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Luisa Gavasa: "Me gustaría que la política de este país sea cultural y eso no se resuelve en los Goya"
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30 edición de los premios goya

Luisa Gavasa: "Me gustaría que la política de este país sea cultural y eso no se resuelve en los Goya"

Luisa Gavasa está nominada al Goya a mejor actriz de reparto por su papel de La madre en 'La novia', la adaptación de 'Bodas de Sangre', de Federico García Lorca, de Paula Ortiz

Foto: Gavasa al recoger el Premio Feroz (Efe)
Gavasa al recoger el Premio Feroz (Efe)

La Madre es probablemente uno de los personajes con más fuerza de los que se han podido ver este año en el cine español. Luisa Gavasa ha firmado con este personaje uno de los papeles más poderosos, viscerales y raciales de los últimos tiempos en la adaptación de 'Bodas de sangre' de Paula Ortiz.

Nominada a mejor actriz de reparto por 'La novia', parte como principal favorita para alzarse con el Goya frente a Elvira Mínguez ('El desconocido'), Nora Navas y Marian Álvarez ('Felices 140'). De hecho, ya tiene en casa los premios Feroz y del CEC. Precisamente al recoger este último galardón esta semana, Gavasa dijo que La madre ha sido el papel "más hermoso y difícil de su carrera". Así empezamos a hablar con ella mientras carga las pilas en su casa extremeña de Madrigal de La Vera antes de los premios.

P: “La madre es el gran regalo de mi vida profesional. No había hecho un personaje tan difícil y hermoso”, dijo al recoger la medalla del CEC. Cuénteme qué ha supuesto La Madre para Luisa Gavasa.

R: La madre como actriz es un personaje maravilloso para cualquier actriz. Es un regalo de la vida. Esa madre de 'Bodas de sangre' de Lorca es uno de esos personajes míticos que pertenecen a la literatura universal, que trascienden. Eso como ser Ofelia o Lady Macbeth. Para mí tenía la ventaja de hacerlo con Paula. Ambas tenemos un largo recorrido juntas y una confianza absoluta. Yo sé que con Paula sólo he de ponerme en sus manos, lo cual facilita mucho la vida. Y sí, ha sido el personaje más duro, más difícil y en el que he puesto las vísceras, el alma, la piel y el corazón.

P: Pero este personaje es tan racial y visceral que imagino que, como actriz, pide más todavía.

R: Claro. Yo siempre digo que La madre habría que hacerla en mayúsculas y dejártelo todo. No ha habido ni un recoveco de mi vida y de mi alma que no se haya colocado en esa madre. Supongo que eso es lo que después ha hecho que la crítica lo haya valorado, que está hecho con una verdad y una entrega absoluta.

P: Además esta versión de Paula Ortiz potencia esa fuerza lorquiana en todo los personajes y, a la vez, sirve para volver a mirar a Lorca y reivindicarlo desde un montaje, frente al de Carlos Saura, más cinematográfico.

R: La elección de Paula para que 'Bodas de Sangre' esté visto desde la mirada de la novia me parece una innovación que enriquece la función. Paula, respetando el código lorquiano porque lo primero que nos dijo el primer día de ensayos es: "a Lorca no se le toca ni una coma"- cambia el enfoque, y creo que es un gran acierto. La versión de Saura a mí me sigue emocionando y, de hecho, es lo único que vi antes de los ensayos para imbuirme de esa magia y esa belleza que le ponen Saura y Antonio Gades. Me comunicaban una emoción que me venía bien.

P: Y además sirve para volver a poner de moda, por decirlo de alguna forma, a nuestros clásicos, que parece que nos olvidamos con demasiada frecuencia de ellos.

Si queremos una generación de jóvenes valiosos tiene que ser culta. No que sólo sepan quién es Messi. Generaciones incultas no porque son las manejables

R: En España tenemos que aprender mucho de los ingleses. Yo estudié Filología Inglesa y me iba todos los veranos a Londres a pasármelo bien, claro, y a fregar platos y aprender. Esto me permitió acercarme a Shakespeare desde un punto de vista totalmente cercano. Allí no pasa nada por hacer Shakespeare. Kenneth Branagh, por ejemplo, no para de hacer películas. La gente considera que como es un patrimonio suyo se puede mostrar y vender de cualquier manera siempre y cuando se respete. Está muy bien que la gente se acerque a Lorca porque los clásicos están ahí para que los cojamos, los comamos y mostremos de muchas maneras. Son grandes. Lo que ha hecho Paula con Lorca ha sido descontexualizarlo y darle un nivel de altura como se ha hecho con otros clásicos de este país. Y hay que hacerlo porque los chicos de 15 o 16 años tienen que ir al cine y ver estas películas, y no cogerles miedo a los clásicos. Yo me acuerdo en mi época. Acabé odiando a los Reyes Católicos y a Colón [risas] porque era horroroso. Yo no quiero que nadie odie a Lorca o Calderón porque no se lo saben vender. Estamos hablando de los grandes. Y Paula lo ha sabido venderlo de una forma tan hermosa... que cómo no lo van a comprar.

