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Y Ana de Armas cogió un avión y se marchó de España: de un cameo en 'Faraday' y mucho cine 'lowcost' al Oscar
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95 EDICIÓN DE LOS PREMIOS DE HOLLYWOOD

Y Ana de Armas cogió un avión y se marchó de España: de un cameo en 'Faraday' y mucho cine 'lowcost' al Oscar

La actriz cubana llegó a Madrid en 2006, de la mano de Manuel Gutiérrez Aragón. Siete años después, sin encontrar mucho más que proyectos de bajo presupuesto, se marchó a Los Ángeles. El resto es historia

Foto: Ana de Armas, en su cameo en 'Faraday'. (Filmin)
Ana de Armas, en su cameo en 'Faraday'. (Filmin)

Un día de 2013, Ana de Armas se subió a un avión y se marchó de España. Aquí ya no le llegaban papeles, o al menos los que ella quería. Uno de sus últimos trabajos en España fue en Anabel, de Antonio Trashorras, un proyecto muy independiente. "No es que fuera low cost, es que lo rodamos en cuatro días", confesó en una entrevista. Allí estaba Norberto Ramos del Val, que trabajaba de cámara, y que acabó pidiéndole que participara en la película que iba a empezar a rodar, también de bajo presupuesto. Era Faraday, una comedia muy punk financiada gracias a un crowdfunding y rodada como un falso documental sobre un chico (Javier Bódalo) obsesionado con el mundo paranormal y que afirma tener el don de la telepatía y su novia bloguera (Diana Gómez). Aunque en un principio Ramos del Val quería a De Armas para uno de los papeles principales, la cubana acabó limitándose a hacer un cameo vestida de Princesa Leia. "Fue una cosa de amigos", reconoció en la misma entrevista. Justo después voló hasta Panamá para interpretar el primer papel que le abrió las puertas de Hollywood: Manos de piedra (2016), junto a Robert De Niro, Usher y Edgar Ramírez. Diez años después de aquello, Ana de Armas puede ganar su primer Oscar.

¿Cómo pasa una de rodar un cameo en un crowfunding a dar vida al gran icono hollywoodiense, Marilyn Monroe, en una película de 22 millones de dólares de presupuesto y, encima, conseguir el reconocimiento de la crítica y de la Academia? Ana de Armas aterrizó en Los Ángeles sin apenas hablar inglés y hastiada de que en España no le ofreciesen papeles. "En ese momento a Ana no le salía nada de nada. La tiraban de todos los castings. Para Faraday, vino un día y lo hizo encantada. Ana de Armas, en mi experiencia, es una tía estupenda, con muy buen carácter, muy curranta", defiende Jimina Sabadú, guionista de la película. Para la escritora y también directora, hay una anécdota que retrata el compromiso de la actriz con su trabajo: "En 2011 hizo El Callejón, de Antonio Trashorras. Nadie la defendió, se estrenó en el Artistic Metropol, cada uno pagándose su entrada, y Ana dio un discurso de cabreo defendiendo la película a tope. Me parece una tía muy de verdad y que hizo muy bien en irse a Estados Unidos".

placeholder Ana de Armas en una imagen de 'El callejón'. (Atresmedia)
Ana de Armas en una imagen de 'El callejón'. (Atresmedia)

El otro guionista de Faraday, Pablo Vázquez, fue además su agente de prensa durante cinco años. "Al principio se fue a Estados Unidos como un escape porque no le llegaban proyectos. Después de Mentiras y gordas (2009), le llegó, por ejemplo, El callejón, que fue una película con un estreno muy limitado. Y luego hizo películas muy pequeñitas, como Por un puñado de besos, y películas meramente independientes, como Anabel o Faraday. Yo creo que a Ana no se la entendió. Creo que la industria está en deuda con ella porque era una persona muy perfeccionista y ambiciosa, en el buen sentido, y en la cercanía era muy dulce". ¿Por qué no le llegaban papeles? "Con Ana había muchos prejuicios. Tenía una belleza que gustaba a los hombres, pero que a las mujeres no acababa de agradar. Era una belleza un poco agresiva", justifica Vázquez."A ella saltar de una serie juvenil, como era El internado, a hacer una película tan trash, con su parte buena y su parte mala, como Mentiras y gordas, le supuso algo de vértigo y se la encasilló muy rápido".

