cintas de correr colocadas en formación frente a grandes ventanales, cada vez son más los pequeños centros que con distintos enfoques (especializados en un deporte, centrados en un tipo de entrenamiento o dedicados a un público concreto) se abren paso. La mayoría, liderados por pequeños empresarios que suelen hacer de hombres orquesta, gestionan la empresa, llevan los entrenamientos y buscan nuevos clientes.
"Estos sitios están apareciendo porque cada vez más gente del sector echa cuentas y ve que les puede salir más rentable. Las grandes cadenas te explotan y es muy difícil tanto progresar como tener la sensación de realización en tu trabajo. Por el contrario, si te gusta y te lo trabajas, con una pequeña cartera de clientes que de verdad valoran tu trabajo y creen en ti, puedes vivir bastante bien", cuenta Iván. Este salmantino de 32 de años es graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y Fit Lion, así se llama el centro, es el segundo espacio que abre en el centro de Madrid. "Entre mis socios y yo podemos tener una clientela de más de 70 personas que pagan unos 40 euros por clase. Son negocios muy rentables si lo haces bien, este ha costado más que tirase por problemas en la reforma, pero ya va para arriba", señala.
Las encuestas muestran que estamos ante la España más deportista de la historia, más de un 52% de los españoles dice practicar ejercicio al menos una vez por semana, y eso ha llevado a que el negocio de los gimnasios se haya multiplicado para intentar captar toda esa clientela. Pero mientras los centros low cost y modelos similares se multiplican, las precarias condiciones laborales se mantienen. El último convenio estatal de instalaciones deportivas y gimnasios establece un sueldo base para el escalafón más alto, el de directores y gerentes, de 19.917 euros para el 2025. Un coordinador fitness puede cobrar 17.000 euros. Así que para los profesionales salidos de carreras y formación profesional, montárselo por su parte se ha convertido en una gran alternativa.
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Solo en la ciudad de Madrid el número de locales abiertos con actividad de "gimnasio" casi se ha duplicado desde 2014. Según el censo de locales del Ayuntamiento de Madrid, de algo más de 400 se ha pasado a 800 y es posible que haya incluso más. En cuanto a las zonas, el barrio de Salamanca es el que más gimnasios tiene y el que más ha crecido en estos años, llegando a unos 90 locales. Pero el fenómeno está bastante repartido. Con muchas nuevas aperturas en barrios más periféricos como Tetuán, Chamartín o Ciudad Lineal.
"Las cadenas low cost y los pequeños clubs son los dos modelos de mayor crecimiento" cuenta Chano Jiménez, un consultor deportivo y experto en marketing para gimnasios con sede en Madrid y negocios en países como México. "En el primer caso, su crecimiento se trata de una guerra por acaparar localizaciones y adquirir tamaño para especular con su venta a otros fondos de inversión. En este segmento, los crecimientos son más por fusiones y adquisiciones, aunque también existe crecimiento orgánico. Es un proceso de fuerte concentración empresarial que va a desembocar en 3 a 5 grandes cadenas que dominen el mercado".
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"Por otro lado, está la vertiente más vocacional, de emprendedores, con la ilusión de trabajar y prosperar en un sector que les apasiona. Esto da pie al fenómeno de los estudios y gimnasios boutiques con enfoques más especializados y, en general, muy profesionales y orientados a resultados del cliente", remarca el experto, que ve una sana competencia entre ambos modelos y un crecimiento consolidado en general. "Creo que ambos modelos de crecimiento van a mantener su auge por unos buenos años, salvo fenómenos graves como crisis económicas o pandemias".
Cómo se pasa del low cost al boutique
La apuesta de este consultor que lleva décadas trabajando en el sector es clara: "Cuanto mayor es el acceso a información de una sociedad mayor es la demanda de actividad física. Además, la evolución de la pirámide demográfica hacia una población mayoritaria de personas mayores ayuda a que seamos más conscientes de la salud y miremos más a los hábitos deportivos y nutricionales", cuenta. "Auguro un crecimiento sostenido de la oferta y demanda de fitness, al menos hasta llegar a ratios de penetración en torno al 25% de la población, lo cual puede llevar del orden de 10-15 años. Si la sociedad evoluciona económicamente y esto conlleva desarrollo educativo, sin duda, el fitness va a seguir creciendo y en auge por mucho tiempo".
Expertos como él creen que hay hueco para todo tipo de gimnasios. Mientras los grandes ofrecen tarifas bajas, multitud de actividades, infraestructura y máquinas, los nuevos estudios ofrecen tratamiento personalizado, con personal especializado y también, algo clave, un fuerte ingrediente de comunidad y formación. Las diferencias monetarias son bastante amplias, mientras el acceso sin límites a un gimnasio low cost puede rondar los 30 euros, un pequeño centro puede cobrar eso por sesión de una hora. La mayoría tienen bonos y ofertas de fidelización que reducen algo el coste, pero es raro que bajen de los 80 euros al mes por unas 3 sesiones a la semana.
