"El deporte ha sido tan inclusivo con las personas trans que se ha olvidado de las mujeres"
Organizaciones deportivas y gobiernos tratan de cuadrar la justicia deportiva con la inclusión de personas trans en las categorías femeninas. El debate ha pasado a conflicto a nivel social
Ni hay consenso ni se espera. El deporte español y el internacional mantienen un debate abierto sobre qué hacer con el colectivo trans. La aprobación el pasado verano de la conocida como ley trans, impulsada por el Ministerio de Igualdad de Irene Montero, continúa en el disparadero por su ajuste respecto a las competiciones de élite. Ahí, la autodeterminación de género choca con los valores de la igualdad en el deporte, un problema que ni siquiera el Comité Olímpico Internacional logra descifrar (restringir el número de nanomoles por litro a través de tratamiento hormonal ha sido su opción predilecta). Casos como el de Lia Thomas, nadadora trans que hace tres años competía en el equipo masculino de la Universidad de Pensilvania y, después de someterse a un tratamiento hormonal, bate récords en el femenino, aumentan la controversia. ¿Inclusión o 'dopaje de género'?
Fiona McAnena forma parte de Fair Play for Women, asociación de Reino Unido que surgió “para proteger el papel de mujeres y niñas” en la sociedad. McAnena atiende a El Confidencial a través de videollamada desde Londres para comentar el “retroceso para el deporte femenino” que suponen las últimas decisiones de gobiernos, federaciones y organizaciones del deporte. “Creo, de verdad, que todo el mundo sabe que esto es injusto. Competimos con nuestro cuerpo, no con nuestras ideas. El argumento para estar a favor de la inclusión trans en categorías femeninas nunca habla de justicia deportiva, si no de que las mujeres trans lo necesitan. Hay que tener categorías estrictas en cualquier deporte en el que el cuerpo sea importante, si no, el deporte femenino acabará por desaparecer”. “Si tú juegas al fútbol como júnior y cumples 18 años, ya está, ya no eres júnior. El deporte funciona así”, sentencia.
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PREGUNTA. Una persona trans, que durante su vida haya practicado un deporte o competido en alguna modalidad, debe poder seguir realizándolo independientemente de su condición.
RESPUESTA. Por supuesto, estamos de acuerdo en eso. Nadie debe de meterse en lo que una persona siente. En cualquier otro aspecto de la sociedad, una persona trans debe tener su propio espacio porque el sexo no es relevante. Pero en el deporte, el sexo sí que es importante. No podemos aceptar las ventajas competitivas del cuerpo de un hombre en una competición femenina. Es injusto. Creemos que en el deporte tiene que haber lugar para todo el mundo… Pero ese no es un problema que nos toque solucionar a nosotras. Tenemos que hacer el deporte inclusivo para personas trans, pero eso no significa meterlas en el femenino porque sí. En el mundo del deporte tú te adaptas a la categoría que te toque: por tu peso, por tus habilidades, por tu edad… No puedes elegir, hay normas y hay que excluir a la gente que no entra dentro de esas categorías para que el resto de participantes tenga una oportunidad legítima de competir. Por ejemplo, el deporte masculino jamás se va a ver amenazado por mujeres. Pero al revés, sí.
P. Muchos análisis apuntan al conflicto que puede surgir entre los reglamentos deportivos de la participación de mujeres trans en categorías femeninas y los derechos humanos. ¿Cree que ese pensamiento puede discriminar al colectivo trans?
R. Elegir en qué categoría juegas no es un derecho humano. Cada uno tiene derecho a su propia determinación y a vivir de la manera que quiera. Las categorías deportivas funcionan excluyendo a algunas personas para que el resto pueda competir en igualdad de condiciones. La mayoría de los deportes utilizan categorías de edad para que sea justo y, sobre todo, el sexo. Incluso los deportes de combate y la halterofilia, que tienen categorías en función del peso, las tienen dentro de los diferentes sexos, no en lugar de ellas. El sexo es el factor más discriminatorio en el rendimiento deportivo.
El deporte es intrusivo, es físico, es personal… Tienes que someterte al test de dopaje, por ejemplo. Se necesitan reglas que garanticen justicia para la gente que ha nacido mujer. Es absurdo decir que no se le pueda preguntar a alguien por su sexo. Si tú has tenido una pubertad varonil, no tienes que competir en categorías femeninas. La ventaja es enorme, incluso con tratamientos de hormonación y supresión de testosterona. Hay una pregunta que nos hacemos, ¿por qué hay tanto interés y preocupación por un grupo estadísticamente minoritario como las mujeres trans cuando las mujeres todavía estamos luchando por hacernos un hueco en el deporte? No es que vivamos un momento brillante y repleto de oportunidades para nosotras. ¡Todavía queda por lo que luchar! No estamos preparados para tener este debate, y no creo que lo estemos nunca. No hablamos de cómo te sientes, hablamos de competir.
