El negocio del caballo se dispara: "Hace 5 años apenas sabía montar y ahora tengo una hípica"
El sector ecuestre no para de crecer en España. En los últimos años, las explotaciones para prácticas deportivas se han multiplicado gracias a la profesionalización y la influencia extranjera
A Mateo Esser Díaz se le hundió su sueño hace cinco años. Había acabado el instituto y tenía todo planeado para irse a Estados Unidos y continuar estudiando con una beca para jugar al fútbol. Pero sus padres tenían otra idea. "Querían que me quedase en España, por lo que me tuve que replantear todo", cuenta. No sabía qué hacer, hasta que el mundo del caballo se le cruzó por delante. Ahora, con 24 años, y llevando apenas cinco montando, compite como jinete a nivel internacional, regenta una hípica a las afueras de Madrid con 16 caballos y hace encaje de bolillos para gestionar la lista de espera de clientes que quieren montar con él o que les busque un hueco a su montura en la cuadra.
La historia de este joven de raíces hispanobelgas es un buen ejemplo de la situación de la hípica en España. Esta industria, que tradicionalmente ha vivido a la sombra de otros países europeos, disfruta de uno de sus mejores momentos, espoleada por la profesionalización, el crecimiento de la afición, la llegada de jóvenes emprendedores y la influencia extranjera. Los eventos como el SICAB o la Madrid Horse Week baten récords año tras año, las explotaciones brotan como setas (según los últimos datos de la Real Federación Hípica Española, en menos de 10 años España sumó más de 12.000 nuevas explotaciones equinas) y el impacto económico del sector ha pasado de rondar los 5.000 millones a superar los 7.000.
"Sé que suena raro que hace cinco años apenas supiera montar y ahora tenga una hípica, pero es tal cual", cuenta este miércoles Esser Díaz mientras pasea por su explotación, conocida como Finca Epona. En ella vive, junto a uno de los mozos que trabajan con él. Su familia, dice, no tenía contacto alguno con el sector ecuestre y él fue aprendiendo todo con formación, empezando por la FP. "Primero me apunté al grado medio de hípica y después hice también el superior. Me enseñaron todo lo básico y en este tiempo me he seguido formando. Hasta estuve un año en Francia viviendo con jinetes de talla mundial para empaparme de lo que ellos hacen", añade. Esser Díaz empezó compitiendo y de ahí dio el salto para montar, con ayuda de sus padres, la hípica. Centrado aún en su carrera deportiva, su idea es llegar lo más alto posible en la disciplina de concurso completo y traer a España los conocimientos que saca de los países punteros. "Tengo una oportunidad única".
Tradicionalmente, en este sector siempre han destacado familias con varias generaciones dedicadas al caballo o que al menos han tenido algún tipo de contacto con él. Pero ahora las oportunidades que da el negocio ha generado otro tipo de historias. Además de los clásicos criaderos, escuelas de hípica o ganaderías de carne, se han abierto paso negocios relacionados con estos animales que dan oportunidades a nuevos emprendedores que sueñan con triunfar. La equinoterapia es una de esas salidas, pero también hay ejemplos como el de Esser Díaz, que centran su trabajo en la alta competición y la enseñanza personalizada.
Según el joven jinete y empresario, en su caso las cuentas salen. Asegura que lo que gana con la hípica, sus patrocinadores y las clases que da en otras fincas le da para mantener el negocio, costear sus gastos como atleta de élite y pagar a los tres mozos que están con él en la finca. A ella acuden ahora mismo 8 clientes que por el pack completo, con pupilaje y clases incluidas, pagan unos 650 euros al mes, aunque el próximo año tendrá que subir algo el precio por la inflación. "Tengo que hacerlo para que las cuentas cuadren. Que nos dé para mantenernos, que ya es mucho para un deporte tan caro como la hípica", detalla. Con lo que va sacando extra va mejorando las instalaciones. Aunque todo, eso sí, poco a poco.
Sin embargo, su entorno muestra algo más. Su finca está en Valdemorillo, en el oeste de la Comunidad de Madrid. En la comarca, donde los municipios principales son Villanueva de la Cañada y Brunete, hay cerca de una decena de hípicas públicas y hay otros tantos proyectos en desarrollo. La mayoría están regentados por familias pudientes del país. Según el periódico El Mundo, por Brunete aparecen nombres como Marta Fernández-Andrade, heredera de la farmacéutica PharmaMar, Pilar Cordón, hija de Publio Cordón, o futbolistas como Toni Kroos. En el oeste madrileño también está la hípica de Marta Botín, situada en Majadahonda.
Todos ellos han invertido en distintos clubs y dan fe del buen momento que vive la equitación. Pero, ¿por qué concretamente explotan esta zona? Para Esser Díaz, tiene varias explicaciones. La tradición ecuestre está presente desde hace tiempo, por lo que hay fincas como la suya que ya llevan tiempo construidas y te ahorras el tener que empezar de cero, pero también ayuda la cercanía con la ciudad de Madrid, el crecimiento del turismo de naturaleza o la conexión con un importante hospital clínico veterinario. El que tiene la Universidad Alfonso X en Villanueva de la Cañada.
Es más, la presencia de estas universidades privadas es clave para gente como Esser Díaz. De estos centros vienen muchos de sus clientes, estudiantes extranjeros de alto nivel adquisitivo que montan en sus países de origen y no quieren perder la práctica mientras estudian en Madrid. El jinete, que habla tanto inglés como francés, además de español, intenta aprovechar ese caladero. "Ahora mismo tengo lista de espera y estamos intentando agrandar la finca para poder mejorar las instalaciones".
