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La angustia económica de la ACB: sin público en las gradas ni espectadores en TV
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La liga de baloncesto pide ayuda

La angustia económica de la ACB: sin público en las gradas ni espectadores en TV

La liga española continúa su proceso de decadencia en medio de la hecatombe económica de la pandemia: sus cifras de espectadores apenas justifican ya las retransmisiones

Foto: Partido Herbalife Gran Canaria-Unicaja (18 de octubre de 2020).
Partido Herbalife Gran Canaria-Unicaja (18 de octubre de 2020).

Cuando se aborda el complejo futuro de los derechos televisivos, el cambio de hábitos de los espectadores y la llegada de las retransmisiones automatizadas (es decir, sin cámaras humanos, para ahorrar costes) al deporte, la modalidad que suele utilizarse como punto de corte es el balonmano: un deporte no mayoritario, pero con suficiente masa social como para invertir con cierta seguridad en un nuevo modelo de negocio digital.

Foto: Imágenes automáticas del campo del Deportivo de La Coruña, generadas por inteligencia artifical.

El fútbol y el baloncesto quedan habitualmente fuera de esta ecuación: son los dos deportes tradicionalmente ‘grandes’, con audiencia de sobra para justificar la venta de derechos televisivos. La liga española de baloncesto, no obstante, perdió esa condición hace ya algunos años y afronta en la actualidad un panorama particularmente oscuro: vacías las gradas por la pandemia, reducidos los espectadores televisivos de muchos partidos a apenas 2.000 o 3.000 personas, ¿cómo rentabilizar la competición y reconectar a la afición con una liga que desde que se ‘cerró’ (en Movistar TV) padece un declive sin solución aparente?

El exjugador Antonio Martín, presidente de la Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB, que reúne a los 19 equipos de la Liga Endesa) pidió este jueves “un ejercicio de proporcionalidad" al Consejo Nacional de Deportes: la apertura parcial de los pabellones a 500 espectadores, como los teatros, porque “la diferencia no tiene sentido” y el básquet cuenta con "un protocolo absolutamente seguro".

placeholder Felipe Reyes y Sergio Llull recogen el trofeo de la Supercopa de la liga ACB el pasado mes de septiembre. (Efe)
Felipe Reyes y Sergio Llull recogen el trofeo de la Supercopa de la liga ACB el pasado mes de septiembre. (Efe)

"El impacto negativo en la economía de nuestros clubes es considerable y la gran responsabilidad que han demostrado en los últimos meses merece la confianza para la progresiva vuelta de sus aficionados con la máxima seguridad", concluye Martín su carta.

El femenino gana por goleada

Esta última temporada, por ejemplo, el baloncesto femenino ha ganado por goleada al masculino: si un partido entre equipos no ‘grandes’ de la ACB convoca frente al televisor a sólo 3.000 abonados de Movistar (que no publica cifras oficiales), uno de la liga femenina es visto fácilmente por más de 50.000 espectadores en Teledeporte.

El oasis salvador de Movistar (que empezó pagando 18 millones por temporada y hoy aporta 12) tras la crisis financiera mundial de 2008 “ha acabado siendo una trampa para la ACB”, señalan a este periódico fuentes de la Liga Endesa: “La gente se ha despegado de la competición”.

Casi sin darse cuenta, el baloncesto español se ha metido en un callejón de muy difícil salida. La Euroliga (superliga europea), amenaza real para las competiciones nacionales, tiene este año 34 jornadas: una Liga en paralelo, mucho más prestigiosa y jugosa económicamente que la ACB pero también insuficiente para revitalizar el sector en su conjunto (el campeón, por ejemplo, recibe apenas cuatro millones de euros, un 10 o 15 por ciento del presupuesto de un club como el Real Madrid).

La disparidad entre los clubes de Euroliga (Real Madrid, Barcelona, Baskonia y Valencia Basket) ha configurado una Liga muy desigual y poco atractiva, en la que es imposible que los equipos ‘pequeños’ hagan frente a maquinarias con un presupuesto diez veces mayor. Por si fuese poco, la pujanza de la Euroliga y la Copa del Rey han deparado que haya seis o siete choques entre Barcelona y Real Madrid cada campaña: una indudable devaluación del gran clásico del baloncesto patrio.

placeholder Sergio Scariolo dialoga con sus jugadores, hace una semana, antes del partido contra Israel. (Efe)
Sergio Scariolo dialoga con sus jugadores, hace una semana, antes del partido contra Israel. (Efe)

El peligro de la selección

Los efectos secundarios de la propia Euroliga para la selección (el hecho de que los ‘grandes’ no cedan a sus jugadores para las ventanas de la selección absoluta) podrían desembocar en un cataclismo si la selección (que la semana pasada disputó su segunda 'ventana' FIBA, con una derrota y una victoria) no hubiese logrado clasificarse para el Eurobasket 2022. No sólo una catástrofe deportiva, como explican fuentes públicas, “sino económicas: la mayoría de los patrocinadores invierte en el baloncesto por los grandes campeonatos y la televisión”.

Sin que esas peores perspectivas se hayan hecho realidad, gracias principalmente a la inteligente gestión de Sergio Scariolo, el hecho innegable es que la audiencia del baloncesto doméstico ha alcanzado un punto de improbable retorno. La final de la Liga, el partido más importante del año, congrega a menos de un millón de espectadores; la final de un Mundial de baloncesto, más de seis (con picos de casi nueve). Nada que ver con la cima histórica de este deporte: el quinto partido (entre Madrid y Barça) de la Liga de 1997. En veinte años, la liga nacional de baloncesto ha perdido a nueve de cada diez espectadores.

Foto: Andrés Nocioni, ex jugador de Real Madrid y Baskonia. (ACB)

El coronavirus, con su rastro de estadios vacíos y descenso de patrocinios, profundiza la crisis del sector, hasta el punto de esta solicitud urgente al Gobierno para que reabra lentamente los pabellones y auxilie al sector. También el mercado, lógicamente, registra alteraciones. En cualquier otro momento sería muy difícil de imaginar que un club como el Real Madrid no cubriese la marcha de una de sus grandes estrellas al comienzo de una temporada tan exigente (más de 80 partidos), a pesar de su déficit financiero estructural. Sin embargo, y según ha podido confirmar este periódico, los blancos no tienen previsto reemplazar por ahora a Facundo Campazzo, líder del equipo, recientemente fichado por la NBA. ¿El motivo? La fuerte contracción económica. Llegan tiempos de supervivencia para una liga que hace 25 años todavía forraba las carpetas de la mayoría de los adolescentes españoles en edad escolar.

Cuando se aborda el complejo futuro de los derechos televisivos, el cambio de hábitos de los espectadores y la llegada de las retransmisiones automatizadas (es decir, sin cámaras humanos, para ahorrar costes) al deporte, la modalidad que suele utilizarse como punto de corte es el balonmano: un deporte no mayoritario, pero con suficiente masa social como para invertir con cierta seguridad en un nuevo modelo de negocio digital.

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