Estas películas tienen más de 15 años y vuelven a la gran pantalla: perfectas para redescubrirlas este puente
Parece que el tiempo no ha pasado por ellas, y es que ambas son dos ejemplos de puro entretenimiento, en el que cada imagen estaba cuidada al detalle
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El pasado jueves, 15 de agosto, los cines españoles se llenaron de emoción con el reestreno de dos películas del género de aventuras, que dejaron una huella imborrable en la memoria de los espectadores a finales de la primera década del nuevo milenio. Ambas películas, dirigidas por dos visionarios del cine, Sam Raimi y Henry Selick respectivamente, vuelven a la pantalla grande, ofreciendo una oportunidad única para redescubrir su magia y, para algunos, experimentar su encanto por primera vez.
Su reestreno es un tributo a la evolución del cine en las últimas dos décadas. Ambas películas marcaron hitos en sus respectivos géneros (la acción real y la animación), y ayudaron a definir la estética y las narrativas que seguirían muchas otras producciones. Su reaparición en los cines es un recordatorio de cómo han resistido la prueba del tiempo, permaneciendo relevantes y cautivadoras para diversas audiencias.
Este gran regreso a la gran pantalla también recuerda el poder del cine como una experiencia colectiva. La energía del cine, con su sonido envolvente y las grandes dimensiones de la pantalla, ofrece la inmersión total exigida por ambas obras, en las que los efectos especiales y cuidado detalle están presentes en cada una de sus imágenes.
Épico final de una trilogía
Por una parte, Spider-Man 3 cierra la trilogía original de Sam Raimi sobre el superhéroe arácnido de Marvel, interpretado por Tobey Maguire, antes de que Andrew Garfield y Tom Holland cogieran su relevo. En esta entrega, Peter Parker enfrenta sus desafíos más oscuros cuando Venom, un simbionte alienígena, se fusiona con su traje, amplificando sus poderes pero también sus peores impulsos.
Al mismo tiempo, debe lidiar con la aparición de nuevos villanos, como el Hombre de Arena, y la deteriorada relación con su mejor amigo, Harry Osborn. La obra destaca por su exploración de la dualidad del héroe, la complejidad de las relaciones humanas y, por supuesto, sus inolvidables escenas de acción, así como la transformación del traje de Spider-Man. Volver a verla en cines permite apreciar la maestría con la que Raimi mezcla el drama personal con el espectáculo visual, recordando por qué Spider-Man sigue siendo uno de los personajes más queridos del universo de cómics. Una reivindicación en toda regla al Spider-Man original, antes de que su mundo se complicase con el metaverso.
La niña con botones en los ojos
Hablando de diferentes universos, la segunda película que se reestrena este puente de la Asunción de la Virgen es Los mundos de Coraline. Una obra maestra del stop-motion, creada por el popular estudio Laika y basada en la novela de Neil Gaiman, lleva a los espectadores a un mundo oscuro y fascinante que juega con los límites entre la realidad y la fantasía.
La historia sigue a Coraline Jones, una niña que, al sentirse ignorada por sus padres, descubre una puerta secreta en su nueva casa que la lleva a un universo paralelo donde todo parece ser mejor, hasta que descubre la siniestra verdad que se oculta detrás de esa fachada perfecta. La película de Henry Selick (responsable de Pesadilla antes de Navidad) es un viaje visualmente deslumbrante, con una narrativa que captura tanto a niños como a adultos. Revisitando Los mundos de Coraline en la pantalla grande, uno puede sumergirse nuevamente en su atmósfera única y en los intrincados detalles de su animación.
El reestreno de estas películas no solo es una invitación para los fans nostálgicos, sino también una oportunidad para una nueva generación de cinéfilos que tal vez no tuvieron la posibilidad de disfrutarlas en su estreno original. Spider-Man 3 y Los mundos de Coraline representan dos enfoques distintos del cine: uno con grandes explosiones y dilemas de superhéroes, y otro con una historia íntima, envuelta en una atmósfera de cuento de hadas oscuro. Sin embargo, ambos comparten la capacidad de sumergir al espectador en universos completamente diferentes, donde la realidad se difumina y los personajes enfrentan sus desafíos más profundos.
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