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“Si el cine no se convierte en una cuestión de Estado no avanzaremos”

Tras convertirse en el gran triunfador de la noche, y reposar la adrenalina, Alberto Rodríguez y Javier Gutiérrez analizaron los premios y al cine español

Foto: Alberto Rodríguez posa con su premio Goya (Reuters)
Alberto Rodríguez posa con su premio Goya (Reuters)

Tras cuatro horas de nervios Alberto Rodríguez pudo respirar tranquilo. Su película, La isla mínima, había cumplido las apuestas y se había convertido en la gran vencedora de los Premios Goya consiguiendo diez galardones. Sus anteriores experiencias en estos premios se habían saldado siempre con derrotas, pero su cine negro ambientado en las marismas del Guadalquivir en plena transición era demasiado grande para ser ignorado.

Cuando los focos se apagaron y los flashes de los fotógrafos dejaron de saltar, Rodríguez volvió a la normalidad, y con una cerveza en una mano y un Goya en la otra se sentó en una de las sillas de la sala de prensa del Centro de Congresos Príncipe Felipe y atendió a los pocos medios que seguíamos al pie del cañón. A su lado Javier Gutiérrez, como el buen escudero que ha demostrado ser en Águila Roja, con la misma pose, cerveza y Goya, y unos emocionados y vidriosos ojos. El actor no tardó en deshacerse en elogios a Rodríguez, que considera que había ganado su premio al director por justicia.

En su lista de diez cabezones hubo uno que no estaba, dirección de producción. Un premio que el realizador confesaba en la alfombra rosa que le hacía especial ilusión: “Es que la gente no sabe lo complicada que fue esta película. Rodamos en un territorio de 180 kilómetros impracticables y con muchas dificultades. Había días que pensaba que no saldría adelante”, cuenta Rodríguez. Su protagonista lo confirmaba y añadía con sorna que el rodaje fue un “Apocalypse now” a la española.

Donde no hubo tiros ni llegó el olor a napalm fue en la gala, que pasó del tono reivindicativo de los últimos años a un ambiente festivo en el que se celebraron los éxitos del cine español. Alberto Rodríguez cree que esto ha sido fruto de que el cine se ha reconciliado con el cine español. “Si tratamos de reconciliarnos hay que hacerlo de forma inteligente, y la cultura tiene que dejar de ser un arma arrojadiza entre la izquierda y la derecha. Tiene que convertirse, por fin, en una cuestión de estado, si no, no avanzaremos. Creo que la única protesta que ha habido ha sido el número musical, y es simplemente nuestra actitud ahora mismo, estamos obligados a resistir”, explicaba el director.

Javier Gutiérrez daba la razón a su amigo, y añadía que la gente esperaba una gala reivindicativa porque el mundo del cine siempre ha sido el buque insignia de muchas protestas: “Ha sido una gala muy elegante, muy educada y mañana no tendrán nada que reprocharnos en ese sentido. Hemos dado el do de pecho y hemos demostrado muchas cosas este año, ahora esperemos que también arrimen el hombro ya que ahora no tienen de qué quejarse”, añadía.

Ambos coinciden en que este año se ha roto una barrera que separaba al cine español de su público, algo que Rodríguez considera una consecuencia de que no habíamos superado “rumores y mitos” sobre nuestras películas. “Llevamos años haciendo un cine muy diverso, nos faltaba encontrar al público y que el público nos encontrara. Conectar. Y espero que esa conexión haya empezado. Si esto fuera una relación amorosa esto sería el primer escarceo, ahora hay que ver en qué se concreta”, decía el ganador del Goya al Mejor director..

Entre Paesa y la tele

Antes de que el fenómeno de La isla mínima explotara y los premios empezaran a llegar Alberto Rodríguez ya tenía claro su próximo trabajo. Contar la historia del espía Francisco Paesa. Una trama que abarcará desde que desaparece de España Luis Roldán, hasta que se entrega. Volverá así a bucear en las miserias de nuestra historia reciente en un filme que le llevará a rodar en Madrid, París, Suiza y Singapur. Su proyecto más ambicioso hasta la fecha.

Mientras seguirá desarrollando su prometedor proyecto para Movistar Series. Una historia que viajará hasta la Sevilla del siglo XVI, cuando la ciudad sufrió una plaga de peste bubónica. Sin fecha de rodaje fijada Rodríguez confirma que será después de su filme sobre Paesa, y que actualmente se encuentran haciendo un desarrollo parcial de la serie y pensando en la parte visual y en plantear la sinopsis.

A pesar de haber dirigido episodios de Hispania para Antena 3 el director no tiene miedo en confesar que la televisión no le atrae. “El concepto que se plantea aquí sí que me atrae, porque no depende de las audiencias, ni hay que buscar un público que tenga una edad entre 5 y 80 años, lo cual es imposible, y tampoco hay que pelearse con mil ejecutivos porque cada uno quiera una cosa”, zanja el director, que tendrá todas las miradas puestas en estos nuevos trabajos tras el éxito de La isla mínima. El Apocalypse now cañí que se llevó diez Goyas.

Tras cuatro horas de nervios Alberto Rodríguez pudo respirar tranquilo. Su película, La isla mínima, había cumplido las apuestas y se había convertido en la gran vencedora de los Premios Goya consiguiendo diez galardones. Sus anteriores experiencias en estos premios se habían saldado siempre con derrotas, pero su cine negro ambientado en las marismas del Guadalquivir en plena transición era demasiado grande para ser ignorado.

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