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'El hoyo', la película de terror que se ha convertido en la sorpresa del año
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NOMINADA A TRES GOYAS

'El hoyo', la película de terror que se ha convertido en la sorpresa del año

Galder Gaztelu-Urrutia es el director de 'El hoyo', la cinta española revelación en Toronto y que opta a tres estatuillas en los próximos Goya

Foto: 'El hoyo', la sorpresa del año
'El hoyo', la sorpresa del año

Hasta el pasado Festival de Toronto, el nombre de Galder Gaztelu-Urrutia, aparte de poco convencional era, más bien, desconocido. Nacido en Bilbao hace cuarenta y cinco años, estudió Gestión Empresarial y a los veinticinco dio el volantazo vital que le llevó a estudiar cine en Madrid y a labrarse una carrera como realizador publicitario. Corto a corto, el director vasco intentó levantar varios largometrajes que, al final, quedaron enterrados en el cajón. Hasta que a sus manos llegó el guión de 'La plataforma', una obra de teatro idea de David Desola —coescrita junto a Pablo Rivero— que nunca llegó a montarse y que había pasado por el despacho del productor Carlos Juárez. Como obra de teatro no había funcionado, pero, ¿y como película?

Tras dos años de reescritura, un nuevo bautizo y una buena cosecha en festivales, 'El hoyo', una distopía perturbadora ambientada en un túnel vertical de dos kilómetros de profundidad, es la sorpresa del año para el cine español. Ópera prima, con poco más de un millón de euros de presupuesto —aproximadamente, el director no conoce la cantidad exacta— y un reparto en el que el peso lo llevan cuatro actores, 'El hoyo' se estrenó en el Festival de Toronto con el premio del público de la sección Midnight Madness y, después, con el premio del público a Mejor película de la 52 edición de Sitges. Y este sábado podría llevarse tres estatuillas en la ceremonia de entrega de los Goya 2020: Mejor dirección novel, Mejor guión adaptado y Mejores efectos especiales.

Una estructura vertical totalmente aislada del exterior. Trescientos treinta y tres niveles, comunicados por una plataforma repleta de comida que, como un ascensor, desciende por los diferentes pisos. Dos reclusos en cada habitáculo, separados por un agujero, que cambian aleatoriamente de planta mes a mes. Los de la superior, la primera, pueden disfrutar de todos los manjares durante un minuto. Después, el mecanismo se activa, la plataforma desciende, y comienza el turno de los vecinos inferiores. Y así, nivel tras nivel. La comida se acaba. Algunos hacen sus necesidades o escupen sobre los restos. El de abajo, ¡que se joda!

Nivel tras nivel, la comida se acaba. Algunos hacen sus necesidades o escupen sobre los restos. El de abajo, ¡que se joda!

"Leí el guión y dije: ‘¡Hostias, esto está muy bien!’. Porque tenía una simbología, una metáfora, una profundidad de personajes y una analogía de la división Norte-Sur, de las clases sociales, de ricos y pobres…", recuerda Gaztelu-Urrutia. "La obra era muy ideológica y estática y apenas avanzaban los hechos. Teníamos un material de partida muy bueno, pero muy difícil de adaptar, porque aparte de darle un espacio físico y una progresión narrativa para un público cinematográfico, había que lidiar con un tono que mezcla el humor negro, la ironía, el sarcasmo y la violencia y el terror. Si el hoyo es el espejo del mundo hay que enseñar esa parte más dramática y cruda. El proceso de adaptación, al final, nos costó dos años. Tuvimos momentos malos y muchas discusiones con los guionistas (carraspea), porque cada uno teníamos una idea diferente: David quería algo mucho más de comedia, Pedro lo veía mucho más dramático, como yo, y hubo momentos muy complicados, en los que incluso pensaba que no iba a salir".

placeholder Un momento de 'El hoyo'. (Festival Films)
Un momento de 'El hoyo'. (Festival Films)

Una vez terminado el guión, encontrar la financiación no fue sencillo. "Ahora que la peli ha funcionado y está nominada todo el mundo la ve, pero en su momento no todos la veían". Carlos Juárez consiguió que Televisión Española entrase en el proyecto y financiase un rodaje de seis semanas cuyo principal reto fue el de construir el decorado en un hangar en el puerto de Zorroza (Bilbao). "El hoyo no existe, así que tuvimos que construirlo. Con Azagiñe Urigoitia, la directora de arte, nos pusimos a pensar cómo tenía que ser el espacio. Nos pusimos en el pellejo del arquitecto de la sociedad, y nos imaginamos un espacio firme, indestructible, inexpugnable y barato. Creamos un espacio frío, aséptico e inhumano, un espacio en el que diese igual que hubiese manchas de sangre", explica. "El hoyo tiene trescientos treinta y tres niveles, multiplicados por los seis metros de altura que tiene cada nivel, serían dos kilómetros de largo, algo imposible de construir. Así que decidimos construir sólo dos niveles, de manera que cuando bajábamos o subíamos de nivel, simplemente cambiábamos la placa del número y si los personajes miraban hacia arriba bajábamos al nivel inferior y cuando miraban hacia abajo subíamos al superior. A partir de ahí, con croma, se generó todo".

