Se van de Netflix las dos mejores películas de este autor del terror: una decapitación y un ritual sueco

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Las producciones de terror de Ari Aster se han ganado un lugar destacado en el catálogo de Netflix y de toda colección de los fans del género. Con una combinación única de narrativa y dirección visual, el director estadounidense ha logrado redefinir el género del terror contemporáneo, brindando experiencias cinematográficas que aterran profundamente con el espectador. Sin embargo, para quienes aún no las han disfrutado, el tiempo en la plataforma de vídeo bajo demanda (VOD) es limitado, ya que dos de sus obras se despedirán de la misma en los próximos días.

Estas películas de terror psicológico se destacan por su enfoque innovador, alejándose de los tradicionales escenarios oscuros, para explorar la tensión a plena luz del día. Entre ellas, una de sus más comentadas producciones, protagonizada por Florence Pugh, transporta al espectador a un pueblo sueco donde se celebra un festival que despierta una inquietante atmósfera de rituales y creencias paganas. Aster presenta un escenario luminoso y aparentemente pacífico, que oculta un verdadero desarrollo sombrío y perturbador.

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Marta Medina

La trama sigue a la estadounidense Dani, una joven que, tras una tragedia familiar, decide acompañar a su pareja y sus amigos a un retiro cultural y espiritual en una aldea remota de Suecia, donde rápidamente se da cuenta de que nada es lo que parece. El reparto en esta cinta incluye a Jack Reynor, Will Poulter y William Jackson Harper, quienes acompañan a Pugh en una historia que mezcla el terror con el folk, y utiliza la cultura sueca como contraste para el horror subyacente.

Una casa familiar

La segunda obra de Aster que se retirará pronto de Netflix fue su debut cinematográfico, que ya se ha convertido en una pieza esencial del terror moderno. Esta historia se centra en una familia marcada por un legado oscuro y elementos sobrenaturales que transforman la vida de sus miembros de forma aterradora. La crítica y el público coincidieron en su momento en calificarla como una película impresionante y perturbadora, gracias a una dirección impecable y a las actuaciones de Toni Collette y Alex Wolff, entre otros.

En esta segunda película, el enfoque de Aster explora los miedos más íntimos y las relaciones familiares bajo una lupa que alterna entre el dolor emocional y el horror sobrenatural. Su estilo, caracterizado por una lentitud calculada y un sentido visual preciso, permite que cada escena se sienta tan verídica como inquietante, logrando imágenes que se quedan en la mente del espectador para toda la vida.

Tras una tragedia familiar, Dani decide acompañar a su pareja y amigos a un retiro

El filme relata lo que le sucede a la familia Graham tras la muerte de la abuela y matriarca, que deja en herencia su casa a su hija Annie. Annie Graham, una galerista casada y con dos hijos, no tuvo una infancia demasiado feliz junto a su madre, y cree que la muerte de esta puede hacer que pase página. Pero todo se complica cuando su hija menor comienza a ver figuras fantasmales, que también empiezan a aparecer ante su hermano.

Ambas películas han sido destacadas como ejemplos del llamado "terror elevado", un concepto con seguidores y detractores, que se ha popularizado en los últimos años por su enfoque psicológico y su profundidad temática. Aster, junto a otros directores del género, ha contribuido a esta tendencia que explora más allá del miedo superficial, abordando temas complejos y oscuros.

Para quienes aún no las han visto, las películas Midsommar y Hereditary, respectivamente, estarán disponibles en Netflix solo hasta el día 19 de noviembre. Estas cintas han dejado una marca en la historia del cine de terror, y su salida de la plataforma es una oportunidad para revivir o descubrir la perturbadora visión con la que el director de Beau tiene miedo comenzó su andadura de la mano de la productora A24.