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El sueño cuarentón ya no es terminar un maratón, sino correr 250 kilómetros por el Sáhara
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3.300 € por experimentar la supervivencia

El sueño cuarentón ya no es terminar un maratón, sino correr 250 kilómetros por el Sáhara

La nueva edición del Maratón des Sables muestra cómo el ultrafondo se ha hecho un hueco como deporte de moda entre los mayores de 40. La idea de vivir una aventura extrema atrae cada vez a más atletas máster

Foto: Cristóbal Bernabé durante una de sus ultra. (Cedida)
Cristóbal Bernabé durante una de sus ultra. (Cedida)

Es 1984 y el atleta francés Patrick Bauer decide irse de aventura. Tiene 28 años y se lanza a recorrer 350 kilómetros por el desierto del Sáhara. Solo, a pie, con una mochila de 32 kilos a la espalda y sin zonas habitadas a la vista. Lo consigue en 12 días y su locura le sale bastante rentable. Tiene tanto tirón que dos años después ya le siguen en el mismo recorrido 23 corredores más. Es el origen, según la propia organización, del Maratón des Sables, una de las pruebas deportivas más duras y rentables del planeta, y que este fin de semana llega a su edición número 37 con más de 1.000 participantes apuntados. Aunque el perfil del corredor que acaba de empezar a correr por las dunas este 2023 es muy diferente al de aquel joven Bauer.

Esta carrera se ha convertido en uno de los mayores iconos de una modalidad deportiva que no para de ganar adeptos: la ultradistancia. Un estilo de competición que engloba a todo tipo de prueba de resistencia que incluya una carrera a pie que supere los míticos 42,195 kilómetros del maratón. Aunque la mayoría son en la naturaleza, los llamados trails, las hay para todos los gustos: desde simples recorridos de 50 kilómetros a los de 250 que recorrerán en esta edición los participantes en Sables. Su popularidad se ha disparado en la última década y lo ha hecho gracias a un público muy concreto: los mayores de 40. Lejos de los 28 años con los que contaba Bauer cuando hizo su aventura, la media de la edición de este año es de 46.

Foto: Imagen de la carrera de las empresas en La Castellana. (EFE/Fernando Alvarado)

Cristóbal Bernabé es uno de los alrededor de 50 españoles que se han apuntado a Sables este año y un ejemplo perfecto del éxito de las ultras en edades avanzadas. Con 60 años a las espaldas, este arquitecto de San Sebastián es primerizo en esta competición, empezó a correr rondando los 30 y ha pasado de terminar las seis maratones más importantes del mundo en los últimos 10 años a probar con la arena. "Creo que la gente lo hace por la experiencia. Cuando vas cumpliendo años ya no buscas tanto la competición o la velocidad, y te centras en la experiencia y retarte a ti mismo. Para eso, no hay nada como las aventuras de ultrafondo. Nosotros hemos hecho varios Ironman y estado en otras dos pruebas que organiza la empresa detrás de Sables, en Perú y Fuerteventura, y ya nos hemos apuntado a la de Egipto", comenta. Habla de "nosotros" porque siempre las hace acompañado de su pareja. Asegura que estas pruebas son como sus vacaciones.

El éxito de actividades como el running en las últimas décadas ha hecho que el sueño de terminar un maratón a partir de los 40 se haya quedado corto para muchos, una experiencia demasiado fácil. Y, ahí, las empresas como la que organiza esta carrera en el desierto, dirigida aún por el propio Bauer, han encontrado un filón claro para explotar. Atletas enamorados del deporte, con necesidad de aventura o experiencias y capacidad económica para invertir en sus objetivos vitales. Conceptos como el conocerse a sí mismo, retarte o ver paisajes únicos se mezclan con los de hacer nuevos amigos, disfrutar de viajes en pareja o dar importancia a la seguridad máxima. Más allá de simples competiciones, estos eventos acaban uniendo un negocio deportivo con uno experiencial que engancha a cada vez más personas.

"Al final, acabas creando lazos muy fuertes. Además, la seguridad es brutal, tienen decenas de 4x4 conducidos por profesionales para los corredores y dos helicópteros. Todos llevamos un localizador con dos botones para pedir asistencia dependiendo de la gravedad", comenta Bernabé. La idea es pasar una prueba de resistencia extrema, pero alrededor nada se sale del camino. Cada participante debe llevar su comida a cuestas, la mayoría alimentos liofilizados, y ha de montar su campamento cada noche, pero la organización se encarga de racionar el agua o dar tiempo para que nadie pierda su sitio por el corte de tiempos salvo en casos extremos. "Acabamos con una cena de gala en la que todos aparecemos como podemos, cojos, quemados, pero contentísimos", comenta Helena de Pablo, otra de las españolas que participan este año y que ya probó la pasada edición.