placeholder Galder Gaztelu
Galder Gaztelu


La película tampoco ha recurrido a un casting convencional. Por un lado, Iván Massaguer, más habitual de la pequeña pantalla. Por otro, Antonia San Juan, que tras recoger un premio Días de Cine agradeció a Juárez y a Gaztelu-Urrutia que contasen con ella para el film. "La gente me dice que ya era hora de que volviera al cine", admitió la actriz de 'Todo sobre mi madre'. "Pero yo nunca me fui. Yo seguía allí, pero nadie me veía. Así que gracias por verme", dijo desde el escenario. "Antonia San Juan fue una propuesta de Carlos, que se había encontrado con ella en algún evento", admite el director. "Cuando la propuso a mí me pareció maravilloso. No sabía que había estado fuera del cine, porque yo vivo en mi mundo y no estoy atento a esas noticias. Además ese background de comedia que tenía le venía muy bien a la peli, que puede tener algo de Terry Gilliam, de ‘Delicatessen’ o de ‘El ángel exterminador’. Hablamos de cosas muy serias, pero sin el peso y el tono adoctrinador. Quería un tono más ligero".

placeholder Antonia San Juan en otro momento de 'El hoyo'. (Festival Films)
Antonia San Juan en otro momento de 'El hoyo'. (Festival Films)

"Cuando hablo de la peli siempre digo que es un ‘thriller’ de ciencia-ficción con un gran contenido social", continúa. "Nunca empiezo por su parte política o ideológica, porque me gusta más la idea de una película de género con ‘background’. Me parece que el cine tiene que decir cosas y que el cine de género siempre lo ha hecho, aunque sea con una protesta y habitualmente de manera más oculta, más supeditada al entretenimiento. En ‘El hoyo’ es más evidente. Los que tenemos este pequeño altavoz tenemos la responsabilidad de intentar transmitir estas cosas y plantear esta serie de preguntas. Puede que sea una película que habla muy del momento actual, pero, lamentablemente, si nos fuésemos veinte años atrás o quinientos años hacia el futuro, seguiría estándolo. Nunca ha habido tanta diferencia entre ricos y pobres, pero respecto a la historia ha ocurrido muchas veces. Tenemos que mirárnoslo muy bien porque no vamos muy bien encaminados".

Es un ‘thriller’ de ciencia-ficción con un gran contenido social. Me gusta más la idea de una película de género con ‘background’

Aunque el equipo tenía esperanzas de que la película hiciese algo de ruido, la noticia de la selección en Toronto fue inesperada. "Me pilló haciendo compras con mi hija en el supermercado. Los que nos dedicamos a esto solemos ser bastante entusiastas y siempre pensamos que puede llegar lejos, pero con todos los palos que estamos acostumbrados a llevarnos también sabemos que es improbable que te vaya bien. Así que Toronto fue muy liberados, porque habíamos terminado una película muy rara, muy especial. Nos gustaba, pero hay un factor muy importante que es la suerte, el momento. Puede haber otra película de temática similar que le encaje mejor al festival… Nunca lo sabes. Pero vimos que Toronto nos iba a validar frente a mucha gente".

Los premios de los festivales y las nominaciones a los Feroz y los Goya han supuesto para Gaztelu-Urrutia y su equipo un revulsivo en su carrera, y la posibilidad de sacar adelante los proyectos aparcados. Pero el director también siente la amargura de un periplo largo y difícil en el que la participación de Televisión Española ha sido indispensable para la viabilidad de la producción. "Creo que las instituciones se tienen que implicar en la promoción de la cultura. Y para mí el cine es cultura y, además, con muy poquito dinero obtienen beneficios extraordinarios. Una película como la nuestra, que no ha costado mucho dinero y sí ha tenido mucha repercusión es la mejor campaña de publicidad para un país. Yo creo que tienen que tener una posición muy activa y tienen que apoyarnos. Hay un montón de técnicos y empresas que directa e indirectamente viven de esto y el dinero que nos dan es muy poco para luego la repercusión a nivel laboral de nuestra industria, que da trabajo a 700.000 personas. Tengo 45 años y he intentado levantar muchas películas, cosa que hasta ‘El hoyo’ no he podido hacer. Y creo que las otras también hubiesen funcionado. Eso es que hay algo que no funciona. Falta un poquito de chicha".

Hasta el pasado Festival de Toronto, el nombre de Galder Gaztelu-Urrutia, aparte de poco convencional era, más bien, desconocido. Nacido en Bilbao hace cuarenta y cinco años, estudió Gestión Empresarial y a los veinticinco dio el volantazo vital que le llevó a estudiar cine en Madrid y a labrarse una carrera como realizador publicitario. Corto a corto, el director vasco intentó levantar varios largometrajes que, al final, quedaron enterrados en el cajón. Hasta que a sus manos llegó el guión de 'La plataforma', una obra de teatro idea de David Desola —coescrita junto a Pablo Rivero— que nunca llegó a montarse y que había pasado por el despacho del productor Carlos Juárez. Como obra de teatro no había funcionado, pero, ¿y como película?

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