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'Chavalas': el lado oscuro y repelente de la Barcelona guay
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'Chavalas': el lado oscuro y repelente de la Barcelona guay

El debut en el largometraje de Carol Rodríguez Colás retrata el proceso de reconciliación de una fotógrafa desclasada con el barrio de su infancia

Foto: 'Chavalas'. (Filmax)
'Chavalas'. (Filmax)

"En la escuela primaria siempre dijeron que yo era una niña con altas capacidades y sensibilidades, y siempre se me dio bastante bien dibujo y literatura. (...) Pero mi padre me convenció de que estudiara ADE o Derecho y dejara el arte para mis ratos libres. "Además, todo esto de la cultura, hija, son contactos. Sé realista"." En 'Listas, guapas, limpias' (Caballo de Troya, 2019), la escritora Anna Pacheco resigue el proceso de desclasamiento que vive la protagonista, una joven de clase obrera de barrio periférico de Barcelona, cuando ingresa en la universidad y empieza a relacionarse con estudiantes de otra extracción social. A pesar de haber sido una de las más listas de su instituto, la chica se descubre de pronto desplazada de las conversaciones de sus nuevos compañeros de estudios que versan sobre películas iraníes, bandas de posrock y escritores de culto estadounidenses, debates que el resto entabla con sorprendente naturalidad. La protagonista de 'Listas, guapas, limpias' enmascara con alguna excusa creíble su silencio en estas charlas, avergonzada de descubrir que la diferencia de clase también se manifiesta en un capital cultural al que ella no ha tenido acceso.

Algo similar le sucede a Marta (Vicky Luengo), la protagonista de 'Chavalas', una fotógrafa que se mueve por el mundillo artístico de la Barcelona más 'cool'. La crisis la deja sin trabajo y la colega con quien compartía el piso en la ciudad cambia de planes. Marta se da cuenta de que ella no dispone de esa agenda de contactos a la que alude el padre de 'Listas, guapas, limpias' para mantenerse a flote en la escena cultural barcelonesa. Así que se ve obligada de repente a volver a casa de sus progenitores en Sant Ildefons, en Cornellà de Llobregat, uno de esos barrios obreros levantados a golpe de especulación para albergar la llegada de inmigrantes a Cataluña en los años sesenta.

Para Marta, este regreso supone una especie de derrota, un retorno a unos orígenes populares que le parecen vergonzantes y que creía superados ahora que había conseguido trabajo en la Barcelona de apariencia más moderna. Ni el reencuentro con sus amigas de toda la vida, que la acogen incluso antes de que ella acuda a sus padres, le quita esa sensación de fracaso que asocia con el retorno al barrio. No se atreve a explicar a sus contactos de la capital catalana que se traslada a apenas una decena de paradas de metro de su residencia habitual y prefiere inventarse que está a punto de inaugurar una exposición en Estocolmo. Y en el barrio deja clara su idea de que su vida tiene poco que ver con las de otras compañeras que se han quedado allí.

'Chavalas' supera el peligro de la mirada facilona al conflicto centro-periferia

Como Anna Pacheco en 'Listas, guapas, limpias', Carol Rodríguez Colás bucea en su propia experiencia personal para llevar a cabo en su primer largometraje un retrato del desclasamiento que acompaña a una joven de barrio con vocación artística. En 'Chavalas', sin embargo, el retrato de la escena de la Barcelona 'guay' (una concepción por otro lado ahora mismo bastante caduca) y del enmascaramiento que lleva a cabo la protagonista para encajar en ella tienden al principio a la caricatura fácil. En el arranque del filme, se sufre por la posibilidad de encontrarnos ante una película que simplifica el contraste entre una capital supuestamente moderna pero artificiosa y repelente, y un barrio periférico modesto, pero que atesora la esencia de lo auténtico. Aunque el personaje de Vicky Luengo arrastra a lo largo de casi todo el metraje esta visión, la película supera el peligro de quedarse en la mirada superficial y facilona al conflicto centro-periferia, gracias sobre todo a dos aspectos.

