"Lo bueno, se hace esperar". Esta película tardó 20 años en hacerse realidad y se convirtió en una de las mejores del cine de ciencia ficción

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En el vasto universo del cine de ciencia ficción, pocas películas pueden presumir de un recorrido tan tortuoso y prolongado hacia la gran pantalla como Desafío total (Total Recall), la icónica cinta que finalmente vio la luz en 1990, bajo la dirección de Paul Verhoeven. Basada en el relato corto We can remember it for you wholesale, de Philip K. Dick, la película se convirtió en un hito del género, pero su camino hacia la inmortalidad cinematográfica estuvo marcado por un arduo proceso de gestación que duró dos décadas.

El proyecto, inicialmente concebido a finales de los años 60, fue pasando de mano en mano y de guionista en guionista, con múltiples directores interesados en darle vida. Sin embargo, las complejidades técnicas y narrativas que planteaba su ambiciosa trama, que mezclaba realidad, sueños y recuerdos implantados, retrasaron su producción durante años. No fue hasta que la tecnología alcanzó un nivel que permitía materializar la visión de Dick cuando Desafío total pudo salir del limbo en el que se encontraba.

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Sus guionistas Ronald Shusett y Dan O'Bannon empezaron a trabajar en la idea de esta cinta, pero se dieron cuenta de que lo que querían llevar al cine conllevaría un coste demasiado alto que, en ese momento, su bolsillo no se podía permitir. Entonces, desecharon el proyecto y comenzaron a desarrollar Alien: el octavo pasajero, que luego situaría a Arnold Schwarzenegger como emblema de la franquicia de Terminator.

Una violenta ciencia ficción

Finalmente, en 1989, con un elenco encabezado por Arnold Schwarzenegger y Sharon Stone, y bajo la audaz dirección de Verhoeven, la película comenzó a tomar forma. La trama, que sigue a Douglas Quaid (Schwarzenegger), un obrero de la construcción cuya vida da un giro inesperado tras someterse a un proceso de implantación de recuerdos, se desarrolló en un vibrante y distópico Marte, lleno de conspiraciones y secretos. La interpretación de Schwarzenegger, combinada con los efectos especiales revolucionarios para la época, y un guion que mantenía al espectador al borde del asiento, fueron elementos clave para su éxito.

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Ganadora de un premio Oscar en la categoría de mejores efectos visuales, Desafío total no solo fue un éxito en taquilla, sino que se convirtió en un referente dentro del género de ciencia ficción. Su influencia es palpable en muchas de las producciones posteriores, tanto en cine como en televisión. Además, la película cuenta con un trasfondo filosófico que sigue siendo tema de debate: ¿qué es real y qué no lo es? Esta cuestión, en el corazón de la narrativa, sigue resonando entre los fanáticos y críticos más de tres décadas después de su estreno.

Sin embargo, la historia de Desafío total no terminó ahí. En 2012, Hollywood decidió revivir esta icónica historia con una nueva versión, dirigida por Len Wiseman y protagonizada por Colin Farrell. Esta reinterpretación se alejó del Marte distópico de la original y situó la acción en una futurista Tierra dividida entre la Federación Unida de Bretaña y la Colonia. Aunque la película de Farrell apostó por un enfoque visualmente más sofisticado y una narrativa más directa, no logró replicar el impacto cultural de la versión de 1990.

La interpretación de Farrell como Douglas Quaid recibió críticas mixtas, con algunos valorando su esfuerzo por diferenciarse de la icónica actuación de Schwarzenegger, mientras que otros sentían que la película carecía del encanto y la ambigüedad filosófica que hicieron de la original un clásico. A pesar de las comparaciones inevitables, la versión de 2012 se sostuvo como una sólida película de acción y ciencia ficción, pero sin alcanzar el estatus de culto de su predecesora. En 2020, la película se reestrenó en cines, con una versión restaurada en 4K.

El viaje de Desafío total, desde su concepción en los años 60 hasta su versión más reciente, es un testimonio de cómo algunas historias resisten el paso del tiempo y siguen cautivando a nuevas generaciones. Al final, lo bueno se hace esperar, y la historia de Douglas Quaid, en cualquiera de sus versiones, continúa siendo un fascinante desafío para nuestra percepción de la realidad.

El largo proceso que llevó a su realización, lejos de ser una anécdota olvidable, se ha convertido en parte del mito de la cinta. Los desafíos técnicos y creativos que enfrentó la producción, lejos de diluir su impacto, contribuyeron a forjar una obra de culto que, aún hoy, se mantiene como uno de los pilares del cine de ciencia ficción. Al final, la espera valió cada uno de esos 20 años: pasó a la historia por ser una de las últimas de la industria de Hollywood en utilizar efectos especiales tradicionales. La película puede alquilarse en Apple TV+, desde 2,99 euros.