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“Cada estadio de fútbol es un mundo: un 20% de aforo para todos no tiene sentido”
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El fútbol en la pandemia

“Cada estadio de fútbol es un mundo: un 20% de aforo para todos no tiene sentido”

Directivos de clubes y especialistas en gestión de grandes eventos y evacuaciones piden un tratamiento individualizado de los estadios de Primera y Segunda División ante la negativa del Gobierno a aceptar su reapertura parcial en las últimas jornadas

Foto: Gradas vacías de San Mamés. (EFE)
Gradas vacías de San Mamés. (EFE)

Mientras en España el Gobierno evalúa aún si rectificar o no su negativa a reabrir (parcialmente) los estadios en las últimas jornadas de Primera y Segunda División, los clubes llevan semanas preparando planes específicos para la vuelta de la sal del fútbol –el público– a los graderíos, con un aforo máximo del 25%. El debate, sin embargo, no gira únicamente sobre la conveniencia de abrir o no las puertas a los hinchas. ¿Tiene sentido la política de tratar todos los casos de forma idéntica? Según David Castro, Director Asociado en España de Arup, una multinacional británica de consultores, ingenieros y diseñadores, “no todos los estadios son iguales: ¿por qué se establece un 20% de aforo y no un 40%? ¿O un 10%?”

En los 42 clubes que forman hoy la élite del fútbol español hay un parque de estadios muy amplio y variado: algunos son nuevos (como San Mamés) y otros son antiguos, como por ejemplo Mestalla. Más de la mitad de los clubes de La Liga han construido un campo o remodelado desde 2009. “Hace falta un tratamiento diferencial”, afirma Castro. “Hay miedo de volver a los estadios, como demuestra lo que ha sucedido con Bilbao y la Eurocopa. Y no habría necesidad de tener tanto miedo. El problema es que se piensa en criterios generales… ¡Pero cada estado es un mundo! Habría que ir uno a uno, al menos en las instalaciones de gran tamaño. No es lo mismo una arena cubierta, sin ventilación, que un estadio abierto (o algo intermedio). Cambian las densidades, cómo se mueven las personas… Cuándo y dónde hay colas…”

La Liga presentó hace aproximadamente un mes un protocolo sanitario al Consejo Superior de Deportes (CSD), cuando cundía el optimismo sobre la reapertura de los campos ante la celebración de espectáculos deportivos y culturales (en ocasiones con un aforo de hasta el 50%) en la mayoría del país. En él se contemplaba ocupar el 25% de los asientos disponibles, como ha estipulado la UEFA para la próxima Eurocopa. Los responsables de Arup (que colaboran con algunos clubes de Primera) insisten: “¿Por qué establecer el 20% de aforo? Hay estadios que podrían alcanzar aforos del 50% mañana mismo sin riesgo alguno. Ya antes del Covid existían numerosos planes específicos para grandes eventos. Es relativamente sencillo, en algunos casos podría admitirse, por ejemplo, más gente en una grada que en otra”.

Foto: Público asistente al España-República Checa de fútbol femenino, el pasado 23 de octubre, en el estadio sevillano de La Cartuja (EFE).

Esta semana se celebrarán nuevas reuniones entre el Ejecutivo, la Liga y la liga ACB de baloncesto para desbloquear un conflicto que alcanzó su máxima temperatura la semana pasada, cuando Carolina Darias (ministra de Sanidad) rechazó de plano la vuelta de espectadores “por motivos sanitarios”. La contradicción con el fútbol no profesional o el tenis (por no hablar de cines o la ópera) era tan flagrante que los clubes decidieron movilizarse colectivamente tras meses de “mansedumbre”. Según explica Castro, “las autoridades están perdidas en todo el mundo; existen los mismos problemas y retos en todos los países. Habría que fijar criterios en las principales instituciones, un porcentaje genérico para todos los estadios de España no tiene sentido. Con un enfoque individualizado y una mejor gestión, habría más ingresos y más confianza”.

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Grada del Mutua Madrid Open, el pasado 30 de abril. (EFE)

“Un estadio que se abra debe dar las mismas funcionalidades que antes del Covid”, afirma Raquel Goyanes, experta en modelización de movimiento de personas. “Porque las emergencias de otro tipo (incendios, avisos de bomba, terremotos, etc.), siguen siendo posibles en la era de la pandemia. Los operadores han de plantearse la necesidad de una evacuación puntual con distanciamiento social, de un sector o del campo entero… Igual que evacuar un cine o una estación de metro. Hay que planificar cada caso. Dar confianza a los operadores para que tengan soluciones, en función del estadio y de sus características arquitectónicas y de localización, de la ventilación de los espacios, planes de limpieza, etc”.

