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La diplomacia de Alejandro Blanco le da un puesto en el sanedrín del olimpismo
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La diplomacia de Alejandro Blanco le da un puesto en el sanedrín del olimpismo

En la última reunión de la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales (ACNO) ha elegido al dirigente español como miembro de su Comité Ejecutivo por su labor en el conflicto de Kosovo

Foto: Alejandro Blanco, en la reunión de Comités Olímpicos Europeos. (EFE)
Alejandro Blanco, en la reunión de Comités Olímpicos Europeos. (EFE)

Una de las profesiones más prolíficas en libros de memorias es la de diplomático. Los embajadores, cuando sus días de trabajo terminan, se ven empujados por fuerzas desconocidas a contar su visión del mundo y dejar escritas un reguero de anécdotas que la gente normal, la que no asiste a cenas de Estado, ve como si las contasen extraterrestres. Esa función, la de diplomático, también existe en el deporte, aunque suelen tener menos energía -o tiempo- para ponerse a divagar. Pero es importante, y muchas veces desconocida. Son los presidentes de comités olímpicos y miembros de grandes organizaciones deportivas como el COI, que tienen una doble vertiente, la de pensar en el deporte como algo universal y, también, en los países a los que representan.

Alejandro Blanco, por tiempo y cargo, es un ilustres representantes de la diplomacia deportiva. Hace solo unas semanas se encontró, sin buscarlo, con uno de esos casos en los que el deporte, por definición inclusivo e integrador, se enfrentaba a un conflicto político que le sobrepasa y, de algún modo, también le impregna. Kosovo es un dolor en la política internacional española, porque está reconocido por casi todos sus aliados, pero por cuestiones internas, España no puede hacerlo. Acostumbrados a seguir la opinión de la mayoría, en este caso hay disidencia, y eso se nota. En muchos pequeños detalles, también en el deporte. El hecho de no reconocer a un país tiene sus problemas, el último, en los mundiales de kárate, celebrados en Madrid. Porque había kosovares, pero estaban en un limbo curioso.

Foto: Kosovo participó en los Juegos del Mediterráneo 2018 en Tarragona, pero su bandera no lució en la ceremonia de apertura. (Tarragona 2018)

Había que solucionar un problema que existía, y es que la Administración española no estaba muy de acuerdo con la participación de competidores del país balcánico. Y el COI, que observa estas cosas desde arriba, empezó su plétora de amenazas, llegando a pedir que no se disputasen más competiciones en España si el país no quería reconocer la nacionalidad de esos deportistas. Un gran conflicto necesitado de gente que pusiese puentes y soluciones.

Que no siempre es fácil, pues en la política deportiva se aprieta rápido el gatillo. A eso se puso Blanco, a calentar teléfonos, a hacer pedagogía, a intentar que los unos y los otros comprendiesen las diferentes posturas y llegasen a lugares comunes, que los hay. Se llegó a un acuerdo al final, el Gobierno aceptó "aplicar los principios olímpicos de autonomía y de respeto a la no discriminación en las competiciones deportivas".

placeholder Alejandro Blanco junto a Pedro Sánchez en una reunión en La Moncloa. (EFE)
Alejandro Blanco junto a Pedro Sánchez en una reunión en La Moncloa. (EFE)

Los esfuerzos de Blanco estaban pensados para desbloquear un conflicto, pero por el camino le han traído también un nuevo cargo en su repertorio. Esta semana se reunían la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales (ACNO) y renovaba su Comité Ejecutivo, en la reunión han decidido nombrar a Blanco como parte de ese organismo, por su extensa trayectoria, por supuesto, pero también por el hecho concreto de desbloquear el asunto kosovar. Thomas Bach, el presidente del COI, quiso agradecerle personalmente en la reunión sus artes diplomáticas. El nombramiento de Blanco fue propuesto por Janez Kocijancic, presidente de los Comités Olímpicos Europeos, por su capacidad para mediar y crear consensos. El propio Ejecutivo de la Asociación le aceptó posteriormente como miembro del Comité representando al continente europeo.

El ACNO es una más de las operadoras del deporte mundial. Organizaciones a veces no muy conocidas, pero que sirven de foro de opinión y de incubadora de ideas. Lugares en los que el conflicto es moneda común, pues los nervios siempre parecen crispados, pero en los que la diplomacia deportiva tiene su labor. Hablar, llamar, volver a hablar, intentar entender al de al lado y al de enfrente... poco a poco, hasta lograr que el deporte sea un remanso de paz. Si se hace bien del todo, incluso que ayude a convertir la sociedad en algo mejor.

Una de las profesiones más prolíficas en libros de memorias es la de diplomático. Los embajadores, cuando sus días de trabajo terminan, se ven empujados por fuerzas desconocidas a contar su visión del mundo y dejar escritas un reguero de anécdotas que la gente normal, la que no asiste a cenas de Estado, ve como si las contasen extraterrestres. Esa función, la de diplomático, también existe en el deporte, aunque suelen tener menos energía -o tiempo- para ponerse a divagar. Pero es importante, y muchas veces desconocida. Son los presidentes de comités olímpicos y miembros de grandes organizaciones deportivas como el COI, que tienen una doble vertiente, la de pensar en el deporte como algo universal y, también, en los países a los que representan.