La desconocida joya del Studio Ghibli que tienes que ver si te gustó 'El viaje de Chihiro'

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No han sido pocas las veces que la Academia de Hollywood se ha rendido al encanto de Studio Ghibli. Su última revelación fue El chico y la garza, que le birló el Oscar a la española Robot Dreams. Pero, no fue, desde luego, un camino de rosas. Aunque hoy en día las películas del renombrado estudio gozan de un estatus de culto a nivel global, su reconocimiento masivo no fue inmediato. Mi vecino Totoro es un claro ejemplo de cómo algunos fenómenos han ido creciendo de manera retrospectiva.

El tercer largometraje de Hayao Miyazaki, y el segundo bajo la producción de Ghibli, se estrenó en 1988 con una tímida recaudación. Sin embargo, la popularidad de Totoro, el entrañable espíritu del bosque que protagoniza la historia, fue en aumento conforme Ghibli se consolidaba como un referente en la animación cinematográfica, especialmente tras los éxitos globales de La princesa Mononoke (1997) y El viaje de Chihiro (2001).

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Jorge García González

Fundado por Hayao Miyazaki e Isao Takahata, el estudio no solo redefinió lo que puede lograr la animación, sino que también elevó el género a un nivel artístico y narrativo pocas veces visto. Ghibli ha sido capaz de trascender fronteras culturales a través de sus historias, que combinan una exquisita atención al detalle visual con temáticas universales y emotivas. Sus películas no solo ofrecen una experiencia visual deslumbrante, sino que también exploran cuestiones profundas de la condición humana, la naturaleza, y el crecimiento personal, resonando con el público de todas las edades y orígenes.

El reto de hacerse mayor

Pero, hay un tesoro oculto en Netflix del que tardarás en recuperarte este verano: es una de las obras más intimistas y conmovedoras de Ghibli. Recuerdos del ayer (titulada originalmente Omohide Poro Poro) se estrenó en 1991 y, a diferencia de las cintas más populares del estudio, se aleja de la fantasía para adentrarse en una narrativa más realista y nostálgica. La película sigue la historia de Taeko, una mujer de 27 años que se embarca en un viaje al campo para visitar a la familia de su cuñado. Durante el trayecto, Taeko rememora su infancia en los años 60, enfrentándose a los recuerdos de su niñez y a los dilemas de su vida adulta.

Lo que distingue a Recuerdos del ayer de otros clásicos de Ghibli es su enfoque en las pequeñas cosas de la vida y en las emociones cotidianas. La película combina una animación tradicional exquisita con una narrativa introspectiva que invita al espectador a reflexionar sobre su propio pasado y las decisiones que nos moldean. Isao Takahata, cofundador del Studio Ghibli junto a Hayao Miyazaki, demuestra aquí su habilidad para capturar la belleza en lo mundano, una marca distintiva que también se ve en otras de sus obras como La tumba de las luciérnagas.

Para aquellos que se han dejado llevar por las aventuras propuestas por El viaje de Chihiro o Mi vecino Totoro, Recuerdos del ayer ofrece una experiencia diferente pero igual de cautivadora. La película, sin necesidad de recurrir a criaturas mágicas o mundos fantásticos, logra construir un universo emocionalmente rico a través de la introspección y la nostalgia. Esta joya, aunque menos conocida, se suma al legado de Ghibli como un viaje interior, evocando la nostalgia de la niñez con una precisión y delicadeza pocas veces vistas en el cine de animación.

Ahora que la película está disponible en Netflix, es el momento perfecto para redescubrir este clásico olvidado. Prepárate para un viaje emocional que, como la misma Taeko, te hará reencontrarte con los recuerdos más entrañables y reflexionar sobre las decisiones que te han llevado a ser quien eres hoy.