P. En los últimos meses, el caso de Lia Thomas ha cobrado mucha fuerza a nivel mediático. ¿Cómo lo valora?
R. El caso de Lia Thomas es el ejemplo más evidente. Cada uno tiene derecho a vivir cómo quiera, cambiarse el nombre, sentir lo que sienta... Pero todo el mundo sabe que esto no puede ser. Es obvio que no es justo. Tiene el cuerpo de un hombre, tuvo una pubertad de hombre. No estaba entre los 400 mejores nadadores cuando competía como hombre en la NCAA. Will Thomas [su nombre de nacimiento] era un buen nadador… y ahora Lia es la gran campeona de Estados Unidos por dejarse el pelo largo. No puede ser.
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Fionna McAnena sí apostilla cuando llega la hora de hablar de las personas intersexuales. El caso de Caster Semenya es el mejor ejemplo. Esta atleta sudafricana es campeona mundial y olímpica, pero las autoridades del atletismo internacional le prohibieron su participación en los Juegos de Tokio al entender que su condición intersexual le otorgaba demasiada ventaja competitiva respecto a sus compañeras. Semenya lo considera una injusticia y pelea el caso en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. “Las personas intersexuales son casos muy minoritarios y deben tratarse de manera específica. Se quiere llevar el debate por ahí y no, no nos preocupan las personas intersexuales. Lo que nos preocupa es que el 50% de la población pueda decidir que va a participar en competiciones femeninas”, asegura McAnena.
A juicio de la británica, hay deportistas con miedo a quejarse de situaciones “injustas” al competir con personas trans: “A las mujeres se les dice que si se alza la voz podrían ser castigadas, perder sus 'sponsors', sus oportunidades laborales… Tienen miedo. Todos conocemos casos”.
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P. Cuando se argumenta en contra de la inclusión de mujeres trans en categorías femeninas, se tiende a señalar deportes donde prima la fuerza por encima de otras condiciones. Pero hay muchos deportes donde la fuerza no es tan relevante.
R. Hay unos pocos deportes en los que el sexo no importa, y que se practican como deporte mixto. El tiro, por ejemplo. Los deportes ecuestres en los Juegos Olímpicos también son mixtos. En la gimnasia han surgido diferentes disciplinas que juegan con la flexibilidad de las mujeres y la fuerza de los hombres. Pero en la mayoría de los casos las diferencias de sexo son tan grandes que las mujeres de élite pueden ser derrotadas por los mejores colegiales. Los mejores equipos femeninos de fútbol del mundo han sido derrotados por equipos de escolares, y miles de hombres consiguen cada año marcas mejores que las velocistas más rápidas del mundo.
P. ¿Qué opina sobre el papel del Comité Olímpico Internacional, y otros organismos internacionales, respecto a la inclusión trans?
R. En noviembre del año pasado, el COI hizo una declaración en la que delegaba la decisión en las federaciones internacionales, pero ya han hecho mucho daño a las mujeres al introducir la idea de que la supresión de testosterona podría eliminar la ventaja de rendimiento del cuerpo de un hombre. Cuando optaron por ese ideario en 2015, la mayoría de los deportes lo aceptaron y ahora nos encontramos con que mucha gente piensa que es posible hacer que algunos varones compitan con las mujeres en igualdad de condiciones. Esto, por supuesto, no es verdad. No se pueden deshacer los efectos de la pubertad masculina. Muchos organismos deportivos tenían tanto interés en ser inclusivos y se preocupaban tanto por los sentimientos de las personas trans que parecen haber olvidado, o ignorado, las necesidades y los sentimientos de las mujeres.
Quiero dejar una cosa clara antes de acabar la entrevista. No queremos dejar fuera del deporte a las personas trans… Simplemente no pueden estar en el deporte femenino. Se trata de preservar la justicia deportiva y los derechos de las mujeres.
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McAnena participará este sábado, 19 de febrero, en la I Conferencia Internacional en Defensa de las Categorías Deportivas Femeninas, organizada por la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres, donde habrá representantes de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) o la Real Federación Española de Atletismo (RFEA), además de distintas organizaciones feministas y exdeportistas de élite como Linda Blade o Ruth Beitia.
