Es noticia
'La habitación de al lado': la película más refinada del último Almodóvar
  1. Cultura
  2. Cine
ESTRENOS DE CINE

'La habitación de al lado': la película más refinada del último Almodóvar

El cineasta manchego se llevó el León de Oro con 'La habitación de al lado', su primer largometraje rodado en inglés

Foto: Un momento de 'La habitación de al lado'. (Iglesias Mas)
Un momento de 'La habitación de al lado'. (Iglesias Mas)

El apocalipsis climático, la muerte, el mundo que retrata la novelista estadounidense Sigrid Nunez en Cuál es tu tormento (Anagrama, 2020), aboca a un final doloroso e inevitable. Un final colectivo, el de una sociedad terminal, y un final individual, el de la amiga de su protagonista, diagnosticada de un cáncer muy agresivo con la única posibilidad de supervivencia puesta en un tratamiento experimental. "Era demasiado tarde, habíamos vacilado durante demasiado tiempo. Nuestra sociedad ya se había vuelto demasiado fragmentada y disfuncional para que arreglásemos a tiempo los errores calamitosos que habíamos cometido", augura uno de los personajes durante la presentación de un libro dentro del libro. Pero la prosa limpia, rítmica, observadora y aguda de Nunez no es fatalista. Más bien al contrario. El mismo personaje, en su monólogo indirecto, propone la única redención posible: "Aprender cómo pedir perdón y cómo reparar en alguna diminuta medida del daño devastador que les hemos hecho a nuestra familia humana y a las demás criaturas y a la hermosa tierra. Amar y perdonarnos los unos a los otros lo mejor que podamos. Y aprender a decir adiós".

No resulta difícil entender qué es lo que le atrajo a Pedro Almodóvar de la novela de Nunez para empujarle a adaptarla en su primer largometraje en inglés, The Room Next Door (La habitación de al lado), película ganadora de la 81 edición de la Biennale de Venecia. Primero porque se trata de un relato puramente femenino, con dos amigas protagonistas (Julianne Moore y Tilda Swinton en la película), enlazadas por la enfermedad, pero también por el recuerdo y la narración de sus vidas, sus deseos y frustraciones de una manera muy íntima y elegante. Y con sentido del humor.

Tampoco es difícil entrever los referentes compartidos de Almodóvar y Nunez, desgranados a lo largo de la novela, desde John Waters a Faulkner, pasando por Hitchcock, Patricia Highsmith, Dylan Thomas, Bernard Henri-Lévy, Georges Simenon o Simone Weil, de quien toma prestado el título la novela, que arranca con una cita de la filósofa francesa: "La plenitud del amor al prójimo estriba simplemente en la capacidad de preguntar: ¿Cuál es tu tormento?". Los que no tienen nombre, que yo recuerde, son los personajes de la novela, que responden a definiciones como "el hombre", "mi anfitriona", "mi amiga".

Almodóvar se lleva la novela al terreno de su melodrama, con ecos de Douglas Sirk, en el que un ramo de flores, un camisón, una puerta roja o una nevada rosa toman un significado cuasi mágico. Almodóvar, con sus licencias marca de la casa, construye un ecosistema que atrapa, en el que las dos mujeres echan la vista atrás a sus vidas, buscando la complicidad y el sentido. A través de sus conversaciones -La habitación de al lado es una película muy hablada, en el buen sentido-, Martha (Swinton), la amiga enferma, hace balance de su pasado, marcado por un trabajo como corresponsal de guerra y una mala relación con su hija, "que es un calco de su madre" (algo así son las palabras con las que la definen, clave para entender al personaje), a la que nunca prestó la atención que ésta requería. Swinton, por cierto, tiene ya dominado el registro de mala madre (no olvidemos Eva en Tenemos que hablar de Kevin, 2011).

