Es noticia
Memoria histórica a la Berlusconi: el Gobierno pretende equiparar a partisanos y fascistas
  1. Deportes
LOS VETERANOS PODRÍAN ACCEDER SIN DISTINCIONES A LOS FONDOS ESTATALES

Memoria histórica a la Berlusconi: el Gobierno pretende equiparar a partisanos y fascistas

A Italia, como a España, se le sigue indigestando su historia reciente. Mientras en nuestro país no se apaga la polémica por el Diccionario Biográfico de

Foto: Memoria histórica a la Berlusconi: el Gobierno pretende equiparar a partisanos y fascistas
Memoria histórica a la Berlusconi: el Gobierno pretende equiparar a partisanos y fascistas

A Italia, como a España, se le sigue indigestando su historia reciente. Mientras en nuestro país no se apaga la polémica por el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia, los italianos andan enfangados por las intentonas revisionistas que lleva a cabo el partido de Silvio Berlusconi, el Pueblo de la Libertad (PDL). Tal vez para disipar la atención por el reciente batacazo en las elecciones municipales, el PDL ha reabierto la caja de los truenos de la memoria histórica al intentar equiparar a los partisanos que lucharon contra los fascistas y los nazis con los combatientes de la República Social Italiana (RSI). Este Estado, también conocida como República de Salò, fue creado por Benito Mussolini casi al final de la Segunda Guerra Mundial en colaboración con el Tercer Reich.

La idea de dar el mismo trato a las asociaciones de ex combatientes de ambos bandos ha partido del parlamentario del PDL Gregorio Fontana, miembro de la comisión de Defensa de la Cámara de los Diputados. En su opinión, la polémica es infundada y está siendo utilizada por la oposición de centro izquierda para atacar al Gobierno. En cualquier caso, lo que ha propuesto Fontana tiene efectos perversos: ha planteado que todas las agrupaciones de veteranos de la Segunda Guerra Mundial, sin distinciones, deben contar con una personalidad jurídica. De esta forma podrán  acceder a los fondos que otorga el ministerio de Defensa, los cuales han sido de 1,5 millones de euros anuales durante el último trienio. Al no diferenciar entre los combatientes que lucharon por la libertad y la democracia y los fascistas que pelearon en su contra, el diputado ha abierto la puerta para que estos últimos también pidan ayudas al Estado.

El texto presentado por el partido de Berlusconi señala que el ministerio reconocerá a todas las asociaciones de ex “beligerantes”, sin importar de qué lado estuvieran en la guerra. A cambio pide a estas organizaciones que sean apolíticas y que respeten la democracia interna en su funcionamiento. Defensa, además, vigilará no sólo sus estatutos, sino también sus actividades. Este punto ha sido muy criticado por el centro izquierda italiano, pues lo considera un intento del ministro, el postfascista Ignazio La Russa, por atar en corto a la Asociación Nacional de Partisanos Italianos (ANPI), una organización muy respetada en Italia por su férrea defensa de los principios con los que nació la actual República Italiana.

“No se puede decir que somos todos iguales”

Raimondo Ricci, ex combatiente antifascista de 90 años, miembro del comité nacional de la ANPI y superviviente del campo de concentración de Mauthausen, considera “intolerable” que se pretenda dar el mismo trato “a quien luchó por la libertad y contra un ocupante extranjero” y a quien “colaboró con los nazis para que Italia fuese su esclava”. Con una mente clarísima, Ricci denuncia que existe hoy en Italia “una tendencia revisionista de la historia impulsada por el partido de Berlusconi”. “Espero que al igual que ha ocurrido con otros intentos similares, esta idea también sea rechazada por la oposición y por el pueblo”, cuenta a El Confidencial en español, aprendido en Mauthausen con dos republicanos catalanes con quienes compartió el cautiverio.

Algunos comentaristas de derechas han señalado que la iniciativa del PDL es positiva, pues puede contribuir a que cese el supuesto odio entre vencedores y vencidos. “No se puede decir que somos todos iguales con el paso del tiempo. Alterar la verdad histórica no es nunca una buena señal. Hay que mantenerla siempre. Debemos recordar que los partisanos y los combatientes de la República de Salò luchamos por objetivos muy diversos”, denuncia Ricci. Tampoco está de acuerdo con quien considera que en aquellos terribles años finales de la Segunda Guerra Mundial Italia vivió una guerra civil. “No es que estuviéramos a un lado los partisanos y al otro los fascistas. Nuestra contienda no fue civil sino de liberación. Fue una guerra de liberación nacional”.

Junto a la izquierda y a los antiguos partisanos también ha denunciado la perversión que supone la propuesta del partido de Berlusconi la comunidad judía, que perdió a miles de sus miembros durante los años del fascismo. Riccardo Pacifici, presidente de la Comunidad Hebraica Italiana, ha dicho que está “indignado” por la iniciativa. “Es una discriminación que no podemos tolerar, tanto por el daño que significa como por la mofa que supone que los nostálgicos usen el Parlamento para garantizar a los verdugos el mismo trato que a las víctimas”.

A Italia, como a España, se le sigue indigestando su historia reciente. Mientras en nuestro país no se apaga la polémica por el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia, los italianos andan enfangados por las intentonas revisionistas que lleva a cabo el partido de Silvio Berlusconi, el Pueblo de la Libertad (PDL). Tal vez para disipar la atención por el reciente batacazo en las elecciones municipales, el PDL ha reabierto la caja de los truenos de la memoria histórica al intentar equiparar a los partisanos que lucharon contra los fascistas y los nazis con los combatientes de la República Social Italiana (RSI). Este Estado, también conocida como República de Salò, fue creado por Benito Mussolini casi al final de la Segunda Guerra Mundial en colaboración con el Tercer Reich.