Este miércoles, sin ir más lejos, Mathilde Berenga está allí cepillando y limpiando su caballo en las cuadras. Estudiante de marketing digital en el Instituto Empresa, no quería dejar a su montura en su país, Italia. Buscó por internet y dio con la finca de Esser Díaz, donde ahora vive su animal. "Di con este sitio por Instagram, lo vi, me gustó y aquí estoy", cuenta. Su montura, un lustroso caballo marrón, descansa tras el entrenamiento con hielo en sus tendones.
Que España se haya convertido en un destino tan atractivo para muchos de estos perfiles ha ayudado mucho al desarrollo de la equitación en estos años. Es más, según Venancio García Ovies, secretario general de la Real Federación Hípica Española, nuestro país es prácticamente el lugar en el que más concursos de hípica se realizan en todo el mundo. Pero hay discrepancias entre los expertos sobre si el clima español ayuda o penaliza al sector.
¿Se puede competir con los grandes?
Según García, esta atracción está moviendo a la hípica española a escalar muchas posiciones en los rankings mundiales y, aunque sigue lejos de países como Alemania, Francia o Polonia, puede codearse pronto con lugares como Suecia. "No es descabellado pensar que al ritmo de crecimiento que llevamos, de un 5% de licencias federativas al año, más o menos, en poco tiempo estemos en condiciones de mirar de tú a tú a muchos países que tenemos por delante", cuenta. "Además, España ya tiene la tradición ecuestre con ejemplos como el del pura raza español y una cultura del caballo que va a ayudar a este crecimiento".
Por su parte, Esser Díaz es más escéptico. "Hay mucho que mejorar y se está haciendo. Cada vez viene más gente de fuera a enseñar cómo se hace en los países más punteros y muchos estamos empujando para seguir subiendo, pero el clima nos penaliza muchísimo", cuenta. "Tú te vas a lugares como Polonia y tienen fincas gigantes con todo el pasto que quieras para sus caballos. Son hectáreas y hectáreas de verde por todas partes. Esto aquí es imposible, salvo en casos concretos en el norte", detalla.
Él mismo estuvo pensando en abrir su hípica en un lugar como Santander, aunque finalmente se quedó con Madrid. "Soy de aquí y me gusta la calidad de vida que tengo. Pero el coste que tiene tener aquí un caballo es mucho mayor, además de que su desarrollo no puede ser comparable con el que tienen en centroeuropa".
Su montura principal (ahora mismo tiene 3 en propiedad), el caballo con el que compite, Paco, vino justamente de Polonia. "Tú vas allí y los potros están lustrosos, gordos, fuertes… porque tienen todo lo que quieran para comer y un clima perfecto para ellos. España es un secarral con meses muy duros de calor y tienes que estar comprando heno y demás continuamente. Apenas hay momentos del año en el que los animales puedan estar haciendo lo que más les gusta, tener todo el día la nariz en el suelo, entre el pasto".
Lo cierto es que la cría de caballos en España y en concreto el pura raza español también vive uno de sus mejores momentos. Desde la Real Asociación Nacional de Criadores de Caballos de Pura Raza Española explican a El Confidencial que el Libro Genealógico del Caballo Español registró en 2023 13.402 nuevos ejemplares de Pura Raza Española (PRE) en su Registro de Nacimientos (6.553 machos y 6.849 hembras), un 6,3% más que el año anterior, y dio de alta 2.850 nuevas ganaderías. "De este modo, el censo de la raza se sitúa a 31 de diciembre de 2023 en 282.066 ejemplares (139.273 hembras y 142.793 machos), pertenecientes a 48.365 ganaderías activas de 67 países. El PRE representa el 70% de todos los équidos registrados de España", detallan.
"De los nuevos ganaderos registrados, el 43% son de fuera de España, en su mayoría de EEUU, Italia y Alemania. El 57% restante son de España, siendo Andalucía (43%), Cataluña y Castilla y León las comunidades que lideran el ranking", cuentan.
En lo que sí coinciden tanto Esser Díaz como García es en que el sector va por buen camino. Se está haciendo mucho y bien, aunque falta. "Ya no necesitas haberte criado entre caballos para dedicarte esto y eso es un paso adelante. La profesionalización que se ha ido observando está generando toda una industria sólida y que cada vez impacta más en la economía del país", detalla García. "Mira si ha cambiado todo que en 2013, cuando hicimos el primer estudio de impacto económico del sector ecuestre, teníamos que sacar los datos de debajo de las piedras porque muchos empresarios eran reacios. En el segundo ya todos nos los daban".
A Mateo Esser Díaz se le hundió su sueño hace cinco años. Había acabado el instituto y tenía todo planeado para irse a Estados Unidos y continuar estudiando con una beca para jugar al fútbol. Pero sus padres tenían otra idea. "Querían que me quedase en España, por lo que me tuve que replantear todo", cuenta. No sabía qué hacer, hasta que el mundo del caballo se le cruzó por delante. Ahora, con 24 años, y llevando apenas cinco montando, compite como jinete a nivel internacional, regenta una hípica a las afueras de Madrid con 16 caballos y hace encaje de bolillos para gestionar la lista de espera de clientes que quieren montar con él o que les busque un hueco a su montura en la cuadra.
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