Todavía tienes tiempo para verla en Netflix: la obra maestra del cine que retrató la posguerra en España
Fue el brillante debut de Víctor Erice y Ana Torrent, que regaló una interpretación conmovedora con tan solo 7 años de edad. 'Cerrar los ojos', con varias nominaciones a los Premios Goya, ha sido su colaboración más reciente
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Considerada una de las joyas más emblemáticas del cine español, El espíritu de la colmena (1973), dirigida por Víctor Erice, se ha ganado un lugar privilegiado en la historia cinematográfica no solo de España, sino del mundo. Erice nos ofrece una película atemporal, profundamente simbólica y llena de significados ocultos, que explora temas esenciales como la inocencia, el miedo, la soledad y la búsqueda de la verdad en un contexto marcado por la desolación de la posguerra española.
El brillante debut de Víctor Erice se encuentra ahora disponible en Netflix, permitiendo que una nueva generación de espectadores pueda disfrutar de este relato profundamente evocador. La película está ambientada en un pequeño pueblo castellano en 1940, poco después de la Guerra Civil española, y sigue la historia de Ana, una niña de seis años interpretada por Ana Torrent.
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La trama gira en torno al impacto que tiene la proyección de la película Frankenstein en la mente infantil de Ana, desatando una serie de preguntas existenciales que se reflejan en su búsqueda del mítico monstruo. La aparición de Frankenstein es una metáfora poderosa, donde la pequeña, en su inocencia, intenta comprender la vida y la muerte, el bien y el mal.
Una mirada a la infancia de la posguerra
A través de sus ojos, Erice presenta un delicado retrato de la infancia y la pérdida de la inocencia, en un entorno rural que respira vacío y desolación. El estilo de Víctor Erice en El espíritu de la colmena se distingue por su lenguaje visual, con una cinematografía que utiliza la luz y la sombra para comunicar tanto como los diálogos. Su narrativa, pausada y contemplativa, invita a los espectadores a sumergirse en la melancolía de la historia, explorando temas universales como la soledad.
En esta escena de El espíritu de la colmena (1973), Ana Torrent estaba viendo Frankenstein (1931) por primera vez. Sus reacciones ante la película son reales. pic.twitter.com/0jSHRCFNM7
— Cinéfilos (@_Cinefilos_) May 22, 2018
Erice construye su historia a través de una narrativa poética y profundamente atmosférica, apoyada en la extraordinaria dirección de fotografía de Luis Cuadrado. Los vastos paisajes vacíos de Castilla, la luz dorada que inunda los interiores y los largos silencios son elementos clave en la creación de una sensación de aislamiento, tanto físico como emocional. Cada escena parece pensada como un cuadro, lo que hace que el ritmo lento de la película se convierta en un viaje contemplativo para el espectador.
Este cine de autor presenta una particular sensibilidad que escapa a las normas comerciales, y ahí radica parte de su genialidad. Erice nos obliga a observar, a reflexionar, y a interpretar las acciones y emociones de los personajes de una forma muy personal. Las preguntas sobre la vida, la existencia y la identidad se hacen palpables en el silencioso mundo de Ana, que lucha por comprender el entorno que la rodea. Erice evita ofrecer respuestas fáciles, permitiendo que los silencios y la ambigüedad hablen por sí mismos.
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Los personajes de Fernando Fernán Gómez (La lengua de las mariposas) y Teresa Gimpera (La guerra de papá), que interpretan a los padres de Ana, juegan un papel crucial en la creación de este universo cerrado y melancólico. Ambos representan una generación marcada por la guerra, el desencanto y la resignación, lo que contrasta de manera brutal con la frescura y curiosidad de Ana. Mientras su padre se refugia en la apicultura y su madre en la correspondencia con un amante ausente, Ana deambula entre la realidad y la fantasía, buscando respuestas en un entorno que apenas le ofrece comunicación.
La película es también una crítica velada al régimen franquista y a la España de la dictadura, donde el miedo, la represión y el silencio lo dominaban todo. La colmena del título es, en sí misma, una metáfora del sistema social que estrangulaba la vida de los individuos, condenándolos a una existencia vacía y carente de sentido. Sin embargo, Erice presenta este contexto histórico sin explicaciones directas, confiando en la capacidad del espectador para descifrar los códigos ocultos tras las imágenes y el subtexto.
Más allá de su contexto político y social, El espíritu de la colmena es una meditación sobre la infancia. El uso de una narrativa fragmentada y las largas secuencias silenciosas reflejan el mundo subjetivo y confuso de los niños, quienes a menudo ven la realidad de manera difusa. Ana vive entre dos mundos: uno real, donde la muerte y el dolor están presentes, y uno imaginario, donde los monstruos pueden cobrar vida.
Este largometraje es considerado, con razón, una de las mejores películas del cine español, y ha sido alabado por su capacidad para resonar a través del tiempo. La oportunidad de verla en Netflix no solo es un deleite para los cinéfilos, sino también una ocasión para redescubrir una obra de arte que sigue abordando los temas más profundos de la naturaleza humana.
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Considerada una de las joyas más emblemáticas del cine español, El espíritu de la colmena (1973), dirigida por Víctor Erice, se ha ganado un lugar privilegiado en la historia cinematográfica no solo de España, sino del mundo. Erice nos ofrece una película atemporal, profundamente simbólica y llena de significados ocultos, que explora temas esenciales como la inocencia, el miedo, la soledad y la búsqueda de la verdad en un contexto marcado por la desolación de la posguerra española.