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Los Premios Goya, ante su edición más complicada en un año para audaces
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35 EDICIÓN DE LOS PREMIOS DE LA ACADEMIA

Los Premios Goya, ante su edición más complicada en un año para audaces

Este sábado a partir de las 22:00 Televisión Española retransmite la gala de los Goya

Foto: Una estatuilla de los Premios Goya. (EFE)
Una estatuilla de los Premios Goya. (EFE)

Un año raro no es un año tonto. Los Goya 2021 son los Goya de los valientes. Hay quien pudiera pensar que después de más de seis meses con los cines cerrados y una acumulación nunca vista de retrasos de las fechas de estreno la 35 edición de los Premios de la Academia es un destilado de lo que hubiese competido sin pandemia mundial mediante. Esta visión no solo es injusta, sino que está equivocada. Porque en el año en el que menos películas se han estrenado y menos espectadores han comprado una entrada, varias joyas de autor han encontrado su espacio y trascenderán más allá de su propio género, sus propios códigos y las leyes de un mercado marcado por la recaudación.

Foto: Estatuillas de los Premios Goya. (Academia de cine)

El año 2021 ha sido el año del cambio de paradigma. El año en el que se habrá demostrado que no sirve de mucho tener una película metida en el cajón, que esta se marchita y deja pasar su tiempo idóneo y que después, si es que hay después, todo será diferente e incierto. Las películas deberán ser más grandes o más arriesgadas, es lo único que hará que lleguen a un público ya saturado de contenidos audiovisuales. El año en el que el 93% de los estrenos han pertenecido a distribuidoras independientes solo unos cuantos se han arriesgado a participar, mientras que las grandes 'majors' y las grandes televisiones han preferido guardar sus grandes apuestas para tiempos mejores. El único taquillazo estrenado en pandemia, 'Padre no hay más que uno 2', no se ha llevado ni siquiera una nominación. Y, precisamente, este año ha habido más que nunca consenso sin presencia de un Almodóvar -más allá del corto 'La voz humana'-, un Sorogoyen o un Trueba -que participa con la producción colombiana 'El olvido que seremos-, que volverán el año que viene.

Pero este espacio abierto al cine más independiente, libre y osado no es algo que haya ocurrido solo en el cine español, sino que es una tónica reproducida en los Globos de Oro, los César, los David de Donatello.

placeholder Antonio Banderas y la periodista María Casado en el Teatro Soho de Málaga. (EFE)
Antonio Banderas y la periodista María Casado en el Teatro Soho de Málaga. (EFE)

Apenas cuatro días después de los Premios Feroz, los Goya celebran este sábado su 35 edición, la más extraña, la más complicada, la única en la que, en más de las tres décadas de historia de los Premios de la Academia de Cine, los ganadores no podrán recoger sus "cabezones" en el escenario. Tampoco habrá alfombra roja al uso, sino un escueto photocall en el que los pocos asistentes al Teatro Soho de Málaga intentarán dar un poco de brillo a una ceremonia que difícilmente será lucida, no por la labor organizativa de Antonio Banderas y María Casado, sino porque la experiencia previa de los Globos de Oro en la cuna de la industria del entretenimiento ha dejado claro que da igual el despliegue técnico y las ideas sacadas de la chistera: es imposible imprimir ritmo en una gala telemática y no se puede pedir coherencia estética a 166 nominados.

Banderas habrá dado todo de sí para que la ceremonia -que comienza el sábado a las 22 horas-, al menos, saque provecho de esta anomalía: tirando de agenda ha conseguido que aparezcan virtualmente por el Soho grandes de Hollywood como De Niro, Pacino y Stallone, entre otros, para al menos tener el aliciente de ver cómo el star-system estadounidense coloca en el mapa a los Goya.

placeholder Un momento de las revueltas de 'El año del descubrimiento'. (Begin Again)
Un momento de las revueltas de 'El año del descubrimiento'. (Begin Again)

