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El Valencia se instala en una convulsión tras la salida de Villalonga y la llegada de Soriano
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El Valencia se instala en una convulsión tras la salida de Villalonga y la llegada de Soriano

El Valencia parece instalado en una convulsión permanente tras la decisión de Juan Soler, accionista mayoritario, de despedir a Juan Villalonga sólo dos semanas después de

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El Valencia se instala en una convulsión tras la salida de Villalonga y la llegada de Soriano

El Valencia parece instalado en una convulsión permanente tras la decisión de Juan Soler, accionista mayoritario, de despedir a Juan Villalonga sólo dos semanas después de cederle la gestión del club y de dejarlo luego en manos de Vicente Soriano, uno de los accionistas que más duramente ha criticado la gestión de Soler. Soler anunció el jueves que había llegado a un acuerdo con Soriano para venderle sus acciones y otorgarle el poder político de la sociedad, al tiempo que confirmó el despido de Villalonga, a quien acusó de ser un "demagogo" que había llegado a Valencia "a llevarse dinero".

Con la salida de Villalonga, Soler dio carpetazo a su intento por ensayar un nuevo modelo de gestión profesional encaminado a obtener los recursos económicos necesarios para superar la crisis por la que atraviesa y optó por regresar al esquema clásico en el que el accionista mayoritario detenta todo el poder ejecutivo de la sociedad. Sin embargo, la lucha por el poder en el club parece que no ha hecho más que comenzar, pues Villalonga dejó clara su intención de regresar a Valencia en un plazo máximo de quince días con los 76,7 millones que, a su juicio, necesitaría para hacerse con los títulos de Soler, con quien alcanzó un acuerdo verbal para la transacción. Sea cual sea la opción de compra de acciones que se concrete finalmente, bien la de Soriano bien la de Villalonga, lo cierto es que el empresario valenciano ya ha tomado cierta ventaja al nombrar un nuevo consejo de administración con él como presidente.

De hecho, durante su presentación, Soriano aseguró, con tono desafiante, que está respaldado por un acuerdo firmado con Soler y que, si Villalonga realiza una nueva tentativa de compra, se tendrá que ir con su dinero. A pesar de la renovación del consejo, todo apunta a que la gestión de Soriano será continuista, aunque él se empeñó en afirmar durante su primera comparecencia pública como presidente que tiene "autonomía" para gestionar el club a su antojo y que Soler no le ha impuesto a ningún consejero. Sin embargo, la presencia de antiguos miembros como Vicente Silla y, sobre todo, Jesús Wollstein, quien prosigue su ascenso y será el nuevo director general del club, echan por tierra la teoría de Soriano, habida cuenta de que Wollstein fue la persona de confianza que Soler 'colocó' en el consejo durante la presidencia de Agustín Morera.

Una parte importante de los aficionados también han interpretado la llegada de Soriano como una forma de perpetuar el 'antiguo régimen' de Soler, por lo que han tomado posiciones en contra de los actuales rectores del club y a favor del desembarco de Villalonga. El ex presidente de Telefónica, quien gana apoyos entre la opinión pública cada día que pasa, afirmó que, precisamente por los aficionados, realizaría "el último diez por ciento de esfuerzo" para comprar el paquete de acciones de Soler. También está por ver cómo reacciona el espectro accionarial que escapa al control de Soriano ante toda esta agitación y si, ahora que es el presidente, mantiene la idea que defendió antes de acceder al club de analizar las cuentas de la entidad en la junta extraordinaria de accionistas prevista para el 16 de agosto. De momento, el nuevo presidente se ha limitado a defender su capacidad y la de su consejo para sacar la situación económica adelante, aunque no ha desvelado a cuánto asciende la deuda actual del club, algo que se comprometió a hacer público "en un breve espacio de tiempo".

El Valencia parece instalado en una convulsión permanente tras la decisión de Juan Soler, accionista mayoritario, de despedir a Juan Villalonga sólo dos semanas después de cederle la gestión del club y de dejarlo luego en manos de Vicente Soriano, uno de los accionistas que más duramente ha criticado la gestión de Soler. Soler anunció el jueves que había llegado a un acuerdo con Soriano para venderle sus acciones y otorgarle el poder político de la sociedad, al tiempo que confirmó el despido de Villalonga, a quien acusó de ser un "demagogo" que había llegado a Valencia "a llevarse dinero".

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