placeholder Las amigas del instituto de Marta. (Filmax)
Las amigas del instituto de Marta. (Filmax)

Carol Rodríguez Colás coincide con otras mujeres cineastas a la hora de otorgar una importancia capital a la relación de la protagonista con sus amigas. Uno de los puntos fuertes de 'Chavalas' radica en lo bien trabajada que está la representación de la amistad de Marta con sus tres colegas del instituto, con todos sus matices, complejidades y malos rollos, a lo que contribuyen también las magníficas interpretaciones de Elisabet Casanova como Bea, Carolina Yuste como Desi y Ángela Cervantes como Soraya.

Por otro lado, 'Chavalas' se convierte en un poderoso retrato del barrio que huye tanto de las estigmatizaciones como de la tendencia a cierta 'exotización' supuestamente positiva, las dos perspectivas habituales con que se ha enfocado la mirada a lo que llamamos periferia desde los centros urbanos. La película rechaza la idea de asociar en pleno siglo XXI los núcleos de viviendas densamente poblados a cuestiones como la delincuencia, las drogas, los índices disparados de desocupación y, en general, los estilos de vida marginales o disfuncionales. Pero también se niega a presentar la cotidianidad en Sant Ildefons bajo el prisma pintoresco de la llamada cultura urbana y su imaginario visual, la única articulación estética con que parece que la idea de barrio pueda visualizarse en los medios de comunicación.

placeholder Fotograma de 'Chavalas'. (Filmax)
Fotograma de 'Chavalas'. (Filmax)

Sin caer en el costumbrismo más tópico, 'Chavalas' propone normalizar la representación de la vida diaria en un entorno metropolitano de clase obrera, con sus bares de botellines de cerveza, sus fotógrafos resistentes de bodas, bautizos y comuniones (aquí un José Mota en un registro inusual), las clases de tai-chi en la plaza de los bloques, y las madres que siguen ejerciendo de madres aunque ya no toque (Cristina Plazas, que se merecería un papel protagonista en cine a la altura de su talento).

El proceso de reconciliación con la idea de barrio se lleva a cabo a través de la idea de mirada y del trabajo de fotógrafa de la protagonista. La película conecta con filmes como 'Caras y lugares' (2017) de Agnès Varda y JR al acabar reivindicando el arte que pone en su objetivo esos rostros y esos espacios tradicionalmente ignorados por el canon cultural. 'Chavalas' nos habla también de la necesidad, y la dificultad, para una artista de clase obrera de encontrar una mirada propia. Se agradece finalmente que la película tampoco convierta el barrio en la única meta posible o deseable para quienes han crecido en él, y plantee una solución tan creíble como abierta a este reto de contemplar un horizonte más allá del entorno en que creciste sin que esto suponga traicionar tus raíces.

"En la escuela primaria siempre dijeron que yo era una niña con altas capacidades y sensibilidades, y siempre se me dio bastante bien dibujo y literatura. (...) Pero mi padre me convenció de que estudiara ADE o Derecho y dejara el arte para mis ratos libres. "Además, todo esto de la cultura, hija, son contactos. Sé realista"." En 'Listas, guapas, limpias' (Caballo de Troya, 2019), la escritora Anna Pacheco resigue el proceso de desclasamiento que vive la protagonista, una joven de clase obrera de barrio periférico de Barcelona, cuando ingresa en la universidad y empieza a relacionarse con estudiantes de otra extracción social. A pesar de haber sido una de las más listas de su instituto, la chica se descubre de pronto desplazada de las conversaciones de sus nuevos compañeros de estudios que versan sobre películas iraníes, bandas de posrock y escritores de culto estadounidenses, debates que el resto entabla con sorprendente naturalidad. La protagonista de 'Listas, guapas, limpias' enmascara con alguna excusa creíble su silencio en estas charlas, avergonzada de descubrir que la diferencia de clase también se manifiesta en un capital cultural al que ella no ha tenido acceso.

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