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"Hacer comedia y no escandalizar a nadie es un fracaso"
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eNTREVISTA A JAVIER rUIZ cALDERA

"Hacer comedia y no escandalizar a nadie es un fracaso"

El director de 'Spanish Movie' vuelve a la carga con la comedia romántica escatológica 'Tres bodas de más', penúltimo cartucho del cine español en 2013

Foto: Paco León en una secuencia de 'Tres bodas de más'
Paco León en una secuencia de 'Tres bodas de más'

Dada la afición al bromazo de Javier Ruiz Caldera (Barcelona, 1976), que la promoción de Tres bodas de más transcurra en los salones de un hotel con pinta de albergar bodorrios, podría sonar a chiste del director. De hecho, todo parecemeticulosamente preparado para que surjan escenas de humor. El café del catering para periodistas, por ejemplo, sabe a rayos. Un chorro de líquido negro saliendo despedido de una boca bien podría ser un gag (tirando a clásico) de la película de Caldera. Sólo que para hacer justicia a Tres bodas de más haría falta un extra cafre de humor contemporáneo. Tipo un reportero cayendopor las escaleraspreso de una cagalera y llevándosepor delante a varios tullidos. O algo.

placeholder Ruiz Caldera, en el centro, con su reparto

Bienvenidos al loco mundo de Tres bodas de más. Una comedia pura y dura donde Jesús Ruiz Caldera (Spanish Movie, Promoción fantasma) monta una conga que arranca comocomedia romántica, coge velocidad apelando a los clásicosy acaba descarrilando (para bien) como guasa escatológica.Un trenecito cinematográfico del que quizás algunos espectadoresquierantirarse en marcha cada vez que elmaquinista (Ruiz Caldera) acelera. Miedo a un planeta de gags desmadrados.

Jugamos con los límites hasta ver dónde podíamos llegar con el humor

Ruiz Caldera "no había rodado nunca una secuenciade sexo" hasta que llegó Tres bodas de más. Como toda primera vez que se precie, la cosa acabó como el rosario de la aurora. Su primera escena sexual no puede ser más demencial. "Parece ser que he filmadola secuencia sexual más loca de toda la historia del cine español", afirma encantado.

Digamos que todo transcurre en el filme con relativa normalidad... hasta que se lía parda. Como si el espectador caminara por un páramo perdido y solitario de Colorado y de pronto... fuera arrollado por una estampida de búfalos. En otras palabras: el peligro de caer herido por los disparos escatológicos de Ruiz Caldera.

El director barcelonés lo explica en dos puntos:

Jugamos con los límites de hasta dónde podemos llegar con el humor

1) "Me gusta que durante toda la película estés con la sonrisa, pero que surjan momentos en losque jugamos con los límites hasta ver dóndepodemos llegar con el humor. Hay tres o cuatro escenas así enla película. Rodamos incluso otra más, perodecidimos eliminarla por prudencia porque noshabíamos pasado... Tres o cuatro disparos donde subimos el tono a ver qué sucede. Obviamente no van a ser platos para todos los gustos. Serán las escenas favoritas de algunos espectadores, pero otros se escandalizarán. Si haces comedia y no logras escandalizar a nadie, igual estás fracasando como director. Hay que arriesgar".

2) "Habrá a quién no le guste que hagamos chistes sobre minusválidos, pero al hacerlo normalizamos su situación. Hay minusválidos a los que les da rabia ver películas en los que se les trata con condescendencia. Tipo: 'Ay, qué penita'. Si lo que queremos es integrarlos ¿por qué tratarles de un modo condescendiente en lugar de reírnos con ellos? Una de las villanas de la película va en silla de ruedas. Como dice uno de los personajes, se trata de 'una hija de puta en silla de ruedas'. Una cosa no quita la otra".

placeholder Inma Cuesta y Berto Romero en una escena del filme

Romanticismo punk

Que a Ruiz Caldera le gusta mucho el cine estadounidense no es noticia. Más interesante resulta conocersu opinión sobre lamacarrizaciónde la comedia romántica las últimas dos décadas. Corrientede la queTres bodas de más bebe a fondo. Cómo la comedia romántica pasó de género blanco e inofensivo a tierra de la escatologíay el gamberrismo. Cómo ungénero que no había roto un plato en su vida se volvió completamente loco.

"Durante mucho tiempo nos han vendidocomo comedias románticas películas que no tenían ninguna gracia. Totalmente edulcoradas. En las que no te reías ni una sola vez. ¿Por qué las llamaban comedias en lugar de películas de amor?No las llamemos comedias, por favor. Yo respeto mucho el género y cuando voy a ver una comedia quiero reírme. La comedia siempre ha tenido un punto irreverente. Piensa en películas como La fiera de mi niña, algunos de cuyos gags seríanpolíticamente incorrectos en su momento. Directorescomo Judd Apatow o los hermanos Farrely han regenerado ahora la comedia romántica de una manera muy positiva y muy inteligente", zanja

Dada la afición al bromazo de Javier Ruiz Caldera (Barcelona, 1976), que la promoción de Tres bodas de más transcurra en los salones de un hotel con pinta de albergar bodorrios, podría sonar a chiste del director. De hecho, todo parecemeticulosamente preparado para que surjan escenas de humor. El café del catering para periodistas, por ejemplo, sabe a rayos. Un chorro de líquido negro saliendo despedido de una boca bien podría ser un gag (tirando a clásico) de la película de Caldera. Sólo que para hacer justicia a Tres bodas de más haría falta un extra cafre de humor contemporáneo. Tipo un reportero cayendopor las escaleraspreso de una cagalera y llevándosepor delante a varios tullidos. O algo.

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