Es noticia
El finlandés Kimi Raikkonen logró su segunda victoria consecutiva de la temporada al imponerse en el Gran Premio de Mónaco, en el que Fernando Alonso consiguió un cuarto puesto.
  1. Deportes

El finlandés Kimi Raikkonen logró su segunda victoria consecutiva de la temporada al imponerse en el Gran Premio de Mónaco, en el que Fernando Alonso consiguió un cuarto puesto.

Si la victoria de Raikkonen, como hace dos semanas logró en Barcelona, ha sido aplastante, sin perder la cabeza de la prueba desde la salida a

Foto: El finlandés Kimi Raikkonen logró su segunda victoria consecutiva de la temporada al imponerse en el Gran Premio de Mónaco, en el que Fernando Alonso consiguió un cuarto puesto.
El finlandés Kimi Raikkonen logró su segunda victoria consecutiva de la temporada al imponerse en el Gran Premio de Mónaco, en el que Fernando Alonso consiguió un cuarto puesto.

Si la victoria de Raikkonen, como hace dos semanas logró en Barcelona, ha sido aplastante, sin perder la cabeza de la prueba desde la salida a la meta, la táctica de Renault ha estado a punto de costarle un buen puñado de puntos. La clave de lo que ha podido ser un desastre -Giancarlo Fisichella terminó duodécimo a una vuelta del vencedor, cuando en los primeros compases de la carrera era tercero tras Raikkonen y Alonso- estuvo en el trompo que dio Christijan Albers (Minardi-Cosworth) en la curva de Mirabeau. El holandés bloqueó la pista, lo que obligó al director de carrera a neutralizar la carrera con el coche de seguridad.

En el incidente de Albers el más perjudicado fue el británico David Coulthard (Red Bull Racing), a quién le rompió la suspensión trasera derecha el alemán Michael Schumacher (Ferrari), que tuvo que detenerse, cuando por fin pudo pasar, para cambiar el morro del coche.

La salida del coche de seguridad en la vuelta 24 fue aprovechada por Renault para hacer entrar a sus dos pilotos para repostar. Todavía quedaban 54 vueltas para el final de la carrera y cargaron el coche a tope de gasolina. Fisichella tuvo que esperar pacientemente a que Alonso se incorporara a la pista para realizar la misma operación.

Alonso perdió un solo puesto en la operación y se colocó tercero, tras Raikkonen y el italiano Jarno Trulli (Toyota), pegado a éstos tras el coche de seguridad. Pero lo que parecía una decisión técnica genial se iba a convertir en una pesadilla para los dos pilotos. Con el coche cargado a tope de gasolina para poder hacer los dos tercios de carrera que faltaban, las ruedas, a pesar de ser del compuesto más duro, se degradaron, por el peso, a un ritmo vertiginoso. Los tiempos de Alonso y de Fisichella, que había bajado a la octava posición, eran dos segundos y medio más lentos que los del resto de sus rivales.

Después de que a mitad de carrera se hubieran detenido a repostar todos los coches, la prueba se partió en dos. Raikkonen era líder destacado por delante de Alonso, tras el que se agolpaban los dos Williams-BMW del australiano Mark Webber y del alemán Nick Heidfeld, que también se habían detenido cuando se neutralizó la carrera, para una estrategia de dos paradas.

Ataque de Trulli

A medio minuto Fisichella hacía de tapón a Trulli, al colombiano Juan Pablo Montoya (McLaren-Mercedes), al alemán Ralf Schumacher (Toyota), a los Ferrari del brasileño Rubens Barrichello y del alemán Michael Schumacher y a los Sauber del brasileño Felipe Massa y del canadiense Jacques Villeneuve -estos dos últimos quedarían fuera de éste tren al tocarse ambos en la curva de Santa Devota-. Alonso controlaba mejor a los Williams que Fisichella a sus perseguidores- y a 14 vueltas del final Trulli lanzó el ataque decisivo a su compatriota.

En la bajada a la horquilla de la antigua estación, Trulli le metió el coche a Fisichella, consiguió adelantarle y le apartó de la trayectoria. En dos curvas, hasta la entrada al puerto, Fisichella perdió cinco posiciones. Trulli, sin embargo, no sacó fruto de su trabajo, ya que en la maniobra tocó fuertemente el bordillo interior y dañó el coche, lo que le costó una parada en boxes y pasar al décimo puesto.

Fernando Alonso tuvo que emplear todos los trucos para mantener su segunda posición. Conectaba la luz de lluvia, que actúa sobre el control de tracción, para tratar de que, al menos, no empeorara el comportamiento del coche. En situación de indefensión, el español tuvo que dejar pasar primero a Heidfeld y, tres vueltas después, tras haber tenido que saltarse la variante de entrada al puerto para defender su posición, a Mark Webber, cuando sólo faltaban cuatro giros para terminar la carrera.

Si la victoria de Raikkonen, como hace dos semanas logró en Barcelona, ha sido aplastante, sin perder la cabeza de la prueba desde la salida a la meta, la táctica de Renault ha estado a punto de costarle un buen puñado de puntos. La clave de lo que ha podido ser un desastre -Giancarlo Fisichella terminó duodécimo a una vuelta del vencedor, cuando en los primeros compases de la carrera era tercero tras Raikkonen y Alonso- estuvo en el trompo que dio Christijan Albers (Minardi-Cosworth) en la curva de Mirabeau. El holandés bloqueó la pista, lo que obligó al director de carrera a neutralizar la carrera con el coche de seguridad.