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'Spiritwalker': un 'blockbuster' de acción coreano que no deja un segundo para el aburrimiento
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'Spiritwalker': un 'blockbuster' de acción coreano que no deja un segundo para el aburrimiento

Más allá de Bong Joon-ho, en Corea del Sur también producen taquillazos de acción con muchas patadas, mucha espectacularidad y no tanto fundamento

Foto: Yoon Kyesang es Kang I-an. (Cinemaran)
Yoon Kyesang es Kang I-an. (Cinemaran)

"La comedia más taquillera de Francia". Durante años —y varias veces al año—, este reclamo ha servido para llenar las salas de cine. Sin grandes directores ni actores excesivamente conocidos para el público español, estas producciones buscaban ese espacio entre 'blockbuster' y 'blockbuster' americano para ir rascando taquilla de sobremesa y de domingo. E iban sobreviviendo. Ahora, desde el lejano Oriente, llega la versión "la película número uno en Corea". Siendo hace 20 años una cinematografía marginal para los muy cafeteros, Corea del Sur se ha convertido en una potencia audiovisual que ha terminado de explotar con el Oscar a mejor película para 'Parásitos', de Bong Joon-ho, en 2020 y el éxito global de la serie 'El juego del calamar'. Una notoriedad que ha abierto camino a otras producciones coreanas menos autorales y más de masas que se parecen más a la segunda que a la primera: mucha acción, muchos puntos de giro y algo de artes marciales.

'Spiritwalker' entra en esa categoría. Tras su paso por la sección Panorama Fantàstic del Festival de Sitges, esta película de acción fantástica llega a las salas españolas después de haberse convertido en uno de los títulos más exitosos del año en Corea del Sur. Y demuestra que hay cinematografía más allá de los grandes como Bong, Park Chan-wook o Hong Sang-soo —este último acaba de ganar el Gran Premio del Jurado en Berlín—. Yoon Jae-keun, el responsable de 'Spiritwalker', no entra dentro de este grupo de cineastas de reputación internacional, sino que es más bien un realizador de cine de acción, más entretenimiento que arte.

placeholder 'Spiritwalker', un 'thriller' fantástico surcoreano. (Cineraman)
'Spiritwalker', un 'thriller' fantástico surcoreano. (Cineraman)

Buscando el efectismo y la convulsión, 'Spiritwalker' parte de la premisa del intercambio de cuerpos: cada doce horas, el protagonista se despierta en el cuerpo de otra persona habiendo olvidado su vida en el cuerpo anterior. Tan solo breves momentos de lucidez, recuerdos de caras y lugares, le permiten intentar construir un pasado. Ian (Yoon Kye-sang) se despierta un día tras haber sufrido un accidente de tráfico. No sabe quién es ni dónde está, pero cuando lo llevan al hospital descubre que, además, tiene un disparo en el hombro. Además, en el reflejo de los cristales se encuentra con un hombre que no es él. El director juega al desconcierto y la desorientación intercambiando también los actores que interpretan al protagonista. Y lo cierto es que confunde. Aunque a pesar de que el espíritu del protagonista pasa de cuerpo a cuerpo, al final el director opta por utilizar a Yoon Kye-sang de actor ancla, para no confundir aún más al espectador.

Al principio, el protagonista cree que va ocupando cuerpos de manera aleatoria, hasta que encuentra un cierto patrón, una conexión entre las identidades que adopta mientras intenta descubrir la suya propia. Este contexto lo utiliza el director para enmarcar una serie de persecuciones, combates de artes marciales y secuencias con efectos especiales que hacen que el personaje se traslade en el espacio y de tiempo sin moverse del sitio.

placeholder Otro momento de 'Spiritwalker'. (Cineraman)
Otro momento de 'Spiritwalker'. (Cineraman)

Sin saber por qué, el protagonista se encuentra con un grupo de mafiosos quiere matarlo. Para sobrevivir, debe recomponer el puzle mental que le ha llevado a dicha situación. A medida que avanza la trama, Ian se da cuenta de que tiene ciertas habilidades —como el manejo de armas— que le hacen sospechar que o bien es un agente de la ley o bien es un criminal. Sin ser demasiado original, ya que la película bebe tanto de la saga Bourne como 'thrillers' surcoreanos más actuales del estilo de 'El hombre sin pasado' (2010). Tampoco pretende ser demasiado sofisticada, con líneas de diálogo del estilo de "Yo solo hago lo que me mandan: secuestro, mato, doy palizas... y eso".

Y ese es precisamente el punto débil de 'Spiritwalker'. A pesar de que la acción es trepidante, las coreografías están bien orquestadas —aunque no son apabullantes, que es lo mínimo que se le exige a la acción asiática— y el misterio sobre la identidad del protagonista mantiene al espectador enganchado a la pantalla, hay una evidente falta de carisma y personalidad en el director, que no aporta una mirada más profunda sobre temas como la identidad o la corrupción. No hay tampoco ninguna idiosincrasia cultural en lo que parece un producto nacido para emular, a su manera, el cine de Hollywood. Nada resulta extraño y, por lo tanto, nada resulta diferente.

'Spiritwalker' podría plantearse como un videojuego en el que el protagonista huye y debe pasar de pantalla enfrentándose a diferentes obstáculos hasta llegar al monstruo final. Acercándose a la película sin pretensión más allá del entretenimiento, 'Spiritwalker' es una película trepidante, que no da un solo respiro, ni siquiera para pensar. A pesar de la música machacona y de la fotografía y los escenarios excesivamente artificiosos, el director ofrece dosis más que aceptables de globulina y pólvora, y maneja una cámara en constante movimiento que no deja absolutamente ningún espacio para el aburrimiento.

"La comedia más taquillera de Francia". Durante años —y varias veces al año—, este reclamo ha servido para llenar las salas de cine. Sin grandes directores ni actores excesivamente conocidos para el público español, estas producciones buscaban ese espacio entre 'blockbuster' y 'blockbuster' americano para ir rascando taquilla de sobremesa y de domingo. E iban sobreviviendo. Ahora, desde el lejano Oriente, llega la versión "la película número uno en Corea". Siendo hace 20 años una cinematografía marginal para los muy cafeteros, Corea del Sur se ha convertido en una potencia audiovisual que ha terminado de explotar con el Oscar a mejor película para 'Parásitos', de Bong Joon-ho, en 2020 y el éxito global de la serie 'El juego del calamar'. Una notoriedad que ha abierto camino a otras producciones coreanas menos autorales y más de masas que se parecen más a la segunda que a la primera: mucha acción, muchos puntos de giro y algo de artes marciales.

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