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El Atlético de Madrid convierte el Calderón en un fortín con fútbol escaso pero muy rentable
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MANOLO JIMÉNEZ CAMBIÓ EL GUIÓN HABITUAL Y EL REAL ZARAGOZA SE CONGELÓ

El Atlético de Madrid convierte el Calderón en un fortín con fútbol escaso pero muy rentable

El Atlético de Madrid tenía un objetivo y lo cumplió. Los rojiblancos sabían que podía convertirse en el único equipo de la Liga que en la

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El Atlético de Madrid convierte el Calderón en un fortín con fútbol escaso pero muy rentable

El Atlético de Madrid tenía un objetivo y lo cumplió. Los rojiblancos sabían que podía convertirse en el único equipo de la Liga que en la primera vuelta ha cosechado exclusivamente victorias en su fortín. Y lo logró ante una afición que no llenó las gradas, pero que se hizo notar desde el primer momento. El Real Zaragoza llegaba después de dos triunfos fuera de casa, pero Manolo Jiménez decidió cambiar el guión habitual y la jugada no le salió bien. El Atlético no contó con innumerables ocasiones, pero las que tuvo supo rentabilizarlas. Esa es la filosofía de Simeone: trabajo y sacrificio para conseguir la décima victoria consecutiva a orillas del Manzanares (2-0).

El equipo local tardó un minuto en avisar al Real Zaragoza al que sólo les valía la victoria. Godín avisó a Roberto, que respondió por abajo. Su defensa estaba bien plantada y aguantaba las llegadas del Atlético y las ocasiones que nacían de la conexión generada por Falcao y Arda. Los locales tenían el dominio del partido, imponían su ritmo, ya se habían puesto el traje de faena cuando el Real Zaragoza aún no había encontrado su sitio en el encuentro. Los maños defendían sin descanso y cuando intentaban atacar se perdían en el centro del campo. Conectar con la línea ofensiva se antojaba imposible y Courtois se convertía en espectador de primera fila ya que apenas intervino. Las ocasiones caían del lado rojiblanco y aunque el ímpetu de los primeros minutos se suavizó levemente, romper las tablas del marcador parecía más factible para los locales que para su rival.

Las ocasiones del Atlético de Madrid, que no cede ningún punto en el Calderón en el campeonato desde hace ocho meses -desde mayo del año pasado-, estaban contadas pero los colchoneros sabían rentabilizarlas. Los minutos pasaban y los goles no llegaban porque el partido se atascó. Ni unos ni otros lograban el objetivo final, pero el mando era rojo y blanco y los goles fueron cuestión de tiempo. Exactamente de 31 minutos. Tiago recogió un córner de Gabi para hacer honor a su buena fama de cabeceador. El 5 rojiblanco voló en el primer palo para cruzar el balón con un testarazo a bocajarro en el que nada pudo hacer Roberto. La lata se había abierto y la sentencia no tardaría mucho en llegar. La defensa zaragocista cometió el peor de los errores cuando Sapunaru bajó hasta las categorías de juveniles derribando a Arda dentro del área. El turco fue listo a la hora de forzar la pena máxima pero la entrada del zaragocista era innecesaria.

Sentencia en cinco minutos 

Falcao vio la oportunidad perfecta. El colombiano quería estrenarse ante los maños y lo hizo desde la línea de los 11 metros. Letal ante Roberto. El partido se abrió. La dinámica del Atlético de Madrid era buena, había llevado el encuentro dónde ellos querían y el Real Zaragoza se había quedado como la noche, congelado. La primera parte moría con el portero zaragocista achicando agua y así comenzó la segunda. Manolo Jiménez sacó a Víctor por Paredes para reforzar el centro del campo y aunque el Real Zaragoza se animó y obligó a su rival a defender más cerca de Courtois, sus efectivos no eran suficientes para asustar al belga que sólo tuvo que emplearse a fondo una vez ante un disparo de Apoño. Los maños intentaban estirarse pero el Atlético no se daba por satisfecho y hacía sufrir a la defensa zaragocista que vio cómo Roberto sacaba sus puños en más de una ocasión al más puro estilo de Mazinger Z.

Las jugadas rojiblancas llegaban a cuenta gotas pero cuando lo hacían levantaban a la afición de los asientos con detalles de tiralíneas en los que Falcao siempre estaba presente. También lo intentó Arda, antes de ser cambiado, y Diego Costa pero ninguno logró colocar el balón en las redes de Roberto. Los aficionados seguían aplaudiendo o juzgando cada una de las acciones que se vivían sobre el maltrecho césped del Calderón, incluso reclamaron penalti por una mano en el área del Real Zaragoza que González González acertó al no señalar. En  la recta final, los maños se animaron pero el esfuerzo hecho hasta el momento podía con las ganas y el orgullo aragonés. Locales y visitantes daban por buena la sentencia del partido y aún hubo tiempo para un último susto: un error garrafal de Loovens (que se topó con Roberto) casi propicia el tercer tanto rojiblanco. A 10 minutos del final, los huecos empezaron a ser más grandes en las gradas de un Vicente Calderón que no conoce la derrota. El estilo implantado por el Cholo lo ha convertido en un fortín inexpugnable que ha visto 10 victorias consecutivas de los suyos e, incluso, ya se permite soñar a lo grande pensando en la Champions. Tiempos felices a la orilla del Manzanares.

Ficha técnica

Atlético de Madrid: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe; Koke, Tiago (Mario, m. 64), Gabi, Arda Turan (Raúl García, m. 84); Diego Costa (Cristian Rodríguez, m. 74) y Falcao.

Real Zaragoza: Roberto; Sapunaru, Loovens, Pinter, Paredes (Víctor, m. 46); Zuculini (Edu Oriol, m. 58), José Mari, Apoño, Abraham; Montañés (Javi Álamo, m. 78); y Postiga.

Goles: 1-0, m. 30: Tiago, de cabeza a saque de esquina de Gabi. 2-0, m. 36: Falcao, de penalti.

Árbitro: González González (C. Castellanoleonés). Amonestó al local Miranda (m. 90) y a los visitantes Paredes (m. 25) y Sapunaru (m. 36).

Incidencias: partido correspondiente a la decimonovena jornada de la Liga BBVA, disputado en el estadio Vicente Calderón ante unos 45.000 espectadores.

El Atlético de Madrid tenía un objetivo y lo cumplió. Los rojiblancos sabían que podía convertirse en el único equipo de la Liga que en la primera vuelta ha cosechado exclusivamente victorias en su fortín. Y lo logró ante una afición que no llenó las gradas, pero que se hizo notar desde el primer momento. El Real Zaragoza llegaba después de dos triunfos fuera de casa, pero Manolo Jiménez decidió cambiar el guión habitual y la jugada no le salió bien. El Atlético no contó con innumerables ocasiones, pero las que tuvo supo rentabilizarlas. Esa es la filosofía de Simeone: trabajo y sacrificio para conseguir la décima victoria consecutiva a orillas del Manzanares (2-0).