Solo queda un día para que desaparezca de Netflix un inquietante drama que ha sorprendido por su mezcla de tensión, giros inesperados y una atmósfera casi asfixiante. La historia arranca con dos hermanos que cometen un robo para ayudar a su madre enferma, pero el plan da un giro radical cuando un vigilante acaba atrapado en un pozo, dando lugar a un relato tan claustrofóbico como impredecible.
Este angustioso punto de partida sirve de excusa para un juego psicológico donde cada personaje esconde mucho más de lo que aparenta. Mientras uno de los hermanos muestra empatía hacia el hombre caído, el otro opta por dejarlo a su suerte, tensando la cuerda entre la moralidad y el instinto de supervivencia.
La convivencia forzada entre el menor y el vigilante deriva en una relación que combina elementos de redención con una creciente sospecha. La dirección corre a cargo del debutante Alex McAulay, que equilibra con astucia el suspense clásico con un humor negro que descoloca pero no desentona.
La trama no da tregua y lo que parecía un relato de redención familiar se transforma en un juego de engaños, con un tercer acto que roza el thriller psicológico y se adentra sin complejos en territorios más oscuros. Todo ello, en apenas 83 minutos de metraje que no pierden el ritmo en ningún momento.
Tráiler de 'Que nadie se entere'. (Rotten Tomatoes)
Uno de los grandes alicientes es ver a Rainn Wilson, conocido por su papel de Dwight en The Office, en un registro completamente opuesto, interpretando al hombre atrapado con un giro dramático que sorprende por su contención. La película, que se tituló en España Que nadie se entere, estará disponible hasta el viernes, 11 de abril, en la popular plataforma de vídeo bajo demanda (VOD).
Solo queda un día para que desaparezca de Netflix un inquietante drama que ha sorprendido por su mezcla de tensión, giros inesperados y una atmósfera casi asfixiante. La historia arranca con dos hermanos que cometen un robo para ayudar a su madre enferma, pero el plan da un giro radical cuando un vigilante acaba atrapado en un pozo, dando lugar a un relato tan claustrofóbico como impredecible.
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