La duda de los palcos VIP

¿Cómo se controla que un estadio de 50.000 asientos al 20% (10.000 espectadores) esté distribuido en los palcos VIP o en el graderío? “La casuística en cada estadio es distinta, y además el comportamiento de las personas cambia según la competición y el horario del partido”, dice Goyanes. “Los criterios generales pueden llevar a dilemas; si no hay criterios claros, lógicamente el operador va a llenar primero todos los palcos VIP”.

Precisamente los palcos VIP son uno de los escollos en la negociación entre diferentes administraciones. El balance entre ingresos y seguridad obliga a recortar servicios como la cocina, los bares públicos, y también los desplazamientos del entretiempo. Pero esta restricción trataría de esquivarse en los palcos VIP, según confirman fuentes de Primera División a este periódico, por ser un ámbito “más controlado” y con “mayor margen para recuperar pérdidas después de un año durísimo”.

Hay otros temores gubernamentales respecto a la reapertura de los estadios que tienen menos consenso: “¿Miedo a las aglomeraciones previas? ¡Pero si ya las hay! ¿Se ha pasado usted cualquier viernes por la calle Almagro?”, exclama por teléfono un directivo de la mitad alta de la tabla que exige anonimato.

David Castro asegura que “el análisis de riesgos debería considerar la seguridad de todos los usuarios que interactúan con el estadio de forma bastante diferente y que se pueden mover por zonas bien distintas; por ejemplo: usuarios del público general (grada), abonados con asiento asignado, palcos VIP, los jugadores locales y visitantes, los aficionados [únicamente locales: por el momento no habrá hinchas visitantes], la prensa, los empleados del estadio y el personal de seguridad [...] Es fundamental una campaña de concienciación a los usuarios y un cambio de hábitos, informarles de que el acceso, el uso y la salida del estadio va a ser distintos... De sus obligaciones y responsabilidades”.

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Estadio Nacional de Pekín.

Igual que ir a la ópera

El protocolo que consensuó la Liga con el CSD (al que ha tenido acceso EL CONFIDENCIAL) incluía requisitos relativamente estrictos en cuanto a la forma y momento de llegada al campo, con llegada escalonada para reducir colas (y los ciudadanos divididos en cinco grupos, según grado de “vulnerabilidad”, entrando de forma escalonada desde dos horas antes del pitido inicial). Contempla también la asignación de zonas peatonales más amplias en los alrededores del estadio durante los partidos, para permitir que los usuarios se puedan acercar con menor densidad, así como señalética clara y ubicua para avisos de diversa índole.

A corto-medio plazo, el susto planetario del Covid-19 va a culminar la digitalización de los servicios también en el fútbol: diversas empresas desarrollan ‘apps’ para avisar a los fans en tiempo real y guiarles a su espacio asignado. Se prevé (al menos durante este año) la limitación del libre movimiento durante el partido; quizás ya no será posible levantarse para quedar con un amigo en el bar (si es que hay bares). Y no es descartable que pasen a la historia los abonos con su asiento de toda la vida. También habrá dispositivos para controlar la densidad de llegada de usuarios a los baños.

La salida será escalonada, similar a la de los aviones, por filas y vomitorios. Nadie puede dudar de que con porcentajes bajos de ocupación las densidades y el riesgo se controlan más fácilmente. Sin embargo, algunos clubes pretenden convencer al CSD de que el 25% es un límite absurdo en determinados recintos. Nada está decidido aún, pero en la Liga lo tienen claro: “Por supuesto que hay estadios que pueden albergar más espectadores que otros en este contexto. Incluso entendemos que los campos pudieran abrirse en algunas Comunidades Autónomas y no en otras… Los clubes ya han aceptado que no supondría un menoscabo a la equidad de la competición. No es lo mismo, por ejemplo, La Rosaleda que el Sánchez Pizjuán. Que cada uno acepte el aforo que sea más lógico. Lo que no tiene sentido es la situación actual. Y tampoco el café para todos”.

Mientras en España el Gobierno evalúa aún si rectificar o no su negativa a reabrir (parcialmente) los estadios en las últimas jornadas de Primera y Segunda División, los clubes llevan semanas preparando planes específicos para la vuelta de la sal del fútbol –el público– a los graderíos, con un aforo máximo del 25%. El debate, sin embargo, no gira únicamente sobre la conveniencia de abrir o no las puertas a los hinchas. ¿Tiene sentido la política de tratar todos los casos de forma idéntica? Según David Castro, Director Asociado en España de Arup, una multinacional británica de consultores, ingenieros y diseñadores, “no todos los estadios son iguales: ¿por qué se establece un 20% de aforo y no un 40%? ¿O un 10%?”

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