Está en Filmin y ganó un Oscar: la película favorita del papa Francisco considerada una de las mejores de la historia del cine

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El papa Francisco ha fallecido este lunes a los 88 años en su residencia de la Casa Santa Marta, según ha confirmado el camarlengo Kevin Joseph Farrell. Su muerte pone fin a doce años de un pontificado marcado por los gestos pioneros, tanto por haber sido el primer pontífice latinoamericano como por haber convivido durante parte de su mandato con un Papa emérito, el alemán Benedicto XVI.

Con su muerte se despide una figura profundamente humana que nunca ocultó su pasión por el arte, especialmente por el cine. Jorge Mario Bergoglio no solo fue un líder espiritual, sino también un espectador entregado. A lo largo de su vida, defendió el poder del séptimo arte como herramienta para mantener viva la memoria y acercarse al sufrimiento de los más humildes.

En algunas entrevistas, el papa Francisco llegó a afirmar que su amor por las películas se lo debía a sus padres, que solían llevarlo de niño a una sala de barrio en Buenos Aires. Aquellas visitas no solo marcaron su infancia, sino que definieron una sensibilidad que mantuvo intacta durante toda su vida. Y entre todas las películas que admiró, hubo una que le tocó especialmente el alma: La Strada, dirigida por Federico Fellini en 1954.

El papa Francisco no dudó en calificarla como su película favorita. El motivo, según explicó en varias ocasiones, no fue solo su calidad artística, sino su mensaje profundo sobre la dignidad de los últimos, de los olvidados. La figura de Gelsomina, esa mujer frágil, inocente y rota, le recordaba al espíritu de San Francisco de Asís, el santo al que dedicó su nombre papal.

Disponible en plataformas como Filmin, La Strada fue una de las primeras películas italianas en alcanzar renombre internacional. Mezcla la crudeza del neorrealismo con una narrativa más poética, casi espiritual. La historia sigue a Gelsomina (Giulietta Masina), una joven vendida por su madre a Zampanò (Anthony Quinn), un artista ambulante que la trata con indiferencia y crueldad. En su camino aparece Il Matto (Richard Basehart), un acróbata que le muestra otra forma de mirar el mundo.

La película va mucho más allá de la trama. Habla del sufrimiento callado, de la esperanza que persiste, de la redención y del amor no correspondido. Fellini supo transformar la desolación en belleza, y eso no pasó desapercibido para el pontífice. “Esa película nos invita a mirar a los otros con ternura, incluso en sus peores momentos”, llegó a decir Francisco.

La Strada fue la primera película en ganar el Oscar a la mejor película extranjera en 1957, cuando se creó la categoría. También fue galardonada con el León de Plata en el Festival de Venecia y ha sido incluida en varias listas de las mejores películas de la historia, como la elaborada por el crítico John Kobal. El legado de la cinta no ha hecho más que crecer con los años, y su influencia ha llegado a directores tan distintos como Martin Scorsese o Emir Kusturica.