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Cuñaos contra panenkitas: bienvenidos a la gran guerra cultural de la prensa deportiva
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BLOQUES IRRECONCILIABLES

Cuñaos contra panenkitas: bienvenidos a la gran guerra cultural de la prensa deportiva

El churrasco contra la quinoa. El dato contra el rumorcete. El Chelsea de Tuchel contra el Eibar de Mendilíbar. La camisa de El Ganso contra la sudadera con capucha. Guerra total

Foto: Roberto Gómez, de comida con Carlos Herrera. (Twitter)
Roberto Gómez, de comida con Carlos Herrera. (Twitter)

Los dos primeros párrafos de este artículo son una versión paródica del mismo.

A un lado del ring, un hombre que podría ser tu padre come en un asador (chuletón, copita y Farias) mientras diserta sobre el Real Madrid: "Hay que echarle más cojones, los muchachos están con el míster, Sergio Ramos jugará hasta el 2070, el VAR está amañao y ponme otro cochinillo, Paco, que me tienes muerto de hambre, coño".

Al otro lado del ring, un treintañero gafapasta estudia en el ordenador de su habitación cinco partidos seguidos de la liga armenia. Lo que para usted es un gol de churro, para él es un gol fruto de la presión adelantada, el achique de espacios, la generación de superioridad en las alas y la genialidad estratégica del entrenador local, Rudolph Guardiolovich, que preparó el partido leyendo las obras completas de Confucio, Sun Tzu y Michel Foucault.

Cuñados desahogados contra gafapastas pitagorines. Bienvenidos a la guerra cultural del periodismo deportivo español. Al choque generacional entre los que quieren seguir haciendo el periodismo de toda la vida y los que hacen lo que sea con tal de no parecerse a ellos. Si usted cree que la política en España está polarizada, espere a entrar en este avispero.

Al periodista Roberto Gómez (1956) le debemos el invento de la palabra 'panenkita' —‘Panenka’ es una revista de fútbol cultureta— para describir a los nuevos periodistas deportivos sabiondos. “¡Se han hecho famosos gracias a mí”, dice en broma, antes de solicitar a la RAE que incluya 'panenkita' en su próximo diccionario. Pedimos a Gómez una definición de su término y opta por una de amplio alcance: “Dícese del presunto entendido en fútbol que, con un aire de superioridad, exprime cuatro frases hechas, sazonadas con varios nombres de futbolistas desconocidos extranjeros del momento que dan lustre a un discurso vacío y que desprecia el fútbol de toda la vida. Para ellos que Cristóbal Colón descubriera América no es interesante al ser un suceso antiguo, no ocurrido en el siglo XXI”.

"Yo a ellos los respeto, pero ellos no nos respetan a nosotros: nos llaman trogloditas"

Hablamos, por tanto, de una brecha generacional entre modernos y antiguos, del choque entre el Asador Donostiarra y el tazón de poke, pero la palabra clave de la definición de Gómez quizá sea 'superioridad' cultural o intelectual. “Yo solo entiendo de periodismo de verdad, del de toda la vida, pero no soy quién para dar lecciones de periodismo. Yo los respeto profesionalmente a todos, porque he trabajado con muchos y personalmente me caen de cine, pero ellos no nos respetan a nosotros: nos llaman trogloditas”, añade Gómez.

Cuando se empezó a popularizar el término 'panenkitas', la gente pensó en los nuevos expertos en fútbol internacional, conocidos también como "parabólicos" tras la erudita irrupción televisiva de Julio Maldonado, Maldini, que parecía saberlo todo de los jugadores más exóticos (exóticos para nosotros, claro, para ellos eran lo más normal).

Ningún acercamiento a la prensa deportiva estaría completo sin el análisis del periodista Miguel Gutiérrez (1977). Desde 2004, Gutiérrez edita 'La libreta de Van Gaal', un espacio dedicado a registrar los vicios, 'boutades' y patinazos de la prensa, que se ha convertido en el terror del periodismo de chuletón y pacharán. "¿A mí me entrevistas como 'cuñao' o 'panenkita'?, dice Miguel al teléfono, "porque para Roberto Gómez no encajo en ninguna de las dos categorías: él suele referirse a mí en antena como 'el sinvergüenza'".

