La medalla del corazón que intentó parar el CSD

La primera medalla con la que contamos seguro en los Juegos Olímpicos de Pekín tiene grabado el nombre de Javier Gómez Noya. Otra, por la que vamos a pelear es la de su amigo y rival Iván Raña. Los dos Iron Man gallegos llegan a la cita pletóricos, asustando al resto de favoritos. Gómez Noya, ganador de 11 pruebas de la Copa del Mundo, va a ser la medalla que no quería el CSD (Consejo Superior de Deportes). El triatleta de Ferrol sigue pasando revisiones periódicas en el Reino Unido que confirman que la valvulopatía aórtica congénita que sufre en el corazón no le impide competir. El CSD pidió en el 2004, con un informe de la cardióloga Araceli Boraíta, la retirada de la licencia porque consideraban que la cardiopatía hacía peligrar su vida en un triatlón.

La lucha de Javier, de su familia y de los médicos han dejado con el tiempo en evidencia a todo aquel CSD, empeñado en no dejarlo competir. A tal punto llegó la terquedad de los dirigentes que Gómez Noya estuvo a un paso de nacionalizarse francés y competir para el país vecino. El asunto llegó hasta el parlamento europeo que obligó al CSD a dejar participar al triatleta gallego en todas las competiciones y desde el Consejo le obligaron a firmar un documento según el cual los médicos del organismo español se lavaban las manos si sufría algún problema cardiaco en alguna prueba. Desde entonces, Javi Gómez Noya no ha hecho más que ganar pruebas y ahora todo son parabienes desde el CSD. Iván Raña, después de cinco años sin rascar un triunfo, ganó el domingo en Kitzbuhel, y presenta su candidatura a la medalla en Pekín. Son el 30 (Gómez Noya) y el 31 (Iván Raña). Los dorsales olímpicos de los Iron Man gallegos. Sonarán gaitas en China.