La intimista película española ideal para ver el puente de diciembre: los protagonistas son hermanos en la vida real

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Este puente de diciembre, aquellos que busquen una película emocionante y cercana, encontrarán en cines una obra nacional que deja huella. Dirigida por la joven cineasta ecijana Sandra Romero, este es su primer largometraje, con el que explora la compleja y emocional relación entre dos mellizos, interpretados por los propios hermanos Antonio y Javier Araque. Ambos logran transmitir una química y tensión inusuales, en papeles que no necesariamente hablan de sí mismos, pero con los que comparten mucho. Les acompaña también María Araque, la tercera hermana, en este viaje de regreso a las raíces.

El filme, que se programó en el pasado Festival de Cine Independiente l'Alternativa de Barcelona, lleva al público a Écija, donde se reflexiona sobre el pasado y todo aquello que Antonio ha dejado atrás al marcharse a vivir a Madrid. Su visita en los días previos a la Semana Santa, desencadena una serie de confrontaciones entre los dos hermanos, pero también hacia sus padres, interpretados por Mona Martínez y Nicolás Montoya.

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Tras haber abandonado su pueblo de origen en busca de una nueva vida, Antonio se encuentra de vuelta con un panorama que no solo está marcado por la rutina de un pueblo estancado, sino también por el resentimiento acumulado durante años de distanciamiento. Su hermano, aquejado de una discapacidad que lo mantiene en constante sufrimiento, se enfrenta a un doloroso proceso de autodestrucción, mientras que la relación con sus padres está teñida de frustraciones y rencores.

Una mirada sin prejuicios

La cámara de Romero se convierte en un observador cercano, casi voyeur, de estos cuerpos y almas en lucha. A través de una narrativa visual que alude al estado oprimido de los personajes, la directora apuesta por una mirada sutil y sin juicios sobre el sufrimiento de sus personajes. El foco no está tanto en explicar los traumas, sino en mostrar las emociones más crudas, las incomunicaciones familiares y las explosiones de ira, que se alternan con momentos de afecto que revelan la complejidad de los vínculos.

Llama la atención la labor de Javier y María Araque, actores no profesionales

El filme también aborda el impacto de la precariedad y el desencanto de una generación. Los personajes buscan, en el alcohol, las drogas o las relaciones pasajeras, la manera de amar sin instrucciones. Sin embargo, lejos de centrarse en el juicio moral, Romero deja espacio para que cada uno de estos momentos surja de manera una manera cotidiana.

Llama especial atención la labor desarrollada por Javier y María Araque, actores no profesionales, que se entregaron al proyecto, dejándose el alma y mucha gestualidad compartida. La credibilidad que aporta los verdaderos lazos de sangre a sus propios personajes, alcanza una experiencia emocional que hace reflexionar entre los límites de la ficción y la realidad.

A lo largo de su metraje, Sandra Romero demuestra que, a pesar de ser su debut en el largo, es una cineasta con una voz propia y una capacidad única para crear atmósferas que invitan a la introspección. La obra se titula Por donde pasa el silencio, y ha sido estrenada en cines este viernes, 29 de noviembre. Además, Romero ha hecho doblete esta semana, pues también ha estrenado la serie Los años nuevos, de Rodrigo Sorogoyen, en la que ha dirigido tres episodios.