Lourdes Jurado trabajó como su representante en España, en la agencia de Jesús Ciordia, durante casi una década. Fue de las primeras personas que la actriz se encontró en España, recién aterrizada de Cuba. "Era muy jovencita, todavía menor de edad, cuando se instaló en Madrid, después de hacer la película de Manuel Gutiérrez Aragón [Una rosa de Francia, 2006]", explica Jurado. "Ana era muy amiga de Pichi (Jorge Perugorría), que fue más o menos su padrino, porque Ana había coincidido con uno de sus hijos en la escuela de teatro. Ciordia, entonces, representaba tanto a Perugorría como a Gutiérrez Aragón. Pichi le habló a Ciordia de Ana y, después de cogerla en la agencia, hablamos con Luis San Narciso, el director de casting, que entonces estaba en Globomedia y estaba preparando una serie, que era El internado. La serie fue un éxito y es ahí cuando despegó su carrera".

Foto: ¿Tiene opciones Ana de Armas de ganar el Oscar por su papel en 'Blonde? (Reuters/Mario Anzuoni)

También habla con El Confidencial el propio Gutiérrez Aragón, quien le dio a De Armas el primer papel de su carrera, allá por 2005, cuando la actriz tenía 16 años, estudiaba en la Escuela de Teatro de La Habana y todavía se hacía llamar Ana Celia de Armas. En la película, la actriz interpreta a Marie, una joven de los años cincuenta que entra en una red que recluta a chicas jóvenes cubanas para casarlas con señores mayores y adinerados.

"Fue un flechazo. La vi en un casting y dije: esta. Había otras preseleccionadas, todas muy buenas actrices, porque Cuba es una tierra de creadores y artistas. Pero Ana de Armas me parecía especial. Y acertamos. Tenía problemas de incompatibilidad, porque aún estaba estudiando y no podía trabajar, pero eligió hacer la película. Se arriesgó. Y el que arriesga, gana... siempre que le acompañe el talento. Cuando la película Una rosa de Francia se estrenó en España, ya se la empezaron a rifar a los cinco minutos. Ana necesitaba dinero y aceptó la serie [El internado]. Me consta que ese contrato le impidió hacer películas de calado. Pero, ya ves, el cine consiguió rescatarla. Ella siempre me reclamó hacer otra película juntos. Quién sabe... ¡el mundo da muchas vueltas!". El director cántabro asegura que "era una buena chica con aire de mujer fatal". "Era un verdadero amor. Estaba muy unida a su abuelo, que ya murió. En Cuba la familia es muy importante".

placeholder Ana de Armas en una imagen de su primera película, 'Una rosa de Francia', de Manuel Gutiérrez Aragón.
Ana de Armas en una imagen de su primera película, 'Una rosa de Francia', de Manuel Gutiérrez Aragón.

La carrera de De Armas empezó a los 14 años, en la Escuela Nacional de Arte de La Habana. El papel que le ofreció Gutiérrez Aragón le llegó en el segundo año de Interpretación y en la Escuela amenazaron con expulsarla si cogía el papel y no asistía a clase. Tuvo que repetir curso. "No me arrepiento", contaba en una entrevista en 2021 con Jimmy Fallon, el late night más famoso de Estados Unidos, en plena promoción de Blonde, la película que la ha consolidado como actriz protagonista, como bastante más que una cara bonita o un acento latino.

En Hollywood les "cuesta confiar en alguien de otro país, en una latina que no parece latina. Cuando encima me pongo el pelo rubio, ya es el colmo de los colmos; no entienden, no saben cómo ubicarte", contó en 2019 a un grupo de estudiantes de Arte y Humanidades en una charla en el barrio de El Vedado, en La Habana. "Hollywood es una industria muy complicada. El tema racial sigue siendo uno de los principales problemas. Es muy hipócrita. Dicen que está cambiando y no es verdad. Sigue siendo superdifícil luchar con la dualidad de saber adaptarte. Una: de pensar que eres tú quien llegaste a esa industria y tienes que aprender el inglés, y moldearte, entender el humor, la ironía y cómo ellos hablan. La otra: mantener tu identidad y demostrar que eres latina y puedes hacer personajes de latina… pero también puedes hacer otros".

placeholder Ana de Armas como Marilyn Monroe en 'Blonde'. (Netflix)
Ana de Armas como Marilyn Monroe en 'Blonde'. (Netflix)

