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Por siempre Ronaldinho
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Por siempre Ronaldinho

El verdadero valor de las cosas se aprecia más cuando uno ya no las tiene. Así ha sido el adiós de Ronaldinho. Ha sido una despedida

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Por siempre Ronaldinho

El verdadero valor de las cosas se aprecia más cuando uno ya no las tiene. Así ha sido el adiós de Ronaldinho. Ha sido una despedida triste, que ha desatado la nostalgia, que ha llenado los ojos de algunos aficionados con lágrimas, que finalmente ha tocado el corazón de los culés y que a partir de ahora se le recordará como lo que fue, un héroe y un gladiador de mil batallas. Ronaldinho ha emprendido el vuelo, en el que ya le esperan con los brazos abiertos, e irá a los Juegos Olímpicos (Ver noticia) con la esperanza de recuperar esa sonrisa singular que aparecía cada vez que marcaba un gol, cada vez que sacaba la varita mágica, cada vez que el balón llegaba a sus pies. El ‘10’ del Barça se ha ido, pero los recuerdos se quedan en casa, en las pupilas de los aficionados, en el alma de los azulgrana, en el Camp Nou, en el Bernabéu después de ese histórico partido en Stamford Bridge, porque casi nadie puede marcar un gol como el que logró en un tiro imposible con Carvalho y Cech como invitados. Sus hazañas se quedarán grabadas en la memoria de todos para la posteridad.

El astro brasileño ilusionó a la cúpula del Barcelona, marcó 92 goles en 198 partidos, fue nombrado mejor jugador FIFA en 2004 y en 2005 y Balón de Oro en ese mismo año. Cumplió su palabra de hacer historia. Con él llegaron una Liga de Campeones, dos ligas y dos Supercopas. Pero eso es lo de menos. Con Ronaldinho llegó el buen juego, se acabó la sequía y la alegría se instauró en las gradas. Con ‘Dinho’ se hicieron realidad muchos sueños, pero también se vivieron muchas pesadillas. Gaucho fue el principio y el fin de un ciclo. El Barça funcionó mientras él estuvo ilusionado, mientras disfrutó con sus genialidades, mientras se dedicó única y exclusivamente a hacer su trabajo, que no era otro que hacer fácil lo que parecía difícil, pero cuando esa ilusión se esfumó de su cuerpo, el Barça se fue a pique, Laporta comenzó a sufrir, Rijkaard perdió el control, Deco dejó de ser el que era, Eto’o no supo asumir el cargo de líder y llegaron las derrotas y el pesimismo otra vez.

Ronaldinho tenía que irse por la puerta grande. Y así se ha sido. Debía irse a un club con historia y con un prestigio como carta de presentación. Y así ha sido. Debía irse por una buena cantidad de dinero porque una insignia y un crack así deben irse. Y así ha sido. Ayer la afición, la prensa y el Barça le odiábamos y no le queríamos ver ni en pintura porque el cariño al que nos acostumbró lo transformó en odio con esas noches interminables y ese bajo estado físico y anímico con el que terminó el curso. Pero hoy ya se le echa de menos. Hoy ya se ha olvidado al Ronaldinho 'crápula' y sólo se le recuerda con esa sonrisa que cambió el fútbol. Hoy no debe haber rencores. El barcelonismo ha perdido a un héroe, pero siempre le llevará en su corazón. Por siempre Ronaldinho.

El verdadero valor de las cosas se aprecia más cuando uno ya no las tiene. Así ha sido el adiós de Ronaldinho. Ha sido una despedida triste, que ha desatado la nostalgia, que ha llenado los ojos de algunos aficionados con lágrimas, que finalmente ha tocado el corazón de los culés y que a partir de ahora se le recordará como lo que fue, un héroe y un gladiador de mil batallas. Ronaldinho ha emprendido el vuelo, en el que ya le esperan con los brazos abiertos, e irá a los Juegos Olímpicos (Ver noticia) con la esperanza de recuperar esa sonrisa singular que aparecía cada vez que marcaba un gol, cada vez que sacaba la varita mágica, cada vez que el balón llegaba a sus pies. El ‘10’ del Barça se ha ido, pero los recuerdos se quedan en casa, en las pupilas de los aficionados, en el alma de los azulgrana, en el Camp Nou, en el Bernabéu después de ese histórico partido en Stamford Bridge, porque casi nadie puede marcar un gol como el que logró en un tiro imposible con Carvalho y Cech como invitados. Sus hazañas se quedarán grabadas en la memoria de todos para la posteridad.

Ronaldinho Joan Laporta