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ÑBA, es oro lo que reluce
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ÑBA, es oro lo que reluce

Entiendo que muchos clamen por meter al gobierno en galeras por su intento de hacer ciudadanía con la educación, y entendería que a Pepu y a

Entiendo que muchos clamen por meter al gobierno en galeras por su intento de hacer ciudadanía con la educación, y entendería que a Pepu y a su cuadrilla les esperara el mismo oscuro destino por hacer de los valores y el deporte la verdadera asignatura. Como dice Manel Comas, a esta generación hay que tratarla de usted, hay que decirles que a su cátedra nos queremos subir todos por la humildad con la que tocan el cielo, por la terrenalidad con la que han conseguido en un año ser los mejores del mundo y los mejores de Europa, pese a la plata, metiendo un balón en un estrecho aro como comprobó Pau en su carne.

Los padres con chicos en edad escolar saben lo que son los libros, los uniformes y esas amistades que tienen al chaval más atento a la calle que a la clase de ciencias sociales, por eso les hago satisfechos y orgullosos cada vez que uno de sus peques les dice: “papá, quiero ser como Gasol, apúntame a baloncesto”. Vaya ejemplo, vaya espejo, vaya nivel humano les espera. Porque los millones no cambian a las personas, sólo las enmascara, y el que es un mindundi después de ganar algo, seguro que ya lo era antes de subirse al cajón del podio. Y este mismo traje le vale a Rafita Nadal, otro abnegado deportista estelar que sigue siendo un chico normal al que le gustan las cosas normales. Su tío, que es su gurú, le resta importancia a esa salvaje naturalidad: “mi sobrino es un tío normal porque lo único que hace es pasar una pequeña pelota al otro lado de la red”. Ahora vas… y lo cascas.

De todas formas, he empezado loando a la selección de basket para disimular, porque lo que me pide el cuerpo serrano es darle a Luís hasta en los empastes y seguro que Mata-Dor me censuraba, porque mi amigo Javi Matallanas es parte integrante de esa cohorte de periodistas de vitola que dicen: “pobre Luís, es que es así…”. ¿Qué es así? ¿de borde? ¿de mayor? ¿de pánfilo? ¿de incapaz? Pues lo siento mucho pero que le aguanten su mujer, sus hijos, sus nietos, sus amigos, pero no 45 millones de españoles hastiados y aburridos de su rendimiento y su carácter. Y si aparte de ser inútil con el propósito de jugar, enamorar y ganar, si aparte de eso no controla sus apéndices y extremidades, que también lo aguanten los médicos y los psicólogos por si “lo suyo” tiene algún tipo de terapia y de remedio.

Las dos españas, qué barbaridad, yo que pensaba que eran inventos de Federico Jiménez Losantos y María Antonia Iglesias, pero no, existen. Una le pega al balón con el pie sin fruto alguno mientras la otra consigue con la mano una auténtica macedonia de medallas. Tengo amigos que me abroncan por intentar mezclar y comparar, por pedir que algunas prácticas de basket se pasen al balompié, por decir que Garbajosa podría ser central y Calderón delantero centro. El caso es que cada fin de semana reposan muchos españolitos en el salón de la fama gracias a sus esfuerzos únicos, inimitables… pero el fútbol sigue sin ceder su pista central como si la tarta fuera como Seseña para El Pocero. Lo único que cabe es paciencia y tiempo, los futboleros hace 60 años estaban bajo el yugo de los taurinos y consiguieron al final su grupo parlamentario pronto.

Por cierto, este martes vuelve ERC a la carga en el Congreso para intentar “despenalizar” a esos deportistas nacionalistas a los que supuestamente les sale urticaria por llevar la camiseta de España. Pues eso, que los médicos que traten al Sabio de Hortaleza se den un rulo después por la Carrera de San Jerónimo. ¡Se van a forrar!

Entiendo que muchos clamen por meter al gobierno en galeras por su intento de hacer ciudadanía con la educación, y entendería que a Pepu y a su cuadrilla les esperara el mismo oscuro destino por hacer de los valores y el deporte la verdadera asignatura. Como dice Manel Comas, a esta generación hay que tratarla de usted, hay que decirles que a su cátedra nos queremos subir todos por la humildad con la que tocan el cielo, por la terrenalidad con la que han conseguido en un año ser los mejores del mundo y los mejores de Europa, pese a la plata, metiendo un balón en un estrecho aro como comprobó Pau en su carne.

Luis Aragonés Marc Gasol Rafa Nadal