La frialdad alienígena de Swinton contrasta con la calidez eufórica y otoñal de Moore en el papel de Ingrid, la protagonista de La habitación de al lado. Ingrid es una novelista de éxito, una mujer vivaz que pretende acompañar a su amiga recién reencontrada a paliar su tiempo en el hospital y servir de oído a sus historias. La duda era si Almodóvar podía transmitir su idiosincrasia en un idioma y una cultura diferentes, como es la estadounidense. Si no se perdería en otras cadencias, en otras formas de quererse, menos desgarradas o esperpénticas que las españolas. Y en La habitación de al lado funciona diferente, pero funciona. La película absorbe e incita a conocer la historia de estas dos mujeres, que se va desvelando poco a poco, como en un desplegable.

placeholder Otro momento de la película. (Warner)
Otro momento de la película. (Warner)

La puesta en escena es, probablemente, la más refinada del último Almodóvar. Los encuadres, los espacios -salidos del Architectural Digest-, los colores, la abstracción lírica de la directora de arte Inbal Weingberg, el exquisito vestuario de Bina Daigeler y la sofisticadísima fotografía de Eduard Grau envuelven una película misteriosa y repleta, también, de referencias, como el momento que evoca el celebérrimo cuadro El mundo de Cristina, de Andrew Wyeth. Las paredes de las casas, las estanterías, están llenos de guiños culturales, como la fotografía Italia (Apulia, 2000) de Cristina García Rodero o el retrato de Swinton pintado por su pareja, el artista alemán Sandro Kopp.

La habitación de al lado es una película bastante sintética, en la que no hay tiempos muertos y en la que cada escena completa el retrato de las dos mujeres y de ese contexto burgués y cultural del que proceden, con las licencias marca de la casa y que más gustan a los fieles del director manchego. Pero la verosimilitud y el realismo nunca han sido la preocupación del manchego, más interesado en llevarse a su terreno el melodrama clásico americano y traerlo a la actualidad. Y es por ello que el dibujo de Nueva York responde, en cierta manera, a la visión de una ciudad mítica desde la perspectiva de un cinéfilo sibarita, de grandes parques y apartamentos de ladrillo visto, de librerías de techos altos y restaurantes a la orilla de un lago. Y siempre añadiendo ese guiño queer algo estrafalario que lo ancla a su primer cine.

placeholder Tilda Swinton, Pedro Almodóvar y Julianne Moore trabajando en 'La habitación de al lado'. (Iglesias Mas)
Tilda Swinton, Pedro Almodóvar y Julianne Moore trabajando en 'La habitación de al lado'. (Iglesias Mas)

Al igual que en sus anteriores películas, y amparado por la carga política y discursiva de la novela de Nunes, el director aprovecha también en La habitación de al lado para refrendar los alegatos de sus personajes sobre temas tan candentes como el calentamiento global o la eutanasia. Tanto que uno siente hablar al propio Almodóvar a través de las voces de Swinton y Moore.

Colateralmente por La habitación de al lado pasan personajes como el de John Turturro, amigo y examante de ambas, o los de Juan Diego Botto -con ese inglés perfecto- y Raúl Arévalo, que apuntalan los recuerdos que nos sirven para desentrañar la personalidad de Martha. Porque lo importante en La habitación de al lado es el perdón a uno mismo y el saber encajar la finitud de las cosas, y el ser conscientes de que nunca llegaremos a conocer plenamente a una persona, que cualquier intento de condensar una vida en palabras o en actos es un simple bosquejo.

El apocalipsis climático, la muerte, el mundo que retrata la novelista estadounidense Sigrid Nunez en Cuál es tu tormento (Anagrama, 2020), aboca a un final doloroso e inevitable. Un final colectivo, el de una sociedad terminal, y un final individual, el de la amiga de su protagonista, diagnosticada de un cáncer muy agresivo con la única posibilidad de supervivencia puesta en un tratamiento experimental. "Era demasiado tarde, habíamos vacilado durante demasiado tiempo. Nuestra sociedad ya se había vuelto demasiado fragmentada y disfuncional para que arreglásemos a tiempo los errores calamitosos que habíamos cometido", augura uno de los personajes durante la presentación de un libro dentro del libro. Pero la prosa limpia, rítmica, observadora y aguda de Nunez no es fatalista. Más bien al contrario. El mismo personaje, en su monólogo indirecto, propone la única redención posible: "Aprender cómo pedir perdón y cómo reparar en alguna diminuta medida del daño devastador que les hemos hecho a nuestra familia humana y a las demás criaturas y a la hermosa tierra. Amar y perdonarnos los unos a los otros lo mejor que podamos. Y aprender a decir adiós".

Críticas de cine Cine español Cine
El redactor recomienda