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Javier Fernández, el deportista que enseñó a patinar a España
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se retira de la competición con un nuevo oro

Javier Fernández, el deportista que enseñó a patinar a España

Javier Fernández se despidió de la competición con su séptimo título europeo consecutivo de patinaje artístico. "He conseguido cosas que jamás imaginé que podría conseguir", dijo

Foto: Javier Fernández ganó este sábado en Minsk (Bielorrusia) su séptimo campeonato de Europa seguido. (EFE)
Javier Fernández ganó este sábado en Minsk (Bielorrusia) su séptimo campeonato de Europa seguido. (EFE)

La historia del deporte español está salpicada de deportistas fuera de sitio que se convirtieron en pioneros. Paquito Fernández Ochoa en los setenta o Carolina Marín en la actualidad son dos ejemplos. En ninguno de los dos casos se daban las condiciones para que alcanzaran el primer nivel de sus deportes, mucho menos para ganar lo que han ganado. Ni tradición, ni estructura ni apenas apoyo, pero un talento inmenso para abrirse camino en un entorno desconocido. Que él ganara una medalla olímpica, decía Fernández Ochoa, era como si un austríaco saliera por la puerta grande de Las Ventas. Lo mismo podría decirse de Marín, pero cambiando a esquiadores centroeuropeos por jugadoras asiáticas. Javier Fernández (Madrid, 1991) pertenece a la misma categoría.

Su éxito es incomprensible. De la nada nació un patinador legendario, dos veces campeón del mundo y dos veces tercero, medallista de bronce olímpico y siete veces campeón de Europa de manera consecutiva, la última este fin de semana. Tan esquivo es este último logro que no lo conseguía ningún patinador desde 1936, cuando el austríaco Karl Schäfer encadenó la séptima de sus ocho medallas doradas. No está mal para un españolito, que diría Fernández Ochoa.

"Estoy muy contento de que la última competición de mi carrera haya sido buena", dijo Fernández este sábado en Minsk (Bielorrusia) con el oro colgado al cuello. Hace dos meses había anunciado que esta sería su última competición, que pensar en los Juegos Olímpicos de Pekín 2022 se le hacía muy cuesta arriba. "Han podido ser mis últimos Juegos Olímpicos", dijo hace un año en PyeongChang tras tras ganar el bronce, con el que se sacó la espina de Sochi 2014.

"Ha sido una trayectoria larga, dentro de lo que es este deporte, y la he llevado con paciencia, siempre la he tenido", dijo Fernández, que deja la competición antes de cumplir los 28 años. "Es un deporte que desgasta mucho físicamente, y en mi caso también el estar fuera de casa y alejado de los míos es un aspecto que con el paso de los años hay que tener en cuenta", explicó hace casi tres años en una entrevista a este periódico. En su cabeza nunca estuvo eternizarse en el patinaje de competición, y los éxitos logrados han facilitado la decisión de dejarlo. "He conseguido cosas que jamás imaginé que podría conseguir".

"Toda la vida han hecho cosas por mí mis padres, mis entrenadores, siempre han puesto todo de su parte para que yo sea el patinador que he sido", comentó ante los medios de comunicación. "Ahora me siento orgulloso de haber tenido una buena trayectoria deportiva para enseñarles a ellos que todo lo que me han dado ha sido para algo bueno".

placeholder El podio del Campeonato de Europa de Minsk (Bielorrusia) con Samarin (i), Fernández (c) y Rizzo. (Reuters).
El podio del Campeonato de Europa de Minsk (Bielorrusia) con Samarin (i), Fernández (c) y Rizzo. (Reuters).

"Lo que ha conseguido Javier es muy grande", declaró en Minsk la presidenta del Consejo Superior de Deportes, María José Rienda, que sabe lo que es destacar en un deporte ajeno para la mayoría de españoles. "Su contribución al deporte español es incalculable. Ha colocado en el mapa nacional e internacional al patinaje artístico sobre hielo. Y lo mejor es que ha animado a que los jóvenes practiquen este deporte asegurando una continuidad".

El Javier Fernández es un ejemplo difícilmente replicable. Las condiciones en las que brotó un talento como el suyo estaban lejos de ser las propicias. No deberían salir campeones del mundo de patinaje de Majadahonda ni campeonas del mundo de bádminton de Huelva, igual que no hay toreros en Salzburgo. No hay tradición, y en el deporte la tradición tiene mucho peso.

El caso de Javi Fernández rompe con eso, igual que antes pasó con Manolo Santana, Severiano Ballesteros o Fernando Alonso. ¿Hay vida después de Superjavi? Una generación que descubrió el patinaje viéndolo a él empieza a asomar la cabeza, y dos dúos de danza ya se han hecho un hueco: Sara Hurtado-Kirill Jalyavin y Olivia Smart-Adrián Díaz. Será difícil que el patinaje artístico sobre hielo cuaje en España, per Javi Fernández lo va a intentar.

"Queda mucho trabajo por hacer", dijo tras ganar el oro. "Dejaré de competir, pero no de patinar", había dicho antes. Si hace un mes consiguió reunir a 11.500 espectadores en Las Palmas de Gran Canaria para ver su espectáculo 'Revolution on Ice', ¿por qué no va a conseguir que un país empiece a tener el patinaje entre sus opciones deportivas? Queda mucho trabajo, es cierto, pero nadie mejor que él para llevarlo a cabo.

La historia del deporte español está salpicada de deportistas fuera de sitio que se convirtieron en pioneros. Paquito Fernández Ochoa en los setenta o Carolina Marín en la actualidad son dos ejemplos. En ninguno de los dos casos se daban las condiciones para que alcanzaran el primer nivel de sus deportes, mucho menos para ganar lo que han ganado. Ni tradición, ni estructura ni apenas apoyo, pero un talento inmenso para abrirse camino en un entorno desconocido. Que él ganara una medalla olímpica, decía Fernández Ochoa, era como si un austríaco saliera por la puerta grande de Las Ventas. Lo mismo podría decirse de Marín, pero cambiando a esquiadores centroeuropeos por jugadoras asiáticas. Javier Fernández (Madrid, 1991) pertenece a la misma categoría.

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