El sábado desembarcarán los americanos, pero también volveremos a la España de 1992. Es casualidad que las dos películas más sorprendentes de este año pandémico y las que más han dado que hablar sean dos miradas al pasado, con una nostalgia crítica, a ese año en concreto en el que nuestro país anunciaba su entrada en la modernidad a golpe de talonario, de Juegos Olímpicos de Barcelona y de la Expo de Sevilla. 'Las niñas', de Pilar Palomero, mira a través de la ficción hacia esa entrada en la adolescencia de una Zaragoza noventera que intentaba dejar atrás un ayer represivo, mientras que 'El año del descubrimiento', de Luis López Carrasco, redescubre la historia oficial de ese 1992 optimista y manirroto, cuando la fanfarria olímpica eclipsó la privatización y cierre de la industria pesada española, que dejó en el paro a centenares de miles de trabajadores y que provocó las manifestaciones sindicales que acabaron con el Parlamento Regional de Murcia en llamas.

Foto: El Parlamento de Murcia ardió el 3 de febrero de 1992. (Begin Again)
Foto: Natalia de Molina y Andrea Fandos son madre e hija en 'Las niñas'. (BTeam)

Las dos son favoritas, 'Las niñas' en la categoría de ficción, 'El año del descubrimiento' en la documental, y lo son porque desde su humildad, que no simpleza, profundizan en la historia oculta de la España del cambio, precisamente, en el año que todo vuelve a cambiar drásticamente. Son dos películas que sin haber acabado su temporada de premios ya se han convertido en clásicos instantáneos del cine español como en su momento lo fue 'El desencanto' de Jaime Chávarri o 'Verano 1993' de Carla Simón. También ha sido el 2021 el año de las mujeres cineastas se han encontrado con unas nominaciones extrañamente paritarias. Pallomero, Coixet, Bollaín son la punta de flecha de una igualdad cada vez más efectiva. Tampoco es algo exclusivo de los Goya, sino que en los Globos de Oro nos hemos encontrado con tres mujeres nominadas a Mejor dirección y la segunda directora ganadora del Oscar en los 78 años de historia de los premios.

También ha sido un año bastante prolífico para el documental: aparte del trabajo de López Carrasco, otra de las grandes sorpresas ha sido 'My Mexican Bretzel', de Nuria Giménez Lorang, una relectura de la narrativa audiovisual a través de metraje encontrado perteneciente a su familia y que sigue la relación de una pareja desde los años 40 hasta los 70. Otro de los títulos, 'Cartas mojadas', de Paula Palacios, una reflexión sobre la inmigración a través de un relato epistolar construido a partir de las cartas de las madres a sus hijos emigrados. Por un lado, las imágenes del barco de la ONG Open Arms tratando de salvar a naúfragos; por otro, las de la violencia policial contra los migrantes. Y Palacios plantea la pregunta, ¿tanto esfuerzo para llegar a Europa para ser recibidos a palos?

placeholder Los premios de Antonio Banderas expuestas en su restaurante. (EFE)
Los premios de Antonio Banderas expuestas en su restaurante. (EFE)

En un año en el que 'Adú', de Salvador Calvo, se ha llevado el mayor número de nominaciones (13), son realmente 'Las niñas' y 'El año del descubrimiento' las que marcarán en rojo el 2021. Porque 'La boda de rosa', de Bollaín, o 'Sentimental', de Cesc Gay, no representan ese año de viraje, ese año en el que sólo los osados y los que no tenían nada que perder -aquí también se debe mencionar a 'Ane', de David Pérez Sañudo- salieron a cambiar el mundo.

Un año raro no es un año tonto. Los Goya 2021 son los Goya de los valientes. Hay quien pudiera pensar que después de más de seis meses con los cines cerrados y una acumulación nunca vista de retrasos de las fechas de estreno la 35 edición de los Premios de la Academia es un destilado de lo que hubiese competido sin pandemia mundial mediante. Esta visión no solo es injusta, sino que está equivocada. Porque en el año en el que menos películas se han estrenado y menos espectadores han comprado una entrada, varias joyas de autor han encontrado su espacio y trascenderán más allá de su propio género, sus propios códigos y las leyes de un mercado marcado por la recaudación.

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