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Premios, llantos, carreras, políticos y pajaritas. Así es la cara b de los Goya
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30 edición de los galardones

Premios, llantos, carreras, políticos y pajaritas. Así es la cara b de los Goya

Una gala de premios empieza a las cinco de la tarde y termina casi al alba. En medio, muchos famosos, llantos por Pablo Alborán y un trío de políticos que acapara los flashes. ¿Quién dijo cine?

Foto: Pablo Iglesias y Pedro Sánchez en los Goya (Efe)
Pablo Iglesias y Pedro Sánchez en los Goya (Efe)

La "noche" de los Goya empezaba a las cinco de la tarde para la prensa. Cola interminable para acreditarse, toma de posiciones y paseíllo de famosos sobre la alfombra roja.

La alfombra, otros años verde y ahora más rosa que roja, empieza tranquila pero todo se complica a medida que van pasando las horas. Cógeme a este director. Qué vestido tan bonito. Qué viene Penelope Cruz. Que no se me escape... ¿un actor? No. Los políticos. Porque la gala de los Goya 2016, la gala del 30 aniversario de los premios del cine español, será recordada por ser (redoble) la gala de los políticos y los pactos. Aunque esto de los pactos parece que no hay ni Azcona que lo arregle.

Pablo Alborán en la alfombra roja Abrían fuego en este último tramo de la alfombra las groupies. ¿De los actores? No, del cantante Pablo Alborán. Un hábil grupo conseguía colarse por una puerta situada a mitad de la alfombra -ejem, perdí la cuenta de las veces que los periodistas tuvimos que enseñar las pulseras y acreditaciones- para gritar, llorar y patalear por un beso de su ídolo. Comienzan las carreras. ¿Se acuerdan de esas imágenes de las fans de los Beatles? Pues más o menos pero en el siglo XXI. Eso sí, la cartulina con mensajes de amor y los lagrimones no cambian. Es más, una vez finiquitada la alfombra, esta periodista se topó con dos de estos polizones llorando a mares porque su ídolo se iba a Estados Unidos sin darles su beso. Y no era un pataleta teenager. Lloraban desconsoladas, ojo. Juventud, divino tesoro.

Antes, Pajares y Esteso (o Esteso y Pajares) volvían a convertirse en la pareja más reclamada con permiso de Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, porque a Penélope Cruz y Javier Bardem (juntos) solo les vimos posar. El actor apareció por arte de Jorge Blass en el patio de butacas minutos después.

placeholder Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Albert Rivera en los Goya (Efe)
Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Albert Rivera en los Goya (Efe)

Estábamos en estas de entrevistar a los nominados cuando apareció Manuela Carmena. Antes de ser aplaudida por "la familia del cine", la alcaldesa de Madrid nos saludaba: "a ver qué tal los Goya". El ministro (en funciones) Íñigo Méndez de Vigo pasaba haciendo marcha y le seguían las estrellas indiscutibles: Pedro, Pablo y Albert, el trío la, la, la. Los dos primeros (ya habrán oído hasta la saciedad lo de las corbatas y las pajaritas, así que se lo ahorramos) muy dados a hablar y a demostrar que a la nueva política le gusta el cine y los periodistas. ¡Esto sí es una novedad! Póngame un Ministerio de Cultura, mi 'outfit' -pajarita incluida (¡esto sí que es novedad parte dos!) es un sombrerazo al cine, jiji jaja y todos los focos y flashes para ellos. La gala de los políticos, ya les digo.

Mientras arrancaba la fiesta, los periodistas (que ya llevábamos una horas en danza) pasábamos por avituallamiento. Primer premio: todos a sus puestos.

Miguel Herrán y Daniel Guzmán (P.C.)La sala de ganadores o sala de la felicidad suprema bullía (de prensa y buen rollo). Miguel Herrán ponía cara de... Bueno, ponía cara de asombro porque reconocía estar "flipando" con todo lo que le estaba pasando. Miraba a la izquierda, a la derecha, una, dos, cinco, quince, veinte entrevistas... y besos, llantos y verdad. Mucha verdad. La que ustedes vieron sobre el escenario. Este chaval de 19 años se ha colado en el Olimpo del cine español directamente llegado de la calle con su primer papel en 'A cambio de nada' y, como es normal, no se lo creía. Había estado jugando a la Play hasta las tantas la noche anterior y el día D solo atinaba a decir que iba a intentar tangarle el Goya a su madre del salón y llevárselo a su cuarto.

Por eso, es de agradecer que mire a Daniel Guzmán como a un padre -"has conseguido que un chaval sin ilusiones, sin ganas de estudiar, sin nada que le guste, descubra un mundo nuevo y se agarre a esta vida nueva como si no hubiera otra", le decía desde el escenario-, que lloren abrazados y que, a pesar del cansancio, no se les borre la sonrisa y la mirada de orgullo ni cuando dan la última entrevista más allá de las dos de la madrugada. Igual le pasa a Guzmán. Diez años para levantar una película son muchos años y tener un Goya en la mano: "todo", como nos decía. Y Antonia en su discurso siempre. Esa abuela a la que todos queremos en casa después de verla en su primer papel. "Es cara, pero llena salas", remataba en su discurso. No duden de las palabras de su nieto señores.

Mariano Ozores y Antonio Resines esperando la foto de familia (P.C.)Mientras va fluyendo el goteo de ganadores, vemos a uno actor pedir agua y beber champán; a otro decir que tiene hambre; a los ganadores de los Goyas técnicos pasar casi sin pena ni gloría (la verdad es la verdad aunque sea injusta) por delante de las cámaras; a Irene Escolar repartir una sonrisa única y cariñosa a cada uno de los periodistas; a Ricardo Darín y su jet lag confesar que no le gustan los premios y alzar la voz por la cultura española... Aunque problablemente la imagen que mejor describe esta cara b de los Goya es la de Mariano Ozores (quien antes nos había preguntado: "¿qué queréis, que os cuente un chiste?") y Antonio Resines sentados candados (y pacientes) esperando la foto de familia. Puro costumbrismo post Goya. Que aquí a todos nos duelen los pies. Solo había que mirar hacia el suelo para ver como a esas horas el personal femenino de la organización ya había sutituído los taconazos por las bailarinas o los pies descalzos. Como una boda cualquiera, vaya.

placeholder El auditorio en calma tras la gala de los Goya (P.C.)
El auditorio en calma tras la gala de los Goya (P.C.)

El Goya a mejor director de Cesc Gay (P.C.)La noche de los políticos, perdón de 'Truman', terminaba con su director pasándose a las dos y media de la madrugada a atender a la prensa escrita (aquí el protocolo es estricto: sala de ganadores, radios y prensa escrita). Con su Goya en el suelo y en medio del "tsunami" de premios, acababa la gala oficial. En el auditorio silencio y calma. La música empezaba a atronar en otras partes del hotel y los ordenadores terminaban de echar humo. Eso sí, nosotros tuvimos la suerte de perdernos el número inicial y hacer muchas fotos. E incluso terminamos con dolor de pies y saludamos a Pablo Alborán. ¡Cine, divino tesoro!

La "noche" de los Goya empezaba a las cinco de la tarde para la prensa. Cola interminable para acreditarse, toma de posiciones y paseíllo de famosos sobre la alfombra roja.

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