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Cronología de un divorcio en el Dakar: "Me dejó abandonado en mitad del desierto"
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La historia de un desencuentro

Cronología de un divorcio en el Dakar: "Me dejó abandonado en mitad del desierto"

Ricardo Ramilo y Xavier Blanco compartieron el desafío en Arabia Saudí hasta que su relación estalló. Ambos cuentan sus versiones del famoso abandono a El Confidencial

Foto: Ricardo y Xavier, en plena disputa del Dakar. (@Ricardo_Ramilo)
Ricardo y Xavier, en plena disputa del Dakar. (@Ricardo_Ramilo)

Stéphane Peterhansel se alzó con su décimo cuarto título en Arabia Saudí coronándose una vez más como Monseiur Dakar. En España, sin embargo, los focos finales no han apuntado al ganador. Ni siquiera al mejor representante patrio, Carlos Sainz. El protagonismo se lo ha llevado una pareja de españoles por una historia de desencuentros y tensión. Compitiendo por el equipo Buggy Master Team, Ricardo Ramilo, piloto, y Xavier Blanco, copiloto, han vivido dos semanas de conflictos dentro del vehículo ligero que acabaron por estallar de la peor manera posible: con una acusación de abandono en mitad del desierto y numerosas cuentas pendientes.

Foto: Carlos Sainz y Nasser Al Attiyah suben en hombros a Stephane Peterhansel tras su decimocuarta victoria en el Dakar.

Horas después de lo ocurrido, con la cabeza fría y asuntos por solucionar, tanto Ricardo como Xavier atienden a El Confidencial para contar dos versiones de la misma historia. Ambos sostienen que hablan con la verdad por delante, todavía en Arabia Saudí a la espera de regresar este sábado 16 de enero a Barcelona. Blanco lo hace desde su habitación de hotel, algo abrumado por las llamadas sin contestar. Ricardo desde la caravana y con todavía 100 kilómetros por recorrer hasta llegar a la zona de descanso, donde tendrá que entrevistarse con los comisarios de carrera por lo sucedido.

Un inicio de Dakar accidentado

“El primer día me da dos vueltas de campana, pero bueno, eso son cosas de la carrera. No te digo que sea algo normal, pero puede pasar por un fallo. Cuando el siguiente día rompes esto, al siguiente lo otro, le intentas decir que baje el ritmo y no hace caso… Empieza a decirme que quiere ganar el Dakar, pues ves la realidad de la situación”, argumenta el copiloto.

Según la versión de Blanco, Ricardo Ramilo se puso en contacto con él por su “experiencia en la carrera”, competición que ha disputado en ocho ocasiones. Primero le dijo que quería vivir la aventura, terminarla, disfrutar del camino, un objetivo lógico para los principiantes: “Conozco a gente que ha estado seis o siete veces y nunca la ha acabado”.


Todo cambió con el transcurso de los días, “algo no iba bien, le decía que el Dakar no se gana yendo solo rápido, que tenía que bajar el ritmo (…) las marcas buenas se consiguen sin forzar el coche, el resto pinchará y acabarás haciendo mejor marca”. “Rompía todo, los mecánicos han trabajado horas y horas por la noche, hasta que salía el sol. Estaba desintegrando el buggy”, comenta Xavier.

Ramilo argumenta por su parte que, pese a que la relación se deterioró en el Dakar, él no estaba contento desde varios meses atrás, ni con el equipo al que contrató los servicios para correr la carrera ni con su copiloto. Dispuesto a lanzarse a la aventura tras una dilatada experiencia tanto en moto, bicicleta y otros ámbitos deportivos, a Ricardo le avisaron de la posibilidad de participar con el equipo Buggy Master Team: “Iban a llamar al actor pornográfico Nacho Vidal, pero tuvo un problema legal y no pudo”.

"Y este tío se atreve a decir que me tiene que enseñar algo, anda ya, está loco"

En la primera prueba en común, el rally de Andalucía celebrado el pasado octubre del 2020, este empresario nacido en Vigo creyó que tanto Blanco como el equipo le retrasaban insistiendo en que debía de ir más despacio para provocar el fallo de otros rivales. “Ahí no pinchaba nadie. Estaban los mejores del mundo, Carlos Sainz o Peterhansel, en el cuarto tramo de una etapa, cuando ya había pasado a los doblados y no me jugaba nada, fui rápido y quedé por delante de todos. Y este tío se atreve a decir que me tiene que enseñar algo, anda ya, está loco”, responde Ramilo, indignado por las declaraciones recientes del que hasta la undécima etapa del Dakar fue su copiloto.