"Todos tenemos la duda antes de empezar en esto sobre si va a funcionar. Pero confías en lo que puedes hacer y sobre todo ya has visto a otros que lo han hecho y les ha ido bien. Además, en mi caso vine con una cartera de clientes que me hice trabajando en una gran cadena y me han sido fieles estos años. La clave es ofrecerles algo de calidad y que vean los resultados. Comprometerte con ellos y que se sientan parte del lugar", cuenta Iván. "Yo me especialicé en recuperación de lesiones y es lo que más viene a mi centro, aunque también hago algún cambio físico. Quizá mi caso no es el más habitual, pero gestiono unos 20 clientes con entrenamientos personales y tengo la agenda casi cerrada, no quiero que por coger más gente se resienta mi servicio y tampoco necesito sobrecargarme más", cuenta.
En estudios como Hybrid Studio incluso ofrecen otro tipo de actividades que van más allá del deporte, como clases de cerámica, para impulsar el sentimiento de comunidad. "Puede parecer muy simple pero la cercanía y la calidez del trato humano es algo que falta mucho a día de hoy en cualquier momento o lugar y creemos que es un punto diferencial nuestro. El tener paciencia, tener una comunicación asertiva o escucha activa, poder hacer sentir a la gente que está en un lugar seguro de desarrollo. Además, nos distinguimos por tener un muy buen ojo clínico y poder corregir a los alumnos corporalmente y decirle el porqué de cada cosa, ya que nosotros intentamos enseñar y no aplicar", cuentan sus dueños, una pareja de entrenadores que gestiona todo el proyecto.
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Este centro, ubicado en la zona de Acacias, también en Madrid, es otro de los espacios recién abiertos que busca competir en este sector. Y de momento, cuentan sus dueños, los resultados son buenos. Más centrados en clases colectivas y del estilo de crosstraining, apuestan más por enseñar a pequeños grupos en desarrollo físico con conceptos como la movilidad. Pero también coinciden con Fit Lion en el foco sobre la salud y la nutrición. "Tener este tipo de proyecto es una meta común dentro del sector deportivo. Pero realmente el click que nos llevó a nosotros a ponerlo en marcha fue la seguridad de estar en nuestro propio espacio y dar rienda suelta a las ideas que habíamos generado durante nuestro trayecto de aprendizaje, desarrollo y maduración como profesionales", detallan.
Sus precios van desde unos 65 euros al mes por 4 clases a 120 por acceso ilimitado. Tienen sesiones con programación específica de lunes a sabado en horario de 8 a 20. También ofrecen calistenia, movilidad y fuerza base. "Otros dos factores que nos diferencian del resto y sabemos que son clave son: primero, las clases son de 8 personas máximo, lo que nos permite tener una atención más personal con cada uno de los alumnos. Y segundo: es una programación única que realizamos nosotros en base a nuestra visión deportiva, que es uno de los grandes elementos que genera fidelidad en nuestros clientes", señalan desde Hybrid.
Uno de los mayores problemas en todos estos casos es justo el de la autoexigencia o hasta dónde llega tu trabajo personal como autónomo. Iván y Sergio aseguran que se puede vivir así durante años sin quemarte, pero sí que debes ser consciente del trabajo que haces y la profesión a la que has decidido dedicarte. "Nosotros intentamos ser flexibles, con el compromiso de que el cliente también lo sea. Intentamos que la relación sea tan profunda que lleguemos a tratarnos con total confianza, pues es parte del servicio. Pero eso te lleva a que por ejemplo hoy he tenido que empezar a las 6 porque tenía una clienta y son las 8 de la tarde y sigo aquí. Intentas descansar y tomarte tus tiempos, pero al final también te debes al cliente".
"Hoy he tenido que empezar a las 6 porque tenía una clienta y son las 8 de la tarde y sigo aquí"
"Ser autónomo es una tarea muy complicada, pero depende de tu visualización y claridad. La parte administrativa, como en cualquier sector, se podría catalogar de difícil. Pero, si lo vemos desde una perspectiva de desarrollo personal, como de un pintor con lienzo en blanco que quiere dar rienda suelta a su imaginación, sí te puedo contestar que es fácil sentirse gratificando y libre", cuentan desde Hybrid. "Nos gustaría que nuestro negocio se convirtiera en una marca y abrir otros centros, donde poder llegar a más gente para que puedan disfrutar de lo mismo que el resto de nuestros clientes actuales. Se podría decir que sería como dejar nuestro legado y estar cómodos y felices viviendo con ello", añaden.
Sergio, el socio de Iván, es uno de esos nuevos entrenadores que ya aterrizaron en un modelo de entrenamiento personal y en un pequeño centro. A sus 32 años ha pasado la mayor parte de su carrera como conserje, pero se sacó el grado superior de Técnico Superior en Actividades Físicas y Deportivas y acabó con Iván. Le gustó tanto el modelo y su potencial que invirtió para montar este segundo centro y dejó su otro trabajo. "Ha sido una gran inversión y el miedo siempre aparece, pero ya la cosa ha cambiado. Ha corrido la voz y estamos a tope". Ahora tienen la barbería e incluso están a punto de lanzar un proyecto relacionado con la nutrición junto a Ricardo, otro de los chicos que trabaja con ellos.