Le pedimos a Gutiérrez un viaje a los orígenes del término: "Roberto Gómez lo lleva utilizando tres años y yo creo que todavía no ha terminado de ajustar la definición. Todos pensábamos que se refería a los periodistas jóvenes, pero el 'panenkismo' va más allá: para él, el 'panenkita primigenio' es Gonzalo Miró, y otro de los que señaló de los primeros fue al periodista de RTVE Juan Carlos Rivero, que no es que representen el cambio generacional precisamente".

Para Gutiérrez, el 'panenkismo' se expresa en dos vertientes: la lírica y la parabólica. "Por una parte están los que usan expresiones como 'filtrar un pase', 'dejarla de taco' o 'presión alta', que además glorifican el fútbol ofensivo, y por el otro los 'parabólicos', que son periodistas centrados en fútbol internacional. En resumen: si no te gustan Bordalás o Mendilíbar, 'panenkita'. Si sigues la liga italiana, 'panenkita'. Si llamas "cheska" al CSKA, 'panenkita'. En general, todo lo que se aleja de la forma de trabajar de Roberto Gómez tiende al 'panenkismo'".

Los líricos se pasan a veces de frenada. Que algunos aficionados italianos conozcan al Atalanta como La Dea (la Diosa) ha generado confusión en España. "De pronto se ha empezado a llamar La Dea al Atalanta. ¿Cómo que La Dea? Hay que hablar para que la gente te entienda", cuenta el periodista Felipe del Campo (1976). En efecto, si usted no está puesto en esnobismo deportivo, podría pensar que la agencia estadounidense antidrogas, La Dea, ha intervenido el Atalanta por consumo de estupefacientes.

Las noches europeas

La crisis de los misiles del periodismo deportivo se da en las noches de Champions. El 2 de mayo de 2018, minutos después de que el Madrid eliminase al Bayern y se metiese en la final de Kiev, Gómez abrió la caja de los truenos en Onda Cero: "Lo importante hoy era pasar, y se ha conseguido. Luego ya están los 'panenkitas' por ahí que si el 4-4-2, que si Casemiro...". Esta es la clave: cada noche europea, y siempre a toro pasado, desde cada bando señalan la estulticia del otro: que si no visteis venir ni al Dinamo de Kiev del 97 porque solo os preocupan tres equipos o que si pintáis como leones a tiernos gatitos que sistemáticamente son aplastados por las huestes hispanas. Depende de quién gane el partido, los cohetes viajan en una u otra dirección.

"Esta es también la clásica guerra entre los conservadores y los progresistas"

El último gran incendio lo vimos la semana pasada, tras la eliminatoria entre el Atalanta y el Madrid, cuando el periodista de 'El Mundo' Iñako Díaz-Guerra (1977) publicó un tuit canónicamente antipanenkista. La que se montó deja en pañales aquello de Hiroshima: “Mi tuit fue torpe, no le di suficiente importancia al tema, pensé que era una tontería. Cuando vi la reacción, entendí que el tema era más serio de lo que parecía: chavales que se lo están currando un huevo y los listillos de la prensa establecida les tocan los cojones. Es un tema que va más allá del periodismo deportivo, pasa en todas las profesiones, es generacional. La rabia de una generación que se está comiendo la mierda de mi generación y de las anteriores”.

La visión de Iñako es relevante porque está en tierra de nadie: Roberto Gómez lo considera un 'panenkita', pero los 'panenkitas' no le reconocen como uno de los suyos (ni él a ellos). “Cuando he coincidido con Roberto Gómez en tertulias me ha acusado de 'panenkita'. También es verdad que para Roberto Gómez todo aquel periodista que use esdrújulas y tenga menos 55 años es 'panenkita'. Pero, como tengo la suerte de currar en un medio grande, la gente joven que se curra otro tipo de enfoques (y con otro tipo de condiciones económicas) no me ven como a uno de los suyos. Soy la tercera vía”, afirma.

