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El infernal momento en el Sevilla de Pablo Machín (y cómo está protegido)
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TRAS EL DESASTRoso INICIO DE AÑO

El infernal momento en el Sevilla de Pablo Machín (y cómo está protegido)

Tanto Pepe Castro como Joaquín Caparrós elogian el “gran trabajo” del técnico Pablo Machín y apuestan por revertir la delicada situación que atraviesa el Sevilla

Foto: Pablo Machín dando instrucciones. (Reuters)
Pablo Machín dando instrucciones. (Reuters)

El Sevilla presenta un balance desolador en 2019 (5 puntos de 27 disputados), que tienen a Pablo Machín, su entrenador, haciendo piruetas sobre una cuerda entre dos rascacielos. El entrenador soriano ha pasado del sol radiante de los elogios a la sombra más húmeda y fría. De la innovación a flirtear con el fracaso. De la gloria al infierno. ¿Por qué no han apretado ya el gatillo en el club de Nervión? Porque Machín todavía tiene crédito y confianza, según ha podido saber El Confidencial, tanto por parte de José Castro como de Joaquín Caparrós.

Mientras, Pablo Machín se relaja con amigos ajenos al fútbol, vecinos de la urbanización de Condequinto, jugando interminables partidos de pádel en un club especializado de la vecina ciudad de Dos Hermanas. Dicen que el míster sevillista es un consumado jugador, un gran doblista que aprieta los dientes y apura al límite los partidos. Ahí descarga adrenalina y las malas energías que se pegan como lombrices tras una derrota. Y son muchas ya la que acumula el Sevilla lejos de Nervión en lo que va de año. Pero el entrenador de Soria le ha dicho a Castro y a Caparrós que está preparado para sacar un barco que ahora mismo hace aguas cuando no hace ni tres meses iba viento en popa y a toda vela.

Pablo Machín, que tiene contrato con el Sevilla hasta junio de 2020, posee un registro más que los anteriores técnicos que fueron cesados por el club. Mientras que con Berizzo, los jugadores deambulaban por el campo como pollos sin cabeza, con Montella se impuso la división del vestuario: el italiano solo contaba con la mitad del plantel, al resto lo ignoraba sistemáticamente. Luego vino el Waterloo sevillista en la final de Copa, la espuma de cianuro que terminó por liquidarle. Pese a que Pablo Machín presenta en este aciago principio de año, números aterradores, las sensaciones son otras. Los sevillistas, aunque disgustados con la funeraria marcha del equipo, apuestan por seguir esperando una reacción inminente. Joaquín Caparrós, director de fútbol del Sevilla, aseguraba a este medio: “La exigencia en este equipo no viene solo del Consejo y de la gente que trabajamos en el club, viene también de nuestra afición que hace que no nos relajemos, que quiera más de su equipo".

El trabajo de Machín a sol y sombra

Joaquín Caparrós y su entorno más cercano (los adjuntos Carlos Marchena y Paco Gallardo) pueden corroborar la machacona manera de trabajar de Pablo Machín y su equipo, pues una jornada normal del cuerpo técnico sevillista comienza a las ocho treinta de la mañana (desayuno grupal en la Ciudad Deportiva) y termina cuando el sol lleva tiempo ocultado tras el horizonte que mira a Cádiz. “Estos tíos nunca se van, parecen vampiros”, comentó con gracejo un empleado del predio sevillista refiriéndose a Machín y a sus ayudantes.

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“Estamos en contacto continuo y solo puedo decirle que Pablo (Machín) es un entrenador joven, muy trabajador, que ahora está haciendo un tremendo esfuerzo por revertir esta mala situación. ¿Cómo no voy a confiar en él?”, confesaba a El Confidencial Caparrós, que no contempla otra cosa que ganar en Nervión (este jueves, con el Slavia, y el domingo, ante la Real Sociedad) para remontar el socavón.

El toque de rigor dado

Los resultados favorables siguen escondidos y el Sevilla se está descolgando de los puestos Champions, el gran objetivo del club. De ahí que, pese a la confianza de los altos dirigentes en su trabajo, Machín reconoce que se le ha dado un “toque de rigor”, una nada sutil recomendación de que cambie el paso (su sistema defensivo), en especial fuera de Nervión, donde ha cosechado cinco derrotas consecutivas, encajado diez goles y conseguido solo un tanto… y de penalti. El técnico ya ha demostrado flexibilidad en otras ocasiones y ha prometido “taparse” en su sistema para evitar una sangría goleadora que está consumiendo al equipo. Tras el desastre de Huesca, Machín lo reconocía: “No es posible que nos tiren tan pocas veces y nos hagan tantos goles”. Y ahí duele y mucho a los nervionenses.

Mientras, la ciudad se encuentra empapelada de alusiones positivas de cara al choque de UEFA Europa League que el Sevilla dilucidará ante el Slavia de Praga. Se espera la reaparición este jueves de Carriço y Gnagnon, lesionados de larga duración, y la casi inminente vuelta del francés Gonalons, casi inédito (dos fracturas) en toda la temporada. Machín habla de levantar el vuelo. Sus amigos no futboleros para animarle le hablan de las excelencias de la ciudad, lo llevan a zonas de restauración y tapeo, y el técnico, encantado, se embebe de las esencias de la mágica ciudad; incluso le hablan de la Semana Santa y Feria, aunque a Machín estos eventos les queda lejos, muy lejos.

El Sevilla presenta un balance desolador en 2019 (5 puntos de 27 disputados), que tienen a Pablo Machín, su entrenador, haciendo piruetas sobre una cuerda entre dos rascacielos. El entrenador soriano ha pasado del sol radiante de los elogios a la sombra más húmeda y fría. De la innovación a flirtear con el fracaso. De la gloria al infierno. ¿Por qué no han apretado ya el gatillo en el club de Nervión? Porque Machín todavía tiene crédito y confianza, según ha podido saber El Confidencial, tanto por parte de José Castro como de Joaquín Caparrós.

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