De Pablo es otro ejemplo similar al de Bernabé, pero quizá más extremo. Con 62 años, esta monitora de gimnasio ha pasado media vida dedicada al judo, pero con los años pasó a la resistencia. Se apuntó al Maratón des Sables en 2020, pero no pudo correr por la pandemia hasta el año pasado, en la edición más dura de la historia. Ahora, asegura, quiere volver para intentar pasarlo mejor. "La terminé por narices, porque soy así, pero los primeros días estaba malísima, no era la única, se retiró más gente que nunca. La idea es que este año vaya mejor", apunta. Como en el caso del arquitecto, no es ni mucho menos la primera ultra de su vida, incluso probó el Ironman sin tener bicicleta. "Fue mi regalo por mi 50 cumpleaños. Me apunté y después me tuve que poner a nadar y comprarme una bici. Toda una experiencia".

El boom del Ironman o la UTMB

El Maratón des Sables no es el único nombre que destaca en este negocio. Hay otros ejemplos, como el circuito UTMB, que empezó con una competición extrema (la Ultra-Trail de Mont-Blanc), y ya organiza 35 carreras de montaña por todo el mundo (la mayoría por encima de los 42 kilómetros de distancia). Esta compañía a su vez está asociada a los organizadores de los ya citados Ironman, triatlones al límite en los que los participantes deben recorrer casi cuatro kilómetros nadando, 180 en bicicleta y completar un maratón corriendo. Dicha organización celebra cerca de 200 en todo el planeta y solo en el sur de Europa facturó en 2022 20 millones de euros. Tras la empresa estaba hasta 2020 el grupo Wanda, pero se lo vendió a Advance, dueña de Conde Nast y accionista de Discovery por 730 millones de dólares. Además de la marca Ironman y UTMB, gestionan otras como Rock 'n' Roll Marathon Series o las Epic Series.

En España, hay citas muy importantes a nivel global en el circuito de resistencia. Como los 101 kilómetros de Ronda que organiza la Legión y tiene un tiempo aproximado de 24 horas sin parar, o la Transvulcania, que se celebra en La Palma. Esta última forma parte de UTMB y en la prueba reina se recorren 75 kilómetros de alta montaña con 4.735 metros de desnivel positivo y 4.405 metros de desnivel negativo que se completan en dos jornadas.

placeholder Una de las salidas del Ironman de Vitoria 2022. (EFE)
Una de las salidas del Ironman de Vitoria 2022. (EFE)

También hay pruebas para amantes de la bicicleta que siguen esta misma filosofía. Como la Titan Desert, que en 2023 empieza el 30 de abril. Seis días de etapas para recorrer 600 kilómetros de desierto marroquí con 6.000 metros de desnivel acumulados. Lo primero que destacan en su web para llamar a la inscripción es el concepto "experiencia vital". "La Škoda Titan Desert Morocco es mucho más que una carrera de mtb. Son seis días de desafío, con constantes retos deportivos y personales. Una experiencia única en la que medirás tus límites sobre la bicicleta y compartirás vivencias con el resto del campamento de Titanes". La han corrido figuras como Miguel Induráin, que repetirá este año con 58 años, o Luis Enrique, que también pasó por Sables después de retirarse del fútbol profesional.

En los resultados ya se puede ver cómo la edad está moldeando estas competiciones. En un artículo publicado en la revista PlanetaTriatlón, se recogen varias cifras interesantes. En los ultramaratones de 100 a 160 km, el 73% de los finishers son atletas de categoría máster (más de 40). En el Ironman de Hawái, el más importante de todos los que se celebran, el 55% de los atletas masculinos y el 45% de las atletas femeninas son máster. En esa misma prueba, la edad media del top 10 ha pasado de rondar los 27 a los 35.

Lo llamativo es que, en la mayor parte de los casos, los atletas máster no son profesionales. Es decir, se dedican a esto de forma amateur y cargan con todos los costes y el peso de los entrenamientos. Sin embargo, ahí pueden estar varias de las claves para que aún haya tal dominio de edad.