P: Pasa un poco también con Cervantes ahora que estamos en pleno centenario.

R: Estamos en un país donde la cultura no es lo que más prevalece ni importa. Pregúntale a un chico de 15 años quién es Messi y todos lo sabrán. Pregúntale después quién es Lorca, Franco, Fidel Castro o Neruda y a lo mejor no saben qué contestar. Hay una profunda incultura en los chicos y chicas jóvenes. Es un tema que nos atañe a todos y todos tenemos la obligación de empujar. Si queremos una generación de jóvenes valiosos tiene que ser culta. No que sólo sepan quién es Messi y Nadal, con todo mis respetos porque considero el deporte fundamental para la formación, pero no es lo único. Aquí hace falta mucho. ¡Muchísimo! ¡Más de lo que nos imaginamos! Hay que estar con la gente joven para darte cuenta de qué profundos niveles de desconocimiento tienen de muchas cosas que en mi generación era impensable que no se supieran. Quizás sea porque nacimos en una dictadura y leíamos y veíamos cine a escondidas y eso nos produjo un afán. Ahora que todo, afortunadísimamente, está al alcance y a lo mejor no lo valora tanto lo que es el patrimonio cultural. Y hay que valorarlo. Generaciones incultas no porque son las manejables, y no. Corderos no.

P: Después de un carrera tan larga, ¿qué supone la nominación al Goya, además de reconocimiento?

R: Una enorme alegría, un enorme orgullo y una enorme relativización de las cosas. Que me den un Goya, ojalá. ¿Quién no quiere un Goya? Pero en última instancia no deja de ser un juego. Dentro de dos meses cumplo 65 años y mi capacidad de ver la vida es muy distinta a la que podía tener hace 30. Si me lo dan será maravilloso y si no también lo será porque sigo trabajando -voy a hacer una película con Agustín Villaronga y la ópera prima de Hugo Ruiz-, tengo una familia maravillosa, un hijo que está sano y trabaja, una hija que es lo más y dos nietas que adoro. Eso son los Goya de mi vida. Eso son mis Goya.

P: Pero es la favorita de las quinielas. ¿Tiene algo preparado o mejor no pensarlo?

¿Qué se convierte en una gala reivindicativa? Me parece bien, pero yo reivindico día a día con mi actitud personal y con mi actitud ética.

R: Sí lo tengo preparado porque creo que es mi obligación como nominada y supongo que mis compañeras habrá hecho lo mismo, no lo sé. Igual que me he preparado para poner una cara estupenda si oigo otro nombre. Me he preparado para el sí y el no porque la vida es así.

P: Los Goya cumplen 30 años y sabemos también cómo está el panorama político y que siempre suele haber referencias. ¿Qué espera de la gala?

R: Si te soy sincera me gustaría que pasará lo que tiene que pasar: que la política de este país sea una política cultural y eso no se resuelve en los Goya diciendo una cosa u otra. Se resuelve en las urnas. Mientras la gente siga votando a según que partidos que no apoyan la cultura, a mí me da igual que en los Goya se diga no sé qué o no sé cuántos. No. Las urnas están para que defendamos lo que tenemos que defender y tengamos los ministros de cultura que hay que tener y una cultura como la que hay que tener, y no lo que tenemos ahora que nos está machacando. ¿Qué se convierte en una gala reivindicativa? Me parece bien, pero yo reivindico día a día con mi actitud personal, con mi actitud ética. Esa es mi reivindicación política y, por supuesto, también lo hago con mi ideología, que la llevo defendiendo en público y en privado desde que tengo uso de razón y memoria.

La Madre es probablemente uno de los personajes con más fuerza de los que se han podido ver este año en el cine español. Luisa Gavasa ha firmado con este personaje uno de los papeles más poderosos, viscerales y raciales de los últimos tiempos en la adaptación de 'Bodas de sangre' de Paula Ortiz.

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