Jordi Llopart murió pobre y fue despreciado en Cataluña por dedicar su medalla a España
El primer medallista olímpico del atletismo español falleció este miércoles en Badalona tras sufrir años de penuria económica. Acusaba al nacionalismo catalán gobernante de maltrato y desprecio
Hace exactamente dos años, cuando el Comité Olímpico Español organizó un homenaje a los atletas que compitieron en los Juegos de Moscú 1980, a Jordi Llopart le tuvieron que comprar un traje para que no desentonara con el resto del grupo. El medallista de plata de los 50 kilómetros marcha no tenía ninguno en el armario (ni dinero para adquirirlo); sobrevivía desde hacía años con una renta de 426 euros al mes, que llamaba su "seguro de vida". Tenía dos hijas menores a su cargo; Llopart pedía "trabajo, no limosna", pero nadie parecía acordarse de él. Su vida entró en una etapa oscura y descuidada que concluyó este miércoles en Badalona después de un infarto y dos muertes: la primera (el martes) se anunció por error, cuando estaba en coma inducido. Como suele ocurrir, este jueves todo son alabanzas en la prensa.
El pionero de la marcha española (junto a Josep Marín) vivió los últimos años de su existencia entre graves penurias económicas, deprimido por lo que consideraba el maltrato y el desprecio de la Generalitat catalana. Para comprender la influencia de Llopart en el deporte español basta un dato: de las 14 medallas olímpicas logradas por el atletismo de nuestro país en toda su historia, 5 corresponden a la marcha (la modalidad en la que se camina lo más rápido posible sin llegar a correr). La suya fue la primera de todas, en 1980, cuando el atletismo español era muy poca cosa en el mundo.
Ascenso y caída
Llopart entrenó después a la mayoría de sus sucesores en la élite (como Daniel Plaza, campeón olímpico, o Jesús Ángel García Bragado, campeón mundial). Empalmó trabajos en lugares tan dispares como el FC Barcelona (2006-2008) o la empresa de nutrición Bluebonnet. En 2013, cuando se encontró sin empleo, imploró ayuda. El Comité Olímpico Español acudió en su auxilio tres veces. También recibió apoyo del Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat y del Ayuntamiento de Calella. El problema, sin embargo, no se solucionaba. Tenía cuenta en LinkedIn ('En búsqueda activa') y mandaba currículos. Pero había asumido que no había solución a largo plazo: en su tierra le habían tachado de la lista por dedicarle su primera medalla a España, como dijo en una entrevista con el diario Abc el pasado verano.
Numerosísimos atletas y dirigentes deportivos recordaron este miércoles la figura del campeón fallecido, primer oro del atletismo español (Campeonatos de Europa de 1978, Praga, también en los 50 km marcha), nueve veces campeón de España, varias veces plusmarquista nacional, subcampeón olímpico. “Hace 40 años, lloramos de alegría. Por primera vez, gracias a ti, subimos a un podio olímpico. Hoy lloramos de tristeza. DEP, Jordi Llopart. Siempre serás leyenda del atletismo español”, expresó la Federación Española de Atletismo. “Jordi fue el pionero, el mascarón de proa. Él demostró que no solo podían ganar los alemanes, los rusos… Fue el quitacomplejos”, dijo Ramón Cid, el experimentado director técnico de la federación.
Nacionalismo y deporte
"Cuando llegué aquí tras ganar la medalla de oro en Praga y dije que le dedicaba el campeonato de Europa a España, Cataluña me puso la cruz negra. Dijeron que Jordi Llopart decía lo que le dictaba la Federación española", explicaba Llopart en la citada entrevista: "Pero yo se lo dediqué a España... ¿A quién representaba? Pues ya está".
No le importaba sentirse olvidado en Cataluña, pero sí "poco querido". Especialmente tras la radicalización de los partidos nacionalistas. ("Nadie me ha olvidado en Madrid. Toda la prensa de Madrid me ha llamado para rememorar aquel éxito... Y la Federación me hizo una entrevista para su web"). Tampoco se arrepentía de sus actos. "Estoy jubilado y tengo una pensión de poco más de 700 euros. Llamé a todas las puertas aquí en Cataluña y me decían: 'Ay Jordi, que ahora no es el momento', 'Ay Jordi, es que con tu edad...', 'Ay Jordi...'. No lo entiendo. Yo tengo mis estudios y mi sapiencia. Hablo seis idiomas y he sido entrenador de todo. 'No es el momento, no es el momento'. Cuando quisieron, políticamente, me utilizaron. ¡Me u-ti-li-za-ron! ¡Los políticos de Cataluña!".
"—¿Cómo se le explica esto a un chaval? [prosigue la entrevista]
—A un chico joven no se le tiene que explicar esto. Solo que si le gusta el deporte que disfrute y no sea un sacrificio y ya está. Lo que me ha pasado a mí o cómo me han tratado prefiero que no lo sepa el chaval. Lo único que quiero es que se dedique y no sea un sacrificio sino, como decía mi padre, un espíritu de sacrificio.
—Pero a usted le aplaudieron 40 millones de españoles y ahora le han abandonado. ¿Cómo sobrevive a ello?
—Para sobrevivir solo necesito pan y agua."
🥇Primer campeón de Europa del atletismo 🇪🇸
— atletismoRFEA (@atletismoRFEA) November 11, 2020
🥈 Primer medallista olímpico del atletismo 🇪🇸
🚶🏼♂️ Entrenador del campeón olímpico Daniel Plaza
🖤 Jordi Llopart 📝 https://t.co/oGTHsD7iGP pic.twitter.com/2OLI5qWM2L
Cuarenta años después de aquella plata heroica en Rusia, Llopart llegó al final con el sonido hueco del estado vacío, muchas menos fuerzas y cuatro hijas (dos de ellas fruto de su segundo matrimonio con la exmarchadora lituana Sonata Milusaiskaite). Representante de la generación anterior a la explosión de Barcelona '92, campeón sin beca ADO, Llopart fue el primer atleta español que subió a un podio olímpico. Ha muerto en la pobreza. El resto (los elogios, las palabras, los tuits) quizá le sirvan algún día a su familia. El campeón pionero sobrevivió estos últimos años con 426 euros mensuales de paro, sin que nadie a su alrededor le echase una mano. Solo y abandonado. (Incluso por sí mismo).
Hace exactamente dos años, cuando el Comité Olímpico Español organizó un homenaje a los atletas que compitieron en los Juegos de Moscú 1980, a Jordi Llopart le tuvieron que comprar un traje para que no desentonara con el resto del grupo. El medallista de plata de los 50 kilómetros marcha no tenía ninguno en el armario (ni dinero para adquirirlo); sobrevivía desde hacía años con una renta de 426 euros al mes, que llamaba su "seguro de vida". Tenía dos hijas menores a su cargo; Llopart pedía "trabajo, no limosna", pero nadie parecía acordarse de él. Su vida entró en una etapa oscura y descuidada que concluyó este miércoles en Badalona después de un infarto y dos muertes: la primera (el martes) se anunció por error, cuando estaba en coma inducido. Como suele ocurrir, este jueves todo son alabanzas en la prensa.