Según defiende, durante distintas competiciones de estos últimos meses el equipo no atendió como debía sus peticiones. Respecto a los problemas del vehículo durante el Dakar, el piloto señala que comenzó la carrera sin turbo durante cuatro días: “Es para matarlos”. Aunque reconoce su mala fortuna en la salida que provocó varias vueltas de campana del buggy.

Dakar, etapa 11º, el día del abandono

“Es la última gota que colma el vaso. Soy profesional, me contratan para hacer mi trabajo e intento hacerlo lo mejor posible. Los copilotos hacemos mucho de psicólogo, pero llega un punto que dices: Eh, hasta aquí”, comenta Blanco cuando se le pide que explique los motivos que le llevaron a bajarse del vehículo en mitad de la etapa número 11 del Dakar, el pasado jueves 14 de enero. La conducción agresiva del gallego le había llevado a sentir “miedo real” por su propia integridad física.

“Le pido que pare el coche, necesitaba bajarme y respirar por la situación que estábamos viviendo. Me dice ‘ahí te quedas’ y se larga. Me dio tiempo a coger mi bolsa, intento tenerla preparada siempre por si sucede algo y hay que salir rápido del coche”, expone el copiloto.

Una risa irónica se escucha por el teléfono cuando se le pregunta a Ricardo Ramilo por el momento del polémico abandono: “¿Pero cómo va a coger la bolsa estando desde fuera?”. “Él dice que se baja a tomar el aire, fíjate tú qué extraño que para respirar se baja con el móvil, con el mapa para sellar, con el teléfono satélite y con los cargadores. Bajó para dejarme tirado, es mentira lo que dice”, defiende en su versión.


“Me di la vuelta con el buggy, veo que se me esconde detrás de unos árboles. Se sigue escondiendo, ya le encuentro y le pido que se suba, que está montando un show y que esto es una tontería. No entendía por qué estaba haciendo eso: ‘Pero Xavi, súbete, vamos a acabar la carrera, no seas un niño pequeño’”, continúa el relato del empresario, “tras darle otra vez la vuelta, se volvió a esconder, pues al final me tuve que ir”. “Que nadie se equivoque, el que me abandona es él a mí, me tuve que comer una etapa de 500 kilómetros, parte de noche, sin saber que no tenía ni teléfono satélite”, insiste Ramilo.

Xavier Blanco se toma con resignación, y también con una risa irónica, el regreso del que fuera su piloto: “Los mecánicos se reían al ver que decía lo de los árboles, ellos me tuvieron que venir a buscar y vieron la verdad, era una explanada inmensa, como mucho había arbustos. Él no volvió, esa es la realidad”.

"Estaba peleado con todo el equipo, éramos 11 personas y ya no se hablaba con nadie"

En uno de los pocos puntos en los que los relatos de Ricardo y Xavier coinciden, esta situación se vivió a 15 kilómetros de un punto de control, con asistencia en carretera. “Era una explanada inmensa del desierto, no había nada”, defiende Blanco, antes de apuntillar que “tenía claro que con mi móvil y el teléfono satélite no corría peligro. No estaba acostumbrado a eso, cuando vi que se fue pensé ‘no creo que llegue muy lejos, total se perdía incluso conmigo en todos los sitios’”.

No volverían a hablar desde ese momento. Al copiloto le vinieron a buscar los mecánicos del equipo: “Tampoco les sorprendió lo que había pasado, la actitud de este señor era insoportable. Estaba peleado con todo el equipo, éramos 11 personas y ya no se hablaba con nadie”.

La aventura de Ramilo por el desierto en plena noche

“Xavi tenía miedo, le decía muchas veces, ‘macho, si conmigo tienes tanto miedo te toca con Márquez y tendrías que comprarte pañales cada día’. Marc es el mejor del mundo y se cae cada dos veces”, declara a este periódico Ricardo Ramilo, sobre los motivos que llevaron a su copiloto a no querer subirse al coche.

