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Ronaldinho, el hijo pródigo, regresa al Camp Nou
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EL TROFEO GAMPER, UN EMOTIVO REENCUENTRO

Ronaldinho, el hijo pródigo, regresa al Camp Nou

Dos años después de su traumática salida del Camp Nou, Ronaldo de Assis Moreira, 'Ronaldinho', volverá este miércoles a vestirse de corto para pisar el feudo

Foto: Ronaldinho, el hijo pródigo, regresa al Camp Nou
Ronaldinho, el hijo pródigo, regresa al Camp Nou

Dos años después de su traumática salida del Camp Nou, Ronaldo de Assis Moreira, 'Ronaldinho', volverá este miércoles a vestirse de corto para pisar el feudo que le catapultó a lo más alto del reconocimiento mundial y para recibir, con toda probabilidad, el mayor de los aplausos del aficionado del Barça.

Actualmente en el Milán, Ronaldinho es una sombra de lo que fue como azulgrana en las primeras temporadas en el Camp Nou, pero ello no será inconveniente para el que aficionado barcelonista tenga ganas de mostrar la máxima gratitud al que ha sido, con el permiso de Lionel Messi, el futbolistas más importante de la historia del Barça en los últimos años.

Arrebatado por los pelos al Manchester United y al Real Madrid, gracias a las gestiones del que es actual presidente del Barcelona, Sandro Rosell, Ronaldinho se vistió contra todo pronóstico de azulgrana en el verano del 2003.

El barcelonismo esperaba que fuera el inglés David Beckham quien llegase al club aquel año, pero en su lugar recaló un brasileño del que se tenían algunas buenas referencias por su pase por el París Saint Germain.

Fue llegar y besar el santo. En el primer partido vestido de azulgrana en el Camp Nou, Ronaldinho marcó un gol con el que enloqueció de madrugada un Camp Nou que desde entonces le juró amor eterno por lo que era capaz de hacer con el balón. Fue el famoso choque en el que pasada la medianoche el Barça empató con el Sevilla (1-1).

El Barcelona le debe a Ronaldinho haber sido el motor del cambio de una entidad hundida en la desesperación tras años sin conocer un título. Su llegada representó un salto de calidad futbolístico que se complementó de maravilla con la dirección técnica de Frank Rijkaard y la llegada en el 2004 de dos piezas fundamentales: Deco y Eto'o.

Fueron años maravillosos en los que el Barcelona volvió a ganar la Liga, tras cinco temporadas en blanco; también la Campions, con doblete incluido, y premios individuales para el brasileño, a quien no se le cuestionaba su figura en ningún rincón del mundo.

Actuaciones memorables en todos los campos de España y en Europa le valieron un reconocimiento casi unánime, y más aún en su casa, donde en el Camp Nou se le llegó a venerar no sólo por sus goles y su fútbol, sino también por haberse convertido en un virtuoso de la pelota.

Todo se truncó tras el doblete de 2006

El matrimonio Ronaldinho-Barça estaba llamado a perdurar eternamente hasta que el jugador evidenció una inesperada falta de compromiso que le llevó a ser cuestionado tanto por su entrenador como el equipo ejecutivo del club, incluida la directiva.

Fue a partir del doblete del 2006, cuando el Barcelona logró al Liga y la Liga de Campeones, y cuando en Mónaco recibiese todos los honores el club barcelonista, que Ronaldinho inició un imparable descenso en su rendimiento, también por una vida muy desordenada que fue ocultada por el club, aunque era conocida en muchos sectores del barcelonismo y de los medios de comunicación.

A pesar del varapalo emocional que supuso ver cómo un jugador del nivel y expectativa que tenía Ronaldinho se desintegrase, el jugador no recibió casi nunca ningún tipo de reprimenda en el Camp Nou, a diferencia de otros años en los que la paciencia del aficionado no hubiese aguantado tanto con otra de sus estrellas.

Apartado por el club al final del último año como barcelonista, y amparado en supuestas lesiones o bajo rendimiento, la estela del crack brasileño se fue difuminando hasta que el Barcelona, ya con la llegada de Josep Guardiola al banquillo, hizo el negocio del siglo vendiéndoselo al Milán por unos 25 millones de euros.

Sin poderse despedir de los suyos, dos años después a Ronaldinho y a la afición barcelonista les llegará este miércoles el momento del reencuentro, que se espera lacrimógeno y emotivo, por la visita de un jugador que cambió por completo el Barça cuando se enfundó la camiseta azulgrana en el verano del 2003.

Dos años después de su traumática salida del Camp Nou, Ronaldo de Assis Moreira, 'Ronaldinho', volverá este miércoles a vestirse de corto para pisar el feudo que le catapultó a lo más alto del reconocimiento mundial y para recibir, con toda probabilidad, el mayor de los aplausos del aficionado del Barça.

Actualmente en el Milán, Ronaldinho es una sombra de lo que fue como azulgrana en las primeras temporadas en el Camp Nou, pero ello no será inconveniente para el que aficionado barcelonista tenga ganas de mostrar la máxima gratitud al que ha sido, con el permiso de Lionel Messi, el futbolistas más importante de la historia del Barça en los últimos años.

Arrebatado por los pelos al Manchester United y al Real Madrid, gracias a las gestiones del que es actual presidente del Barcelona, Sandro Rosell, Ronaldinho se vistió contra todo pronóstico de azulgrana en el verano del 2003.

El barcelonismo esperaba que fuera el inglés David Beckham quien llegase al club aquel año, pero en su lugar recaló un brasileño del que se tenían algunas buenas referencias por su pase por el París Saint Germain.

Fue llegar y besar el santo. En el primer partido vestido de azulgrana en el Camp Nou, Ronaldinho marcó un gol con el que enloqueció de madrugada un Camp Nou que desde entonces le juró amor eterno por lo que era capaz de hacer con el balón. Fue el famoso choque en el que pasada la medianoche el Barça empató con el Sevilla (1-1).

El Barcelona le debe a Ronaldinho haber sido el motor del cambio de una entidad hundida en la desesperación tras años sin conocer un título. Su llegada representó un salto de calidad futbolístico que se complementó de maravilla con la dirección técnica de Frank Rijkaard y la llegada en el 2004 de dos piezas fundamentales: Deco y Eto'o.

Fueron años maravillosos en los que el Barcelona volvió a ganar la Liga, tras cinco temporadas en blanco; también la Campions, con doblete incluido, y premios individuales para el brasileño, a quien no se le cuestionaba su figura en ningún rincón del mundo.

Actuaciones memorables en todos los campos de España y en Europa le valieron un reconocimiento casi unánime, y más aún en su casa, donde en el Camp Nou se le llegó a venerar no sólo por sus goles y su fútbol, sino también por haberse convertido en un virtuoso de la pelota.

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