“Lo cierto es que hay gente buena y gente mala haciendo las dos cosas. Pero sucede que, en la guerra por hacerte un hueco, se inflan tanto los argumentos que se acaba vendiendo humo. Para que te escuchen no vale con decir que el Atalanta es bueno; tienes que decir que es el mejor equipo que ataca de Europa. Todos tenemos que exagerar siempre un poco”, dice Díaz-Guerra.

placeholder La vieja guardia, junto a Pellegrini, a las puertas del Asador Donostiarra (EC)
La vieja guardia, junto a Pellegrini, a las puertas del Asador Donostiarra (EC)

Miguel Quintana (1990) es periodista y dirige un programa en YouTube, Mister Underdog, al que cada día se conectan en torno a 40.000 espectadores. Por su forma de trabajar, la generación a la que pertenece y el tipo de contenidos que aborda, Miguel es la encarnación del término 'panenkita'. "Claro que me doy por aludido, y el concepto me gusta. Me gustaría más si fuese una forma de caricaturizarnos a los jóvenes y mostrar nuestros defectos profesionales pero, tal y como lo usa Roberto Gómez, tengo la sensación de que somos prácticamente todos lo que no somos él", dice a este periódico.

"El periodismo deportivo ha cambiado mucho desde que empezó Roberto, parece que no se quiere dar cuenta. Ahora es imposible hablar con los jugadores, los entrenamientos se hacen a puerta cerrada... así que nos aproximamos por donde podemos, ya sea por el análisis o cualquier otro costado. Es posible que yo haga menos llamadas que los periodistas de la vieja escuela, pero llevo varios años viendo los diez partidos de liga todas las jornadas. ¿Ellos pueden hacer eso, estando todo el día de tertulia en tertulia?", continúa Quintana. "Tienes todo el derecho a no haber visto el Chelsea de Tuchel en todo el año, pero quizá lo lógico sería que no opinases como si lo hubieras visto".

Volvemos al ejemplo de Maldini, el 'panenkita' antes del 'panenkismo', para reflexionar sobre el papel del analista en la prensa deportiva. Pese a que ya han pasado casi treinta años desde su erudita irrupción en los medios, nunca ha dejado de ser una 'rara avis' entre sus compañeros. Le han surgido discípulos, como Axel Torres o Fernando Evangelio, pero su línea nunca ha llegado a imponerse como, por ejemplo, la de 'El Chiringuito'. "Piénsalo, ¿en cuántas tertulias hemos escuchado cómo tratan a Maldini como a un bufón, pidiéndole las alineaciones de Tanzania y coñas de ese tipo?", dice Quintana.

Los chavales del 'interné'

Pero la brecha generacional va más allá de la fijación de los 'panenkitas' con el fútbol internacional. Hace unos años irrumpió una nueva generación de periodistas deportivos que se jactaba de ser más sofisticada que la anterior, menos forofa y más analítica. Internet se llenó de blogs sobre historias del balón redondo, el kiosko de revistas sobre el fútbol como fenómeno cultural y YouTube de vídeos sobre estrategia futbolera. La vieja guardia los miraba con recelo desde los asadores. Los pitagorines utilizaban un lenguaje cada vez más retorcido y los cuñados se desabrochaban cada vez más botones de la camisa. Choque de postureos. Matar al padre y matar al hijo.

Se llama Manuel Esteban (1957), todo el mundo le conoce como Manolete y es uno de los nombres más populares de la vieja guardia del periodismo deportivo español. Hablamos con él.

PREGUNTA. ¿Qué es para usted el 'panenkismo'?
RESPUESTA. Son los intelectuales del fútbol. A mí me gusta la revista ‘Panenka’. Pero tras casi medio siglo de profesión y pasión, he llegado a la conclusión de que el fútbol no hay que analizarlo con cartabón, sino con corazón. No creo que todo gire en torno a los datos y los números. Los 'panenkitas' no son mi referencia periodística ahora mismo.