5.000 euros y entrenamientos de siete horas

Según Bernabé, la edad te da mayor capacidad mental para afrontar esos desafíos, y te permite gestionar mucho mejor las sensaciones de estas carreras. "No se trata de correr y correr, hay que conocer tu cuerpo y saber tus límites, sobre todo cuando no somos profesionales. Por eso creo que la gente espera tanto para meterse en estas pruebas. Además, el tiempo te permite tener más claro los objetivos y lo que tienes que hacer para conseguirlos", añade. Según cuenta, en su día a día entrena unas dos horas por la mañana o por la tarde. Durante el fin de semana, él y su pareja marchan hasta las Landas, en Francia, donde aprovechan las playas vírgenes de la zona para entrenar en arena durante unas siete horas. "Tienes que probarte con la mochila y con todo el equipo. Llevamos gorra con el clásico pañuelo del desierto, mochila técnica, polainas para las zapatillas... Todo eso tienes que probarlo antes y acostumbrarte, porque las sensaciones son muy distintas", señala.

En el caso de De Pablo, entre semana sigue una estrategia similar, añadiendo al entrenamiento las clases que da en el gimnasio, y, durante el fin de semana, puede llegar a correr unos 90 kilómetros repartidos de viernes a domingo. Ella añade otro factor diferencial para que estas competiciones se hayan llenado de personas de mediana edad: el dinero. "Solo en esta carrera se te van cerca de 5.000 euros. 3.300 de la inscripción, más el vuelo que, ya que te pones, lo haces con la organización, más todo el equipo y la comida. No muchos jóvenes pueden permitirse eso. Si tienes patrocinios la cosa cambia, pero los que los consiguen son pocos", detalla. En su caso, como en el de Bernabé, el gasto total de la carrera corre de su cuenta. "Te lo tienes que imaginar como un hobby que te apasiona", comenta el donostiarra.

Hablando a nivel físico, el entrenador especialista en deportes de resistencia, Eduard Barceló, lo tiene claro. Estas ultra son la forma en la que los atletas pueden alargar su carrera. Lejos de la velocidad de las distancias cortas o los deportes más violentos para el cuerpo, estas carreras permiten otro tipo de entrenamientos, de mucho más volumen y menos explosión. No le parece nada raro que los máster se instalen en ella. "A nivel físico es mucho más cómodo para el cuerpo absorber entrenamientos largos y tranquilos que cortos y explosivos. Si a esto le sumas el tema de la cabeza y la idea de vivir una experiencia única, estas pruebas son opciones muy atractivas para todo el que ha pasado muchos años haciendo deporte. Un reto personal que va más allá de lo deportivo y te puede servir en la vida diaria", explica.

A unas horas para despegar hacia Marruecos, De Pablo termina de comprar sus últimos enseres para el viaje. Aunque poco tiene que ver su caso con el de aquel Bauer que decidió hacer la aventura solo hace casi 40 años, espera vivir una experiencia similar. "Tengo un grupo de WhatsApp con todos los que hicimos la carrera el año pasado y muchos vuelven. Todos coincidimos en aquel instante en que no volveríamos a hacer algo así, fue durísimo, pero aquí vamos. Al final esto de la supervivencia y poner tu cuerpo al límite es algo tan intenso y especial que te lleva a intentarlo otra vez", termina.

Su explicación coincide bastante con la que dio el exselecionador de fútbol, Luis Enrique, en su blog cuando terminó su primer paso por el desierto marroquí. Era 2008 y tenía 37 años. "Dormir en el suelo, con piedras clavándose en tu cuerpo, aguantar ventiscas, que se te caiga la jaima encima por la noche, hacer tus necesidades a la vista de todos y ver cómo las hacen los demás, comer poco, pasar frío y calor en breve espacio de tiempo, soportar ronquidos y tener racionada el agua forman parte del viaje de la Maratón des Sables y que te aseguro formará parte de un recuerdo imborrable en tu vida".

Es 1984 y el atleta francés Patrick Bauer decide irse de aventura. Tiene 28 años y se lanza a recorrer 350 kilómetros por el desierto del Sáhara. Solo, a pie, con una mochila de 32 kilos a la espalda y sin zonas habitadas a la vista. Lo consigue en 12 días y su locura le sale bastante rentable. Tiene tanto tirón que dos años después ya le siguen en el mismo recorrido 23 corredores más. Es el origen, según la propia organización, del Maratón des Sables, una de las pruebas deportivas más duras y rentables del planeta, y que este fin de semana llega a su edición número 37 con más de 1.000 participantes apuntados. Aunque el perfil del corredor que acaba de empezar a correr por las dunas este 2023 es muy diferente al de aquel joven Bauer.

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