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Ni para cubrir gastos: los ridículos premios en la Copa del Rey de balonmano
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5.800 euros para el equipo ganador

Ni para cubrir gastos: los ridículos premios en la Copa del Rey de balonmano

La Federación Española de Balonmano ha decidido repartir dinero a los clubes por primera vez en la historia. Las cifras son un fiel relejo de la crisis que vive este deporte en el país.

Foto: El Barça domina con mano de hierro el balonmano nacional. (RFEBM/J. L. Recio)
El Barça domina con mano de hierro el balonmano nacional. (RFEBM/J. L. Recio)

Estos días de abril Alicante se ha convertido en la capital del balonmano español. Allí, en el pabellón Pitiu Rochel, donde nació y murió el mítico Calpisa, se está celebrando la fase final de la Copa del Rey. Cuenca y Barça jugarán este domingo la final. De esta manera, los zulgranas buscará prolongar su hegemonía con el sexto entorchado consecutivo, pero la noticia no es esa, sino la referida a los premios. Por primera vez en la historia la Federación, que este año organiza la competición, otorgará cuantías económicas a los equipos participantes. Hasta el momento ningún equipo recibía nada por participar en un torneo con más de 50 años de antigüedad.

Eso sí, las dotaciones no serán cuantiosas. El ganador, que prácticamente se conoce antes de jugar, recibirá la friolera de 5.800 euros. Una suma que, como mucho, a los culés les dará para cubrir gastos. El subcampeón recibirá 4.800 euros, los semifinalistas 3.300 euros y, por último, los que se queden en cuartos; que se embolsarán 1.800 euros. Aunque todo esfuerzo de la Federación encabezada por Francisco Blázquez se agradece, las retribuciones dan buena cuenta de la crisis permanente en la que vive el balonmano español, paliada únicamente por los éxitos de la Selección, cuyo nucleo duro de jugadores compite en el extranjero. La Copa no es rentable, tampoco la ASOBAL.

placeholder Los aficionados reciben a los jugadores del Bidasoa antes del arranque de un partido. (RFEBM/J. L. Recio)
Los aficionados reciben a los jugadores del Bidasoa antes del arranque de un partido. (RFEBM/J. L. Recio)

Un oasis en el desierto

Pabellones semivacíos y sueldos de auténtica supervivencia, esa es la situación a nivel nacional, donde nombres míticos como José Javier Hombrados continúan en activo a los 46 años porque la preparación física de sus rivales deja que desear "al no poder dedicarse a este deporte a tiempo completo". Solo el Barça con una cartera de ocho millones escapa a esta realidad. Un oasis en medio de un desierto donde los clubes, la mayoría en ciudades pequeñas o medianas, pagan como pueden. Algunos, incluso, para compensar los bajos sueldos ofrecen manutención a sus jugadores.

Si la Copa del Rey no es rentable, mucho menos jugar en Europa. Numerosos equipos han tenido que renunciar a competir internacionalmente al no poder costearse los desplazamientos, ni que decir de las entidades femeninas: Valladolid, Elche, Gijon...la lista es extensa. La burbuja inmobiliaria y la fuerte dependencia de las instituciones públicas sometió al balonmano a una fuerte recesión hace añós. Teka, San Antonio y Ciudad Real, todos ellos campeones continentales, desaparecieron progresivamente. El Bidasoa vasco, otro con similar palmarés, cayó varias temporadas a la División de Plata por la incompetencia de sus gestores. El presupuesto medio de la ASOBAL es de un millón, cifra hinchada por la 'fuerte' inversión culé. La Segunda francesa, por poner un ejemplo, se mueve en torno al millón y medio. El Barça, que se ha quedado sin rival, estuvo cuatro años seguidos sin perder un solo partido entre todas las competiciones domésticas hasta que el Granollers obró el milagro y cortó la racha en octubre de 2018.

"Venimos de comer jabugo y ahora solo hay chistorra", dijo en su momento el entrenador del Benidorm, Zupo Equisoain. Los premios en la Copa del Rey son un paso, muy pequeño y corto que hasta puede sonar a chiste, pero algo es algo. No se puede uno contenar, ni mucho menos. Al balonmano español aún le queda un duro camino por recorrer.

Estos días de abril Alicante se ha convertido en la capital del balonmano español. Allí, en el pabellón Pitiu Rochel, donde nació y murió el mítico Calpisa, se está celebrando la fase final de la Copa del Rey. Cuenca y Barça jugarán este domingo la final. De esta manera, los zulgranas buscará prolongar su hegemonía con el sexto entorchado consecutivo, pero la noticia no es esa, sino la referida a los premios. Por primera vez en la historia la Federación, que este año organiza la competición, otorgará cuantías económicas a los equipos participantes. Hasta el momento ningún equipo recibía nada por participar en un torneo con más de 50 años de antigüedad.

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