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Pablo Prieto, fichaje de Gadafi: "Me repetían que era imposible un conflicto"
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ENTREVISTA AL SELECCIONADOR DE FÚTBOL SALA DE LIBIA

Pablo Prieto, fichaje de Gadafi: "Me repetían que era imposible un conflicto"

Pablo Prieto, el seleccionador Libia de fútbol sala fichado por Gadafi, se mantiene a la espera de cómo evolucionan las revueltas. Desde su casa en España,

Foto: Pablo Prieto, fichaje de Gadafi: "Me repetían que era imposible un conflicto"
Pablo Prieto, fichaje de Gadafi: "Me repetían que era imposible un conflicto"

Pablo Prieto, el seleccionador Libia de fútbol sala fichado por Gadafi, se mantiene a la espera de cómo evolucionan las revueltas. Desde su casa en España, cuenta a El Confidencial cómo vivió el conflicto y qué planes ha dejado aparcados en aquel país.

El éxito de nuestro fútbol sala, a nivel de Liga y de selección, ha provocado que desde fuera se fijen en España. Libia quería a algún español para iniciar un proyecto con su 'futsal'. El país del norte de África es un ejemplo de que este deporte está creciendo a nivel informativo y económico en todo el mundo. El fútbol sala llenaba pabellones y empezaba a hacerse un hueco en Libia antes de las revueltas que han paralizado a todo el país.

Muamar el Gadafi, líder de Libia, a través de su sobrino Sadi Abdesalam, fichó a Pablo Prieto (ex entrenador de Azkar Lugo) para dirigir su selección e iniciar una nueva afición entre su pueblo: el futsal. Pablo, cuenta en primera persona su experiencia.

¿Cómo llegaste a ser seleccionador de fútbol sala en Libia?

He llegado a través de un contacto a nivel internacional, el presidente del comité de 'Futsal Libya' quería incorporar a un entrenador español para desarrollar un proyecto que abarcaba cinco grandes áreas: selección absoluta, selección 'b', creación una liga nacional, formación de técnicos y promoción del futsal en el país.

¿Cómo fue su adaptación?

La verdad es que soy una persona que se adapta fácilmente a un nuevo medio. A partir del tercer mes la aclimatación había sido casi al cien por cien. Todo el grupo de españoles que hemos empezado este proyecto hemos pasado un proceso de adecuación en todos los sentidos pero la ilusión y la unión entre todos ha sido clave.

¿Ves muchas diferencias entre el fútbol sala español y el libio?

Existen grandes diferencias. Quizás el que no exista un liga nacional en el país es un inconveniente importante y, principalmente, a nivel táctico es donde teníamos que hacer el mayor esfuerzo al no existir ninguna base. No obstante, me ha sorprendido el nivel de la selección y la implicación de todo el grupo, así como las ganas de superación día tras día. Hemos introducido muchos conceptos nuevos en todas las áreas de trabajo del rendimiento y han tenido una gran progresión.

¿Se ha notado la crisis tanto como en España?

Como te decía anteriormente en Libia no existía liga doméstica y era uno de los proyectos a desarrollar este año 2011. La selección nacional, igual que en otros países, depende del comité nacional de futsal, que dirigía el señor Sadi Abdesalam (sobrino del líder del país, Muamar el Gadafi).

Es una federación que cuida mucho su deporte y disponíamos de todos los medios para trabajar, además de tener una agenda internacional con muchos compromisos de un nivel muy alto y exigente.

¿Ha calado el fútbol sala?

En los torneos internacionales que disputaba la selección en el país, los pabellones estaban siempre abarrotados de público. Es una afición muy ruidosa y que no cesa de animar en todo momento. Los jugadores de la selección son profesionales y tienen sus salarios mensuales, además de primas por objetivos.

¿Esperabas que estallase el conflicto?

La verdad es que a todos nos ha cogido por sorpresa. Recuerdo cuando empezaron las revueltas en Túnez y Egipto y nosotros preguntamos a las personas de nuestra confianza si esto podía pasar en Libia… siempre nos dijeron que era "imposible, dado que en nuestros país, la gente está muy contenta con el régimen". Incluso antes del 17 de febrero, cuando todos los medios de comunicación decían que empezarían las revueltas en Libia, todos me repetían lo mismo: era imposible y no pasaría nada. A mí, personalmente, me han sorprendido muchísimo. Nunca pensé que podría suceder algo como así.

¿Había división política en el vestuario?

Lo desconozco dado que nuestra relación con los jugadores era estrictamente profesional. Nuestro entorno era, por supuesto, afín al líder y todos estábamos en unas excelentes condiciones de trabajo.

¿Cómo ves el futuro del país, tanto nivel político como deportivo?

Pues la verdad, no sé, todo lo que está pasando es muy desagradable. Lo que sí deseo es que cese de una vez este conflicto. Lo más importante ahora son los problemas de la calle. Si estos se solucionan, el deporte -y el futsal en particular- continuará con su camino exitoso de los últimos años.

¿Has contactado con tus jugadores y amigos libios?

He hablado con mi traductor, con uno de mis ayudantes libios y me han dicho que todos están bien. Además, contactaron con jugadores y personal de la federación y tanto sus familias como ellos están a salvo.

¿Regresará a Libia?

Mi contrato termina el 31 de diciembre y no tendría ningún problema en continuar mi trabajo dado que estaba muy contento y, como he dicho antes, teníamos muchos medios para trabajar. Pero sé que va depender de cómo se resuelva este grave conflicto. En caso de que no pueda continuar buscaré un proyecto deportivo que sea atractivo en cualquier lugar del mundo.

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*Richi Ferrer es jugador de fútbol sala que milita en el AORC-Lebo Amsterdam

Pablo Prieto, el seleccionador Libia de fútbol sala fichado por Gadafi, se mantiene a la espera de cómo evolucionan las revueltas. Desde su casa en España, cuenta a El Confidencial cómo vivió el conflicto y qué planes ha dejado aparcados en aquel país.

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