Para Jurado, una de las grandes virtudes de De Armas es su capacidad de adaptarse a cualquier circunstancia. "Es una grandísima profesional, muy trabajadora y, sobre todo, tiene mucha capacidad de amoldarse. Vino de Cuba dejando a su familia allí. Luego se fue a Estados Unidos. Tiene esa elegancia, ese porte y ese saber estar. Las cosas siempre las ha tenido muy claras. Es muy perseverante. Pero también ha sabido mantener los pies en la tierra. Cuando llegó a España era muy tímida. Luego, cuando la conocías, era muy divertida, se iba soltando. Al principio salíamos mucho juntas —yo le presenté a mis primos, que eran más jovencitos—. Luego, con la serie [El internado], se hizo su grupo de amigos que todavía los mantiene. Es una persona fiel a sus orígenes y a sus amistades. Siempre que puede va a Cuba y está en continuo contacto con los suyos".

La representante recuerda la primera impresión que tuvo de ella: "En cuanto la vimos sabíamos que había nacido para ser una estrella". Pero "los papeles que le llegaban no eran maravillosos, era sota, caballo y rey. También la industria era otra y eso ha cambiado. Le llegaban papeles de chica guapa, no eran papeles que apeteciese hacer. Ahora, con las plataformas hay más abanico de posibilidades, pero antes no". Pablo Vázquez añade: "A ella la reclamaban mucho en revistas de belleza, pero se cansó de hacer tanta promoción. Era una persona bastante cinéfila. Hablábamos del cine de Cassavetes, de Bergman, de la película de Mungiu 4 meses, 3 semanas, 2 días...".

placeholder Ana de Armas en 'Toc, Toc'. (Lionsgate)
Ana de Armas en 'Toc, Toc'. (Lionsgate)

Sin muchas perspectivas de crecer en España, desde Ciordia empezaron a mover "sus dos primeros proyectos internacionales, que fueron Toc, toc (2015), con Keanu Reeves, y Manos de piedra (2016), con la que estuvieron en Cannes [fuera de competición]. Estas dos películas son las que la llevaron a instalarse definitivamente en Los Ángeles, porque al principio no sabía mucho inglés. Detrás de su éxito hay mucho trabajo, mucha dedicación y mucha ambición de la buena. Ahora con Blonde es una actriz consagrada y me alegro mucho por sus logros".

Salió de La Habana con apenas 200 euros en el bolsillo y el domingo su nombre sonará entre los de Cate Blanchett, Michelle Yeoh, Andrea Riseborough y Michelle Williams. Con la polarización que ha causado Blonde en contra y con las apuestas apuntando hacia Blanchett y Yeoh, De Armas lo tiene difícil. Pero, a pesar de todos los obstáculos, ha llegado. Androide en Blade Runner 2049, chica Bond, nominada al Globo de Oro a Mejor actriz de reparto por Puñales por la espalda (2019) y, por fin, el estatus de protagonista en Hollywood. Diez años después de hacer ese cameo en Faraday, de quitarse el disfraz de Princesa Leia y coger un avión en Barajas, pensando que se marchaba solo para aprender inglés.

Un día de 2013, Ana de Armas se subió a un avión y se marchó de España. Aquí ya no le llegaban papeles, o al menos los que ella quería. Uno de sus últimos trabajos en España fue en Anabel, de Antonio Trashorras, un proyecto muy independiente. "No es que fuera low cost, es que lo rodamos en cuatro días", confesó en una entrevista. Allí estaba Norberto Ramos del Val, que trabajaba de cámara, y que acabó pidiéndole que participara en la película que iba a empezar a rodar, también de bajo presupuesto. Era Faraday, una comedia muy punk financiada gracias a un crowdfunding y rodada como un falso documental sobre un chico (Javier Bódalo) obsesionado con el mundo paranormal y que afirma tener el don de la telepatía y su novia bloguera (Diana Gómez). Aunque en un principio Ramos del Val quería a De Armas para uno de los papeles principales, la cubana acabó limitándose a hacer un cameo vestida de Princesa Leia. "Fue una cosa de amigos", reconoció en la misma entrevista. Justo después voló hasta Panamá para interpretar el primer papel que le abrió las puertas de Hollywood: Manos de piedra (2016), junto a Robert De Niro, Usher y Edgar Ramírez. Diez años después de aquello, Ana de Armas puede ganar su primer Oscar.

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