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'Carmen y Lola': una hermosa historia de amor de dos gitanas lesbianas en los Goya
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'Carmen y Lola': una hermosa historia de amor de dos gitanas lesbianas en los Goya

La historia de dos mujeres gitanas y lesbianas cala en la sociedad. Logra el Goya a la mejor dirección novel para Arantxa Echevarría y el de mejor actriz de reparto para Carolina Yuste

Foto: La actriz Carolina Yuste, tras conseguir el Goya a la mejor actriz de reparto por su interpretacion en 'Carmen y Lola' (EFE).
La actriz Carolina Yuste, tras conseguir el Goya a la mejor actriz de reparto por su interpretacion en 'Carmen y Lola' (EFE).

A Rosy no le salía decirle a Zaira (primero una desconocida, luego una compañera y ya una amiga) que ella no era bollera. Pero Rosy en ese momento interpretaba a Carmen, la chica gitana que tiene dudas de sus sentimientos y de su identidad sexual, y Zaira era Lola, la soñadora, la grafitera de corazones y pájaros enamorados, siempre metida en su mundo y valiente en sus decisiones. Carmen y Lola.

Hay una escena íntima del amor entre dos mujeres en la que se refleja la mirada cómplice de toda la película. ¿Qué puede haber más transgresor que un amor de chicas lesbianas en una comunidad gitana, aunque estemos en 2019? Y esta película ha ayudado mucho a que se visualice, también se normalice, la libertad sexual.

Foto: Arantxa Echevarría en la presentación de 'Carmen y Lola' en septiembre de 2018. (Efe/ Luca Piergiovanni)

Tanto Rosy como Zaira eran favoritas para ganar el Goya. También Moreno Borja como mejor actor revelación. Al final lo logró Carolina Yuste, la única actriz profesional de la película. Cuando subió al escenario se notó que no se lo esperaba para nada. Estaba feliz de "trabajar" en un proyecto en el que el 70% del equipo de la película son mujeres. "Podemos cambiar conciencias y hacer de este un mundo un lugar más sanito", dijo.

Y Arantxa Echevarría consiguió el premio a la mejor dirección novel. "No me lo esperaba, de verdad. Ha habido pocas nominadas y pocas ganadoras. No sé si lo que he dicho. Me he emocionado", dijo Echevarría, con un discurso muy valiente y decidido, como las actrices de sus película: "La madurez de una sociedad se mide por el sitio en el que está la mujer; hay que pensar si España es madura".

Zaira, de 18 años, ha visto la película unas diez veces, pero todavía le resulta “muy raro” verse en pantalla. “Me gusta ser otra persona”

Un día antes de Gala, la peluquera de toda la vida de Zaira, en el barrio madrileño de Usera, la acicala y maquilla a las 14.10 del viernes. Relajada y con ganas de hablar, la intérprete que aspiraba a un Goya a la mejor actriz revelación, contaba ya las horas para llegar a Sevilla. Tenía ilusión en salir al escenario a recoger el premio. “Es mejor no prepararse el discurso, lo que te salga al momento”, decía.

Zaira, de 18 años, ha visto la película unas diez veces, pero todavía le resulta “muy raro” verse en pantalla. Actriz no profesional, quiere dedicarse en serio a esto de la interpretación. “Me gusta ser otra persona”. Fue con una prima al casting de la película porque “se aburría”, pero desde el primer momento la directora (Arantxa Echevarría) le hizo sentirse a gusto.

Termómetro emocional

La primera secuencia que ensayó con Rosy fue la primera conversación en el banco del parque tras el flechazo. Era importante porque ofrece el termómetro emocional de lo que va la película, de tantas Carmen y Lolas que hay por el mundo. Muchas chicas han contactado con Zaira tras ver la película. Intentan salir del armario.

La actriz no pertenece al colectivo gitano (es merchera) y le asombra como le reconocen ahora por la calle, en la tienda del barrio. Y se queda con los ojos de esa ilusión primeriza del ‘glamour’ en el Festival de Cannes o de los premios Feroz o Forqué. Se quiere preparar bien en una escuela de interpretación, pero antes quiere coger tablas en más rodajes. También acabar la ESO (se quedó en segundo: “es muy importante acabarla”) y aprender inglés.

