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"Tu casco roza el hielo y es como si llevaras 45 kilos sobre la cabeza". El golpe de Mirambell
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EL PILOTO explica cómo actuar en EL límite

"Tu casco roza el hielo y es como si llevaras 45 kilos sobre la cabeza". El golpe de Mirambell

Ander Mirambell afronta esta temporada con el objetivo de clasificarse para los JJOO de Pyeonchang, algo que está encarrilado después de hacer dos 'top 20' en lo que va de temporada

Foto: El piloto de skeleton Ander Mirambell. (EFE)
El piloto de skeleton Ander Mirambell. (EFE)

A su madre no le hace gracia, pero Ander Mirambell no puede evitar reírse antes de contestar. “En la última curva del circuito, la 16, la curva más rápida del mundo, vas a más de 140 km/h y pueden pasar dos cosas: o corregir fuerte sabiendo que vas a perder un par de décimas o aceptar el golpe y controlar lo que venga”. Él elige esto último y su última caricia -este fin de semana contra el muro de hielo canadiense de Whistler- le produjo una “pelota de tenis en el codo”. Luchar contra el crono y las fuerzas G forma parte de su trabajo sobre el skeleton, y Ander, que se está jugando la piel por estar en los JJOO de Pyeonchang 2018, se lo toma con humor.

“Cuando superas los 130 km/h sientes que vas al límite y las correcciones que realizas en el trineo son más por intuición que por habilidad. En Whistler, al pasar de la curva 11, ya vas en esa sensación y en las curvas 15 y 16 tu casco roza el hielo, soportando fuerzas de 5G, es como si tuvieras 45 kilos sobre tu cabeza y 'simplemente' te mantienes en posición caparazón de tortuga”, cuenta Mirambell a El Confidencial con una naturalidad que da entre miedo y risa nerviosa.

Foto: Ander Mirambell en Winterberg (Foto: Facebook.com/IBSFsliding (Eugen Eslage)).

El catalán de 34 años, gracias a sus 'besos' con el hielo ocupa actualmente la decimonovena posición en el ránking mundial (con la suspensión este martes del ruso Treatikov, undécimo, tendrá más sencillo avanzar un puesto) y tiene, de momento, asegurada su presencia en los Juegos que se celebrarán en febrero en Corea del Sur. “Este fin de semana en Canadá, cuando terminé la primera bajada tras darme el primer toque (en el codo) terminé con una sonrisa porque fue todo bien y ya lo había superado… Hasta que dices, “¡coño, tengo otra!” (bajada). Yo soy de los que hago lo que sea mejor para los tiempos, aunque vaya en contra de nuestra naturaleza”.

Precisamente, cuando en una bajada la cosa se pone fea, el piloto debe controlar su instinto “y mantener la posición de seguridad, el cuerpo dentro del trineo y, aunque sea un gesto antinatural, no sacar nunca los codos o las manos. Permanecer en la caja (trineo) y esperar. De este modo, lo único que te llevarás son moratones y golpes, pero es muy difícil que te rompas algo”.

Al hospital con un dedo colgando

Ander lleva haciendo bajadas montado en un trineo desde 2005, año en el que estrenó su 'top 3' de golpes que no olvidará jamás. “Estaba en Austria, era una de mis primeras veces y, aunque sólo iba a 30 o 40 km/h, saqué la mano y se me quedó entre el paragolpe y la pared y me arranqué un dedo, se me quedó colgando… me lo puse como pude y fui al hospital”. Como quien se hace un corte con un folio en la oficina, Mirambell comenta el incidente con el tono de quien paga una novatada.

La segunda de este 'top 3' ocurrió en 2008, en Alemania, y fue por sacar un hombro del trineo, “me golpeé y se me rompió la clavícula. Mi entrenador suizo me dijo que me olvidara hasta dentro de un par de meses y me dejó en ese invierno. Sin embargo, cuando me operaron en España y regresé a los 15 días no se lo podía creer. No entendía que en España tuviéramos técnicas que avanzaran el proceso habitual de recuperación en cerca de dos meses… Así que volví solo a Alemania, a Winterberg, y la pista estaba ocupada por la armada británica así que acordé con ellos que me dejaban tirarme y a cambio yo les hacía de entrenador. Al final, un general británico me dio un diploma y todos me aplaudieron. Este gesto es algo que guardo con mucho cariño, es uno de mis mejores recuerdos”.

"Perdí el conocimiento unos segundos"

Al año siguiente llegaría su porrazo 'top', el que más miedo le ha metido en el cuerpo. “Fue en 2009. Estaba en Cesana (Italia) y pasé por una zona que la llaman El Toro (une las curvas 6, 7 y 8). No sé qué pasó que corregí una curva hacia arriba y me golpeé con la cabeza en el techo, perdí el control y me puse con los pies por delante y la espalda contra el hielo. Perdí el conocimiento durante 30 o 40 segundos y me acuerdo que lo primero que hice fue robar una chaqueta a un médico. Después dije que estaba bien y me las apañé para pasar el control médico y disputar al día siguiente las bajadas. Tenía una fisura en una costilla y una rodilla muy inflamada… Quedé penúltimo, pero gracias a esos puntos estuve en los JJOO de Vancouver”.

Con estos golpes y rozando el 'top 30' de los presupuestos en la copa del mundo (está entre los 6-7 con menos capacidad financiera), Ander Mirambell espera disputar en poco más de un par de meses sus terceros Juegos Olímpicos (va por el camino con sus dos 'top 20'). Tiene más experiencia -aunque no más dinero para prepararlos que otros años- y su reto es poder terminar entre los 15 mejores del mundo, “y por qué no el top 10. Al final vamos a una pista nueva para todos, menos para los dos coreanos y seguro que algo se puede rascar”. Esta aspiración, el que un español esté entre la élite del skeleton, es otro tipo de golpe.

A su madre no le hace gracia, pero Ander Mirambell no puede evitar reírse antes de contestar. “En la última curva del circuito, la 16, la curva más rápida del mundo, vas a más de 140 km/h y pueden pasar dos cosas: o corregir fuerte sabiendo que vas a perder un par de décimas o aceptar el golpe y controlar lo que venga”. Él elige esto último y su última caricia -este fin de semana contra el muro de hielo canadiense de Whistler- le produjo una “pelota de tenis en el codo”. Luchar contra el crono y las fuerzas G forma parte de su trabajo sobre el skeleton, y Ander, que se está jugando la piel por estar en los JJOO de Pyeonchang 2018, se lo toma con humor.

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