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El Barça cumple el trámite sin Messi y Griezmann baila por marcar el 0-4
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Buen partido del equipo B culé

El Barça cumple el trámite sin Messi y Griezmann baila por marcar el 0-4

Un Barça de circunstancias con los deberes hechos en Europa cumple sobradamente con el trámite de Kiev y presenta un once inédito, plagado de jóvenes que no desentonaron

Foto: Griezmann celebra su gol. (Reuters)
Griezmann celebra su gol. (Reuters)

Comenzar a ver un partido del Barça sin Messi en el campo ya es extraño, pero Koeman le dio por fin descanso y le dejó en Barcelona después de la derrota en el Wanda, la lesión de Piqué y Sergi Roberto y la depresión general. Terminar viendo a Junior y Mingueza como centrales azulgrana en un partido de Champions resulta más raro todavía, pero esto es lo que hay. Es un Barça de circunstancias que tenía bien hechos los deberes en Europa con tres victorias antes de viajar a Kiev y que cumplió con el trámite con un once inédito plagado de jóvenes que además no desentonaron. Y a otra cosa, mariposa. Porque el Dinamo no puede servir de termostato, ni el Barça era el Barça. Tres puntos, más de dos millones y medio por la victoria para la buchaca y el alivio de la tregua. Al menos, el ruidazo no sigue subiendo de revoluciones.

El joven canterano Mingueza fue el elegido por Koeman para acompañar a Lenglet en la defensa. Sin Piqué (que este miércoles se verá con el doctor Ramón Cugat para decidir si se opera o no) y con Araujo todavía lesionado, Mingueza debutó en el primer equipo y hasta dio la asistencia del 0-2 a Braithwaite peinando un córner. Hay una solución en la casa para el tremendo cráter que deja Piqué y eso no es poca cosa. Otra es pedirle peras al olmo, y la primera parte en Kiev, con un Barça con ritmo, atento y con ganas, pero sin peligro, remate ni colmillo (el único disparo a puerta fue de Trincao, en el minuto 36), era el fiel reflejo de lo que es ahora el equipo de Koeman: un experimento de Koeman que hace lo que puede ante la zozobra general.

placeholder Benjamin Verbic y Junior Firpo, en un lance del partido. (Reuters)
Benjamin Verbic y Junior Firpo, en un lance del partido. (Reuters)

El baile de Griezmann

Después de una primera parte en que no pasó nada determinante, Dest se estrenó como goleador azulgrana en el 52’ tras una combinación con Pedri y Braithwaite. Cinco minutos después, y tras el pase de cabeza de Mingueza, el danés marcó el segundo. Y en el 67’, Braithwaite provocó un penalti que él mismo se encargó de marcar, a pesar de que Griezmann ya estaba sobre el terreno de juego.

El francés, un día después de aparecer en ‘Universo Valdano’ dando explicaciones sobre un tío con el que no tiene mucha relación porque faltó a su boda, un agente que ya no es el suyo y un lío del que tuvo que dar explicaciones a Messi, puede estar tranquilo: el resto del equipo solventó el partido, él salió media hora, sin presión, marcó el último gol en el 91’ y se marcó un bailecito. Siempre ha parecido que Griezmann va a su bola, en su propia galaxia lejana; desde el documental en el que confirmó que se quedaba para cabreo de Leo, hasta el primer gol que marcó en el Camp Nou y por el que se tiró confeti encima. En ‘Universo Valdano’, pidió clemencia a la prensa, como si en las últimas semanas, meses, el foco hubiera estado inclemente sobre él y no encima de Messi. Pues venga: media hora, un gol intrascendente en Kiev y un baile. Sin calificativos. Ese es su peso en el Barça. El sábado, ante Osasuna, será otro examen.

Comenzar a ver un partido del Barça sin Messi en el campo ya es extraño, pero Koeman le dio por fin descanso y le dejó en Barcelona después de la derrota en el Wanda, la lesión de Piqué y Sergi Roberto y la depresión general. Terminar viendo a Junior y Mingueza como centrales azulgrana en un partido de Champions resulta más raro todavía, pero esto es lo que hay. Es un Barça de circunstancias que tenía bien hechos los deberes en Europa con tres victorias antes de viajar a Kiev y que cumplió con el trámite con un once inédito plagado de jóvenes que además no desentonaron. Y a otra cosa, mariposa. Porque el Dinamo no puede servir de termostato, ni el Barça era el Barça. Tres puntos, más de dos millones y medio por la victoria para la buchaca y el alivio de la tregua. Al menos, el ruidazo no sigue subiendo de revoluciones.

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