Rosy, de 21 años, se tomó ayer el día libre. Hasta última hora de la tarde no estaba localizable. “Estoy nerviosísima”, confiesa. Dibuja una sonrisa al otro lado del móvil. “Si gano, me voy a volver loca, a bailar flamenco, bulerías, tango y todo, pero es que ya solo haber estado nominada es un privilegio”.

Esta actriz no profesional, casada con un gitano, cree que todo el mundo debería ver la película. “Si lo hicieran, cambiarían mucho de pensamiento. Todavía es un tema tabú para muchos gitanos, pero ya está cambiando. Yo pensaba que se lo iban a tomar peor. Yo pensaba que no me iban a dejar rodar la película o al menos que les iba a sentar mal. En mi familia somos gitanos muy antiguos, pero mi madre se lo tomó muy bien”.

Tanto para Zaira como para mí esto ha sido una oportunidad muy grande que la vamos a aprovechar. Vamos a esperar a que termine este bombazo

Rosy estuvo un tiempo trabajando de cajera y antes de que empezara a rodar ’Carmen y Lola’ su ‘book’ estaba ya en una agencia de modelos. “Ha sido una oportunidad muy grande. Tanto para Zaira como para mí esto ha sido una oportunidad muy grande que la vamos a aprovechar. Vamos a esperar a que termine este bombazo y cuando esté más relajada voy a recibir clases”. Se quiere preparar bien tras haber cumplido su sueño. "Estamos nerviosas, pero aunque no ganemos lo vamos a celebrar", dijo Rosy poco antes de empezar la gala. Al final, ninguna de las dos logró el Goya a la mejor actriz revelación.

Moreno Borja, de 42 años, es del popular barrio del Molinillo de Málaga. A los 14 se fue a vivir a Madrid. Hasta el viernes por la noche estaba muy tranquilo, lo llevaba bien, pero se encerró en casa con tranquilidad. Los nervios habían llegado a este coordinador de control de acceso de Motal SL, una empresa de seguridad.

En la película de Echevarría interpreta a Paco, el padre de Lola. Tampoco contaba con ninguna experiencia en la interpretación, pero los ensayos con la única actriz profesional del elenco (Carolina Yuste) fueron claves para darle forma al personaje, una suerte de Homer Simpson ibérico, y en otras alguien que está a medio segundo de arrancar una tarde de ira.

Hay una secuencia, la del descampado, en la que Paco no hace nada de lo que dice, la fuerza se le va por la boca. Ambos (el actor y el personaje) son gitanos. “La mujer en mi etnia no es como hace 20 años: tiene voz y mando. Eso ha cambiado muchísimo, pero por desgracia sigue habiendo muchos Pacos y aún peor que Pacos”, admite.

"Esto es un no parar"

Recibe felicitaciones Moreno Borja de gitanos y de payos, gente que ha pasado o sufre ahora el mismo problema al que se enfrentan las dos jóvenes de la película. “Con que una persona haya visto ‘Carmen y Lola’ y haya cambiado de actitud, con tan solo una persona, habrá merecido mucho la pena”.

“Esto es un no parar”, aclara. Ha participado en ‘Arde Madrid’ de Paco León y en la segunda parte de ‘La peste’, dirigida por Alberto Rodríguez. Está pensando pedir una excedencia de un año en su trabajo para poder centrarse en su incipiente carrera de actor. “No me podía imaginar lo que me está pasando”.

A Rosy no le salía decirle a Zaira (primero una desconocida, luego una compañera y ya una amiga) que ella no era bollera. Pero Rosy en ese momento interpretaba a Carmen, la chica gitana que tiene dudas de sus sentimientos y de su identidad sexual, y Zaira era Lola, la soñadora, la grafitera de corazones y pájaros enamorados, siempre metida en su mundo y valiente en sus decisiones. Carmen y Lola.

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