P. ¿Hay exceso de análisis en el fútbol?
R. Eso es. Y mucha gente mirándose al ombligo más de la cuenta.

P. ¿Qué le falta a este periodismo más analítico?
R. Salir a la calle, no solo a los 'panenkitas', a los periodistas en general. Le falta el instinto de perseguir las noticias antes de que estallen. Le falta, en definitiva, dar noticias. Los periodistas se dedican ahora a ver lo que pasa en la tele y en las redes sociales, y así es difícil informar sobre asuntos conflictivos. La información relevante queda sepultada por artículos sobre si un jugador le pega mejor con la izquierda o con la derecha.

placeholder Manuel Esteban, 'Manolete', en la redacción de As. (As)
Manuel Esteban, 'Manolete', en la redacción de As. (As)

P. Pero ahora es mucho más difícil acceder a los jugadores.
R. Casi imposible.

P. ¿Tiene este cerrojazo algo que ver con la evolución del periodismo deportivo?
R. Es posible. La llegada de internet y la proliferación de gabinetes de comunicación ha aislado a los futbolistas, que parecen una raza privilegiada. Ante la falta de información de dentro, la gente se ha buscado alternativas periodísticas. Clubs, futbolistas y periodistas deberían reflexionar sobre si este aislamiento está alejando a los aficionados. Sin el corazón y el fervor del aficionado el fútbol pierde su magia.

*****

Iñako Díaz-Guerra discrepa del argumento de las noticias: "Lo de que los 'panenkitas' no dan noticias es un argumento casposo. ¿Quién da noticias de deportes en 2021? Nadie. A no ser que llamemos noticias a las exclusivas del ‘Chiringuito’, los ‘me han dicho’, que se cumplen una de cada cien. La vieja forma de hacer periodismo se siente amenazada por la nueva. Pero ese miedo siempre ha existido. Hace diez o quince años, mi generación intermedia irrumpió escribiendo columnas deportivas de otro modo, con referencias a la música y a los bares. Mucha gente pensó que éramos unos modernos y unos intelectuales de mierda. Siempre ha pasado. En una década, cuando estén asentados, a los 'panenkitas' les parecerá mal lo que venga por detrás. No se puede luchar contra la guerra generacional".

"Por supuesto que es una guerra generacional, y también la clásica lucha entre los conservadores y los rupturistas que se puede ver en cualquier otro sector", apunta Quintana, que ve en internet la zanja que separa dos formas de hacer periodismo. "Hay que ponerse en la piel de estos periodistas de la vieja escuela. Ellos tienen grandes tribunas donde expresar su opinión, pero en Twitter, que es la que mola aunque para mí está sobredimensionado no están nada cómodos. En las redes no hacen más que insultarlos y meterse con ellos. Por contra, para nosotros la mayoría son buenas palabras, no me extraña que nos hayan cogido manía. De hecho, lo que nos pide nuestra audiencia, que no es tan joven como uno pudiera creer, es que nos separemos de las formas de hacer periodismo clásico".

Quintana da por zanjado el debate: "Lo que sucede me parece normal y en unos años seremos nosotros los que veremos raro lo nuevo. A lo único que aspiro, llegado ese momento, es a haber controlado mi ego y a no hablar de cómo juega el Liverpool si hace dos años que no lo veo en directo".

¿Es necesario tener un colesterol salvaje para ser tertuliano deportivo? ¿Se impondrá el 'panenkismo' algún día? ¿Acabará Roberto Gómez comiendo quinoa y hablando como Juanma Lillo para sobrevivir? ¿Terminarán los 'panenkitas' ingiriendo cochinillos en reservados y echando pestes de la siguiente generación? Nadie lo sabe. Fútbol es fútbol.

Los dos primeros párrafos de este artículo son una versión paródica del mismo.

Armenia Prensa
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