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"Sin efectos especiales": cómo rodó Tom Cruise una de las escenas más arriesgadas de 'Misión imposible: Sentencia final'
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SIN RECURRIR A EXTRAS

"Sin efectos especiales": cómo rodó Tom Cruise una de las escenas más arriesgadas de 'Misión imposible: Sentencia final'

La secuencia se filmó en pleno vuelo, a una velocidad de hasta 220 km/h, en la que al actor estadounidense, de 62 años, le costaba respirar con normalidad

Foto: Cartel promocional, con la avioneta de la arriesgada secuencia de 'Misión imposible: Sentencia final'. (Paramount Pictures)
Cartel promocional, con la avioneta de la arriesgada secuencia de 'Misión imposible: Sentencia final'. (Paramount Pictures)

A más de 200 kilómetros por hora, suspendido sobre el ala de un avión biplano y sin la ayuda del CGI (efectos especiales generados por ordenador), Tom Cruise, que a sus sesenta años volvió a desafiar los límites del cine de acción con una de las escenas más extremas jamás rodadas. La secuencia, ejecutada en pleno vuelo y a temperaturas bajo cero, se ha convertido en uno de los momentos más comentados de su última película, Misión imposible: Sentencia final.

El encargado de hacer realidad esta temeraria proeza fue Christopher McQuarrie, director que ha estado al frente de las últimas cuatro entregas de la franquicia. En una entrevista con Collider, confesó que fue la escena que más miedo le dio. No es para menos: Cruise, a más de dos kilómetros de altura, soportaba vientos de hasta 225 km/h sin posibilidad de respirar con normalidad.

Foto: Tom Cruise, en el tráiler de 'Misión imposible: Sentencia final'. (Paramount)

De hecho, McQuarrie vivió la experiencia en primera persona. "Yo también lo hice, y es bastante extraordinario", relató, subrayando que lo vivido por el actor supera incluso lo mostrado en pantalla.

Los factores que ponían en riesgo el rodaje no eran pocos. El propio director reveló que, por motivos fisiológicos, el tiempo máximo que Cruise podía permanecer sobre el ala era de 12 minutos. A partir de ahí, comenzaba a perder fuerza con rapidez debido a la falta de oxígeno y al desgaste físico. En varias ocasiones, el actor quiso continuar, pero ya no tenía energía suficiente para regresar a la cabina. La tensión se incrementaba al comprobar que el avión, sin combustible suficiente, no podía aterrizar con el protagonista aún tumbado sobre la estructura exterior.

Este tipo de escenas, rodadas sin trucos digitales ni dobles de riesgo, refuerzan el valor del cine hecho con medios físicos y reales. En una era dominada por los efectos especiales generados por ordenador, Cruise se ha convertido en el abanderado de una forma clásica y visceral de entender el espectáculo. Y aunque parezca una locura, todo esto forma parte de la última entrega de la saga Misión imposible: Sentencia final, cuyo reciente estreno en cines ha marcado un nuevo hito en la historia del cine de acción.

A más de 200 kilómetros por hora, suspendido sobre el ala de un avión biplano y sin la ayuda del CGI (efectos especiales generados por ordenador), Tom Cruise, que a sus sesenta años volvió a desafiar los límites del cine de acción con una de las escenas más extremas jamás rodadas. La secuencia, ejecutada en pleno vuelo y a temperaturas bajo cero, se ha convertido en uno de los momentos más comentados de su última película, Misión imposible: Sentencia final.

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