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¿Hay espacio para todos?
Esas situaciones llevan a pensar si estos espacios podrán sostener durante largos años su pulso al mercado. En muchos casos, un mismo emprendedor debe gestionar la empresa y sus gastos, llevar a sus clientes y buscar nuevos. Además de atajar cualquier problema que surja y pensar en nuevos desarrollos que ayuden a que el negocio no se pare. "A cada usuario le llevamos una programación adaptada, le damos consejos nutricionales y le hacemos un seguimiento para que el proceso siga su curso. Es algo muy dedicado y que te debe gustar", cuenta Sergio. "También tienes que hacer hasta redes sociales para promocionarte, que es algo no me gusta nada, pero es lo que toca", añade Iván.
Hay otros modelos menos sacrificados en ese sentido. Negocios tipo box de Crossfit en los que los usuarios pagan también altas tarifas por entrenamientos muy concretos, pero sin seguimiento ni contacto 24 horas. Aunque también estos sitios deben generar comunidad y buscar que el cliente se sienta parte del espacio para que no se vaya a otro. Hay espacios que ofrecen clases fuera del entorno deportivo, llegan a acuerdos con nutricionistas o expertos en diferentes áreas para que den formaciones o hasta montan fiestas para empujar a la socialización.
Un artículo publicado en Business Insider ya señalaba que los gimnasios se están convirtiendo en el lugar favorito de la generación Z, y que son los nuevos lugares de socialización de esta generación. Por eso cada vez hay más sitios que ofrecen huecos para esta conexión entre clientes como cantinas en el gimnasio, peluquería o las ya mencionadas fiestas. Todo sea por intentar no solo conseguir clientes, sino afianzarlos y que no les importe desembolsar más dinero.
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De momento, como comentaba Jiménez, no se muestra una desaceleración en este mundo del fitness y todo apunta a que el futuro sigue siendo prometedor. Pero sí se empiezan a ver las primeras grietas. Se habla de escasez de locales en ciudades como Barcelona y se señala como una de las más importantes la falta de fuerza laboral. El número de graduados en materias relacionadas con el deporte han ido aumentando lentamente con el tiempo, pero puede que no lo suficiente para cubrir las necesidades del mercado. Además, adolecen de problemas estructurales como los malos sueldos o la falta de estabilidad.
El ránking de Inserción laboral de los graduados por universidad de la Fundación BBVA muestra que más de la mitad los graduados en CAFYD no tienen contrato de jornada completa y los indefinidos no superan el 60%. Son cifras inferiores a Bellas Artes y cercanas a Artes Escénicas. Carreras más asentadas como Administración de Empresas sacan unos 20 puntos en estas clasificaciones. La búsqueda de estabilidad por parte de estos licenciados se ha vuelto un punto clave y explica buena parte de los nuevos negocios. Más allá de la función pública, es uno de los pocos espacios que pueden servir para tal fin.
"Existe un fuerte factor vocacional en el emprendimiento deportivo que dista mucho de las motivaciones puramente financieras de los grandes fondos de inversión dueños de las grandes cadenas. Efectivamente, la frustración laboral puede llevar a muchos profesionales al emprendimiento autónomo, pero cabe advertir que la creación de empresas es un reto muy exigente y no para todos", cuenta Jiménez. "La rentabilidad puede llegar a ser muy alta con retornos de inversión en 3 años (rentabilidades superiores al 30% de la inversión), pero también pueden dar pérdidas. Factores como tener muy claros los targets de clientes, el desarrollo de un modelo de negocio original, diferenciado y competitivo, dar con la geolocalización adecuada y contar con procesos realmente eficaces de captación y retención, van a marcar la diferencia".
Iván, por su parte, tiene clara su apuesta y no se arrepiente. "Yo descubrí que las grandes cadenas me estaban explotando y que eso de ser monitor con una clase abarrotada, chillando y sin poder hacer bien mi trabajo no era lo mío. Yo no estudié tanto para acabar ahí. Pero bueno, hay que respetar cualquier carrera y mi único consejo es que, viendo el boom de todo esto, cada uno sea consciente de dónde está y a quién dedica su trabajo", termina.
A la sala no para de entrar y salir gente. Unos acaban sus ejercicios, otros los comienzan y una parte dedica unos minutos a saludarse y charlar. Durante esta tarde de jueves, los clientes se reparten entre las máquinas, cogen pesas, utilizan las cuerdas o el TRX. La estampa es la de un gimnasio más, pero el sitio está lejos de ser el típico espacio que viene a la cabeza cuando se piensa en uno de estos centros. Está en un bajo de un edificio de pisos, tiene unos 50 metros cuadrados de amplitud, hay casi más entrenadores que clientes y comparte local con una barbería. "Es un centro integral de entrenamiento personalizado", cuenta Iván, uno de sus dueños y alma mater del negocio. Junto a él hoy están Sergio, su socio, y Ricardo, el otro entrenador que trabaja en el local. Los tres tratan a la vez a no más de 5 o 6 clientes.