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— Penn Swimming & Diving (@PennSwimDive) February 17, 2022
Lia Thomas is the @IvyLeague champion in the 500 free. Her time of 4:37.32 is a new pool record.
Catherine Buroker finishes in second.#FightOnPenn pic.twitter.com/ki2SQdxn6Q
Laura Redondo, psicóloga jurídica y forense, es otra de las ponentes de la conferencia, atiende por teléfono a este periódico para valorar los efectos de la ley trans en el deporte: “Que, según la ley, un hombre pueda decir que se siente mujer y ya, solo con su palabra, pueda competir en categorías femeninas, perjudica gravemente a las mujeres. Nos resta oportunidades, puede afectar a una carrera deportiva, a la obtención de becas… Si ya hay problemas para que las adolescentes continúen practicando deporte por cuestiones sexistas, esto supone un nuevo hándicap. Los daños no son solo físicos, también psicológicos. Es humillante que alguien te pase por encima en un deporte por su condición física, y puede tener secuelas”.
Nos vemos el próximo sábado 19 de febrero en Madrid en la "I Conferencia Internacional en Defensa de las categorías deportivas femeninas"defendiendo los derechos de las mujeres. Os comparto enlace para inscribiros tanto en presencial como online 👇🏼https://t.co/UMYcvjm0iu
— Laura Redondo (@LauraRdondo) February 7, 2022
“Si un boxeador pesa 120 kilos y decide que quiere competir en el peso pluma porque así lo siente, ¿qué hacemos? Va a ganar gracias a su ventaja competitiva y pondrá en peligro a sus rivales”. Redondo insiste durante la conversación en varias ocasiones —al igual que McAnena— en que el deporte debe tener espacio para el colectivo trans y para cualquier otra persona, pero no a costa de la categoría femenina. ¿Cuál es la solución? La pregunta del millón. “Eso les corresponde a los expertos de los distintos ámbitos. Desde mi experiencia en la psicología del deporte, creo que lo más importante es salvaguardar las categorías por sexo y lo segundo plantearse la idea de que tuvieran una categoría propia. Eso haría que no chocase con los derechos de la mujer".
Tanto en redes sociales como a nivel mediático, el delicado debate trans ha alcanzado una elevada tensión hasta ser un conflicto social. Redondo, por ejemplo, tachó de “propaganda generista queer” una entrevista de El Confidencial a Alba Noa, la única jugadora trans de la máxima división del rugby femenino español. Preguntada al respecto, la investigadora explica que “estimamos que un 90% de los medios de comunicación promociona de manera activa el feminismo queer”. “Ellas defienden que el género es sexismo. Yo me dedico a la resolución de conflictos, por lo que me gusta mucho esta pregunta. Lo que está sucediendo ahora no es un conflicto. Se está avanzando en contra de los derechos de la mujer. No solo en deporte, en laboral, en otros muchos niveles… Se ha echado a columnistas de periódicos supuestamente de izquierdas por dar información como la de esta entrevista; se le cerró la cuenta de Twitter a Paula Fraga [abogada y activista]; a mí misma me han amenazado de muerte miles de veces, me han tratado de censurar… Ves que estás defendiendo cuestiones básicas que ya defendíamos hace décadas y también ves que no paran de salir artículos o entrevistas que exponen casos, pero siempre se contaba una parte y no se contaba con nuestra perspectiva”, argumenta.
Redondo confirma que han solicitado reuniones con todos los partidos políticos a excepción de Vox —“no vamos a reunirnos con la extrema derecha, que niega la existencia de la violencia de género”—, así como con diferentes asociaciones LGTBI. También han enviado varias peticiones para hablar con la ministra de Igualdad, sin éxito.
Ni hay consenso ni se espera. El deporte español y el internacional mantienen un debate abierto sobre qué hacer con el colectivo trans. La aprobación el pasado verano de la conocida como ley trans, impulsada por el Ministerio de Igualdad de Irene Montero, continúa en el disparadero por su ajuste respecto a las competiciones de élite. Ahí, la autodeterminación de género choca con los valores de la igualdad en el deporte, un problema que ni siquiera el Comité Olímpico Internacional logra descifrar (restringir el número de nanomoles por litro a través de tratamiento hormonal ha sido su opción predilecta). Casos como el de Lia Thomas, nadadora trans que hace tres años competía en el equipo masculino de la Universidad de Pensilvania y, después de someterse a un tratamiento hormonal, bate récords en el femenino, aumentan la controversia. ¿Inclusión o 'dopaje de género'?