Obligado según su versión a marcharse sin Xavier, el piloto emprendió la marcha con el objetivo de alcanzar la meta y completar la penúltima etapa: “Me perdí en las montañas del desierto, me volví loco. De día veía las marcas de los otros competidores, pero de noche me vi en medio de la nada”.

La salvación para Ramilo, quien en ese momento se dio cuenta de que no tenía cobertura en su teléfono móvil personal y que el satélite se había quedado en la bolsa de su copiloto, llegó de manera inesperada. “Vi una lucecita y había unos pastores, no hablaban inglés, solo árabe. No tenían ni teléfono, intenté explicarles si habían visto otro coche… Tras mucho esfuerzo me dijeron que había un ruido como a lo lejos, tenían razón. Llegué a una carretera, pero no sabía si tenía que ir para la izquierda o para la derecha”, relata.

placeholder Ricardo, con los pastores que le indicaron el camino a la carretera.
Ricardo, con los pastores que le indicaron el camino a la carretera.

Unos paisanos pasaban por la vía y, ante las peticiones de Ramilo, se pararon a ayudar: “Me dijeron la dirección a la que se dirigían los coches del Dakar, me encontré con unas luces y era el camión escoba que recogía las motos y los quads que se quedaban tirados”. “Al final la organización se puso en contacto conmigo, me aseguraron que estaba fuera del Dakar, les intenté convencer contándoles mi situación, pero dijeron que la dirección de carrera era muy clara. Les tuve que seguir y después de parar a repostar gasolina, vi lo que este señor estaba contando de mi tanto en las redes sociales como en los medios. Me quedé alucinado, fue de mal gusto. Encima ahí el Buggy se paró, a 80 kilómetros, y me tuvieron que ir a recoger”, cuenta.

La confrontación con el equipo

Alrededor de las dos de la madrugada, con Xavier descansando, Ricardo acudió a Eudald Nóe, jefe de mecánicos del equipo, para pedirle explicaciones. “Los dos estáis diciendo que soy un desgraciado y que soy un tipo malo, extraño, ¿tú piensas esto de mí? Me dijo que había cosas que no le gustaron, pero no me sabía decir cuáles”, expone el piloto.

A juicio de Ramilo, la diferencia de actitud fue la clave del conflicto: “Yo he venido aquí a vivir esto a tope, soy muy competitivo y busco ir al límite. A ellos les contrata un piloto cada año y quieren algo tranquilo, un paseo”. “Han estado 15 días amargándome la vida, le pedí a Eduald que por favor emitiese un comunicado contando la verdad y me dijo que era amigo de Xavier desde hace muchos años y que nunca le había mentido”, afirma el piloto antes de añadir que “me jorobaron la carrera de Andalucía, la de Cuenca, la de Extremadura y ahora el Dakar”.

El gallego está convencido de volver a disputar la histórica carrera “me quedé a medias”, mientras que Blanco señala que en 20 años del oficio “jamás he visto nada igual”. El copiloto, que afirma haber trabajado junto a compañeros algo conflictos o acalorados, defiende que ha sido su peor experiencia: “En el Dakar siempre tienes un día malo, pues yo he tenido un Dakar malo”. Por su parte, Ramilo señala que, en frío, ha llegado a pensar que su copiloto se bajó del buggy aposta para poder “escabullirse de mí y salir en la prensa”.

Este sábado a las cinco de la tarde, ambos aterrizarán en Barcelona. “No sé si aparecerá o no. No quiero hablar más con él, en estos quince días lo he intentado de todas las maneras”, responde Blanco al ser preguntado por un posible reencuentro. En eso, ambos están de acuerdo: “Pediré que me pongan en un sitio alejado de ellos en el avión, no tengo ninguna ganas de verle ni a él ni al resto”.

Stéphane Peterhansel se alzó con su décimo cuarto título en Arabia Saudí coronándose una vez más como Monseiur Dakar. En España, sin embargo, los focos finales no han apuntado al ganador. Ni siquiera al mejor representante patrio, Carlos Sainz. El protagonismo se lo ha llevado una pareja de españoles por una historia de desencuentros y tensión. Compitiendo por el equipo Buggy Master Team, Ricardo Ramilo, piloto, y Xavier Blanco, copiloto, han vivido dos semanas de conflictos dentro del vehículo ligero que acabaron por estallar de la peor manera posible: con una acusación de abandono en mitad del desierto y numerosas cuentas pendientes.

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